PARÁLISIS DEL SUEÑO

 

 

Se trata de una parasomnia frecuente, y a pesar de ser un trastorno benigno del sueño, puede provocar angustia, sobre todo si se producen alucinaciones. Puede ocurrir en el momento de comenzar a dormir o al despertarse Su duración suele ser corta, generalmente entre uno y tres minutos, tras los cuales la parálisis cede espontáneamente. Durante este episodio, no existe ningún peligro vital, ya que los músculos respiratorios siguen funcionando automáticamente.

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Este trastorno está catalogado en la Clasificación Internacional de Trastornos del Sueño dentro del grupo de las parasomnias (trastornos de la conducta durante del sueño).

 

 

¿POR QUÉ OCURRE?

Es un fenómeno fisiológico que ocurre de esta manera: al dormir, nuestro cerebro desactiva algunas de las funciones motrices del organismo; y en este caso, ocurre que al despertarnos nuestro cerebro despierta pero nuestro cuerpo aún no lo hace por una falla de sincronización. Algunos circuitos neuronales siguen sobreexcitados y producen pesadillas que la persona puede sentir que son reales, se despierta abruptamente para defenderse pero el organismo no responde rápidamente. Esta falta de respuesta se debe a que el organismo está en un momento de profunda relajación. Algunos expertos también afirman que este estado podría estar relacionado con alguna alteración de los niveles de los neurotransmisores GABA y glicina.

 

 

¿QUIÉNES PUEDEN SUFRIR PARÁLISIS DEL SUEÑO?

Cualquier persona puede experimentarlo aunque, según las estadísticas, ocurre con mayor frecuencia en personas con trastornos del sueño como insomnio, estrés y fatiga crónica. Los expertos afirman que cuando una persona se encuentra bajo mucha presión o estrés, al momento de dormir, el cuerpo aún permanece en estado de alerta sobre una supuesta situación de amenaza, lo que dificulta la posibilidad de un sueño normal.

 

Se considera que la parálisis del sueño ocurre por lo menos una vez en la vida a un porcentaje muy alto de la población: entre el 50% y el 60%, según los diferentes estudios que se han realizado.

 

Por otro lado, ocurre de manera más frecuente en pacientes que sufren de ansiedad crónica, trastorno de bipolaridad y depresión.

 

 

SÍNTOMAS

 

1. Incapacidad de movimiento. Se pueden presentar dificultades para mover el tronco o alguna extremidad del cuerpo.

 

2. Parálisis del cuerpo. Puede ser parcial o total.

 

3. Alucinaciones. El cerebro puede crear alucinaciones o la sensación de eventos sobrenaturales.

 

 

EXPERIENCIAS TÍPICAS QUE SUCEDEN DURANTE LA PARÁLISIS DE SUEÑO

 

Sensación de una presencia extraña. Sensación de una o varias presencias en la casa a las que se considera como «intrusos». Es una impresión indefinida acompañada de angustia y temor.

 

Presencia amenazante. Los encuestados interpretan que la naturaleza de la presencia y el ambiente que la rodea es peligrosa o malévola, y que intenta la posesión (a veces el rapto o abducción en el caso de los visitantes de dormitorio). Se acompaña de un fuerte sentimiento de terror, peligro y urgencia; necesitan despertarse lo más pronto posible.

 

Alucinaciones visuales. Más o menos vívidas, inconstantes, vagas e indefinidas, cercanas a la pseudo-alucinación; el estímulo externo percibido se reconoce como real. En el caso de la presencia, esta queda fuera de la vista, o en la periferia del campo de visión, o camuflada entre las sombras de la habitación; en algunos casos se relatan imágenes detalladas de objetos y seres como fantasmas, figuras oscuras a los pies de la cama, esqueletos, calaveras, etc.

 

Alucinaciones auditivas. Al igual que en las alucinaciones visuales se tiene la convicción de que los sonidos son reales y que provienen del exterior más que de la propia mente. Son sonidos elementales, mecánicos e intensos como zumbidos, rumores, siseos, correteos, rugidos, campanadas, golpes, vibraciones, silbidos, etc.

 

Alucinaciones táctiles. Son frecuentes y están relacionadas con la presencia intrusiva; incluye la sensación de que el colchón se hunde, que alguien se sienta, que le retira las sábanas o que la agarra de las manos.

 

Dificultades respiratorias. Sensaciones de presión en el pecho, dificultad para respirar, estrechez alrededor del cuello como si fuera estrangulado, y sensaciones de sofocación y asfixia; estas percepciones pueden explicarse por la parálisis de los músculos voluntarios; el estado de sofocación produce gran angustia, pánico y temor de asfixiarse.

 

 

CONSEJOS PARA DETENER UNA CRISIS

- Tomar conciencia que se está sufriendo solo una equivocación del cerebro que evita que puedas actuar fuera de tus sueños paralizando el cuerpo.

 

- Para poder moverse, se recomienda relajarse y no perder la calma ya que solo se trata de un proceso temporal, en el que en realidad no corremos ningún peligro. Dado que la respiración se produce automáticamente, la persona necesita percibir que está respirando con normalidad para entender que se encuentra en una fase temporal de parálisis del sueño.

 

- Tratar de mover zonas del cuerpo lentamente, como las piernas, manos o brazos; también abrir los ojos.

 

- Otra técnica consiste en intentar incorporarse de golpe. Tras vencer el episodio de parálisis, es conveniente levantarse de la cama y procurar estar despierto unos minutos antes de volver a acostarse para evitar que aparezca de nuevo el episodio.

 

Habitualmente, el cuerpo se paraliza durante el sueño paradójico (fase de sueño en la que soñamos): un neurotransmisor (la glicina) impide que los músculos se muevan mientras soñamos. La parálisis del sueño anormal aparece cuando las funciones motoras del cuerpo se inhiben con el despertar o cuando el mecanismo se activa de manera prematura. La sensación de miedo y las eventuales alucinaciones son provocadas por el estado de conciencia intermedia del cerebro que busca una explicación a la parálisis.

 

 

PREVENCIÓN

- Tratar de no pensar que tendremos una “crisis de parálisis del sueño” antes de irnos a dormir.

 

- Evitar las situaciones estresantes.

 

- Mantener una buena higiene de sueño (establecer horarios fijos para dormir).

 

- Evitar el sedentarismo, es decir, hacer ejercicio.

 

- Cenar de manera ligera.

 

- No excederse en el consumo de alcohol o tabaco.

 

- Mantener un peso adecuado.

 

- Utilizar técnicas de relajación como el yoga o la meditación.

 

TRATAMIENTO

Si los episodios son muy seguidos es indispensable consultar con un médico especialista en trastornos del sueño para limitar las consecuencias psicológicas que se podrían desarrollar en el paciente. El especialista le hará una prueba de polisomnografía para diagnosticar el problema y le dará un tratamiento adecuado según sea el caso. Generalmente, no suelen utilizarse medicamentos, pero en algunos casos graves de este trastorno el médico puede recomendar la utilización de antidepresivos tricíclicos, por su acción inhibidora de la fase de sueño REM.

 

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