Prostatismo

 

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La próstata es un órgano del tamaño y forma de una castaña, destinado a formar la mayor parte del fluido seminal (semen) y que está situado en la salida de la vejiga urinaria y en la primera porción de la uretra, el canal por el que circula la orina hacia el exterior.

 

Con el paso de los años, y muy especialmente a partir de los sesenta años de edad, la próstata tiende a hipertrofiarse, es decir, se hace más grande, se endurece y, como el canal de la uretra pasa justamente por su centro, puede reducir el calibre de paso de la orina y, en casos importantes, incluso obstruirlo. Los médicos lo denominan “adenoma prostático” o “prostatismo”.

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En la mayoría de los casos, el prostatismo es un proceso benigno, sin más consecuencias que la dificultad para orinar, pero en algunas ocasiones puede esconder un cáncer de próstata.

 

El prostatismo se agudiza a partir de la andropausia, el momento en que el varón deja de producir hormonas sexuales con la misma intensidad que en la edad joven o adulta. Parece ser que la reducción de los niveles de testosterona (hormona masculina por excelencia) provoca un cierto envejecimiento prostático. Esto es fácil de entender si se tiene en cuenta que la próstata, aunque no produce espermatozoides, sí forma el noventa por ciento del fluido seminal que los acompaña.

 

La obstrucción parcial del flujo urinario a veces se agudiza de forma importante, por ejemplo, después de hacer el amor o en otras circunstancias, de manera que en las situaciones más graves es necesario sondar al paciente y extraerle la próstata. Se trata de una operación relativamente sencilla y bastante frecuente en varones de edad avanzada.

 

El problema del prostatismo puede complicarse cuando hay una retención crónica de orina algo importante porque puede causar una mayor incidencia de infecciones urinarias, que exigirán un tratamiento específico.

 

SÍNTOMAS

El prostatismo se manifiesta a través de trastornos relacionados con la micción:

 

- Mayor frecuencia urinaria. Se valora por el número de veces que el paciente debe levantarse por la noche para orinar.

 

- Reducción del caudal. El chorro de orina pierde fuerza. Su intensidad puede variar con frecuencia sin razón aparente.

 

- Urgencias urinarias. En algunos casos, el paciente siente un gran apremio y cree que no podrá contenerse.

 

- Micción residual. Al acabar de orinar siempre quedan unas gotas que manchan la ropa interior.

 

- Vaciado incompleto de la vejiga. La próstata obstruye la uretra y la última parte de la micción queda dentro, lo cual hace que luego se tenga que acudir al baño con mayor frecuencia que la habitual.

 

La persona que presente alguno de los síntomas de prostatismo debe someterse a una exploración de tacto rectal (que consiste en introducir el dedo por el ano y palpar directamente la próstata). En los casos de prostatitis, se aprecia una zona algo dura, móvil y, sobre todo, más grande de lo normal. El tacto rectal también puede indicar al médico si existe alguna posibilidad o no de padecer un cáncer de próstata.

 

 

En la actualidad, a los varones de edad avanzada suele realizárseles un análisis denominado PSA (Antígeno Específico de la Próstata) para detectar a las personas con mayor riesgo de desarrollar un cáncer prostático.

 

Unos niveles muy elevados de este análisis son una sospecha bastante importante de cáncer, pero no todos los médicos están de acuerdo con ello y no debemos fiarnos exclusivamente de las cifras analíticas. En este caso se aplicará otro tipo de exámenes que puedan diagnosticar con seguridad este problema.

 

TRATAMIENTO

Las medidas que deberá tomar el paciente, siempre bajo la indicación del médico especialista, dependerán de la gravedad de su estado. No obstante, existen algunas medidas que la persona afectada deberá seguir en casi todos los casos.

 

Tratamiento convencional

Existen diversas maneras de abordar el tratamiento del prostatismo, pero sin duda la principal es la medicación. Hay muchos medicamentos en el mercado, unos de tipo sintético y otros de tipo natural, que dan excelentes resultados. Los medicamentos a base de palmito salvaje (Serenoa repens), de ciruela africana (Pygeum africana) y otras plantas han sido siempre la base del tratamiento ortodoxo del prostatismo. Sin embargo, en los últimos años, el finasteride y los bloqueadores alfa los han desplazado parcialmente, aunque no han demostrado todavía que sean mejores que sus homólogos de origen natural.

 

Cuando la medicación no es suficiente, puede ser necesario quitar la próstata, lo cual hoy en día se hace por resección transuretral (es decir, a través del conducto urinario), en una operación relativamente sencilla, pero que como todas las operaciones comporta un cierto riesgo. La principal consecuencia de las operaciones de próstata es una posible impotencia o una cierta incontinencia de orina, dos complicaciones que por suerte no son demasiado frecuentes.

 

 

Tratamiento con  plantas medicinales

Ciruela africana (Pugeum africanum)

De la corteza de este árbol parecido a un ciruelo y que procede del sur de África, también se obtiene un extracto útil en el tratamiento del prostatismo. Hoy en día ha sido relegada por los extractos del palmito, pero su efectividad es similar.

 

 

Ortiga 

(Urtica sp) 

Se emplean los extractos de raíz de ortiga, de acción descongestionante. Por lo general se toma junto con la ciruela africana o el palmito salvaje.

 

 

Palmito salvaje

(Serenoa repens)

Se trata de los frutos de una palma originaria de Florida, en Estados Unidos. Se ha observado que los extractos del palmito salvaje reducen el tamaño de la próstata aumentando la efectividad de los receptores de testosterona de esta glándula.

 

Semillas de calabaza 

(Cucurbita pepo)

Existen distintos estudios alemanes que recomiendan el consumo de las semillas de calabaza como medida preventiva del prostatismo. La efectividad de estas semillas es menor que las de las plantas citadas anteriormente, pero por otra parte posee la gran ventaja de incluirse en cantidades mucho más elevadas. Las semillas pueden consumirse solas (se pueden adquirir ya peladas) o bien en forma de horchata (bebida que se elabora con el mismo procedimiento que la leche de almendras).

 

CONSEJOS DIETÉTICOS

No existe una dieta específica para el prostatismo, pero sí hay una serie de normas preventivas a tener en cuenta:

 

- Deben consumirse alimentos ricos en estrógenos vegetales, como la soya, el tomillo, la cúrcuma, o los germinados de alfalfa. Aunque los fitoestrógenos no tienen una acción directa sobre el prostatismo, sí poseen una acción preventiva sobre el cáncer de próstata.

 

- Hay que reducir el consumo de grasas de origen animal, ya que son precursoras de las hormonas sexuales. La ingestión excesiva de grasas animales o de grasas hidrogenadas puede empeorar el cuadro hormonal.

 

- Es necesario tomar siempre aceites vírgenes de primera presión en frío y frutos secos de la máxima frescura. Ambos son ricos en vitamina E, poseen una gran capacidad antioxidante y ayudan a la formación de hormonas de buena calidad.

 

- Conviene reducir el consumo de leche y lácteos (pueden sustituirse por leches vegetales y sus derivados).

 

 

CONSEJOS FINALES PARA LAS PERSONAS CON PROSTATISMO

-  Mantener una actividad sexual regular. Los excesos sexuales pueden provocar retención urinaria de origen prostático, pero la actividad sexual mantiene los receptores de testosterona presentes en la próstata y ayuda a que envejezca mejor.

 

-  Comer semillas de calabaza. Pueden tomarse solas, como lo hacen los niños, o simplemente incluirlas en ensaladas u otros platos.

- No retener demasiado la orina. Esto puede dar lugar a una inflamación de la próstata y agudizar todavía más la retención.

 

-  Evitar los sillones o sillas excesivamente mullidas. Los asientos duros ayudan a mejorar la situación de la próstata.

 

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