LA HONESTIDAD ES EL CAMINO

 

 

 

María Damiani

Miembro del Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana  

ESPAÑA

 

 

Una de las cualidades que más buscamos y exigimos de las personas es la honestidad. Esta cualidad es indispensable para favorecer que las relaciones humanas se desenvuelvan en un clima armonioso y de confianza mutua.

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El hecho que prevalezca la veracidad en la vida aporta algo beneficioso a los demás. La mayor honestidad equivale a un completo equilibrio entre lo que se piensa, se dice y se hace. No encierra solo el hecho de no decir mentiras, sino que abarca otras cualidades que anticipan todo un estilo de vida. Reflejarlas implica poner orden dentro de cada uno y lograr transparencia e integridad.

 

Actualmente, pareciera que la honestidad ya no está de moda en relación a un tema tan vigente y de relevancia como es la corrupción. ¿Se etiqueta al corrupto como listo, y al honesto como desactualizado?

 

Para el psicoterapeuta y escritor Luis Muiño, el corrupto es aquel “que se cree invulnerable, que se puede saltar la norma porque es más listo que los demás. Y ese narcisismo ególatra, que le pierde, es el que le lleva a cometer errores por los que le pillan”.

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España está afectada por la corrupción y cada día los españoles desayunan escuchando o leyendo nuevas noticias sobre una multitud de casos corruptos; hasta el 95 por ciento de la población española percibe en la corrupción un problema muy extendido que afecta a su vida cotidiana.

Pero, ¿cómo se combate la corrupción?

Los principales instrumentos para combatirla son los formativos, los referentes a la educación. Las acciones formativas deben encaminarse hacia la familia, pues ellos son los principales educadores que pueden inculcar valores éticos y morales, así como ayudar a desarrollar cualidades espirituales.

 

Asimismo, se requiere un cambio de cultura para el mañana, un cambio de hábitos, actitudes y expectativas tanto de los ciudadanos como de sus gobernantes.

 

La única manera de combatir con efectividad la corrupción es por medio de la honestidad y de la integridad, dos valores claves, y eliminarla a través de la comprensión espiritual de la totalidad del bien, siendo cada uno un ejemplo de honestidad al vivirla diariamente. Todos podemos gozar de los beneficios de ser honestos al reconocer nuestra verdadera identidad espiritual.

 

El lenguaje bíblico en relación con la mentira es que uno debería guardar gran distancia con ella. El valor absoluto de no mentir es modificado por el deber de la bondad y la sinceridad. Unos meses atrás leí una noticia sobre un sirio refugiado en Alemania que devolvió a las autoridades locales €50.000 que había encontrado en un viejo armario que recibió de una organización caritativa. El joven alegó, según sus principios religiosos, que no hay que apropiarse de lo que no le pertenece a uno. ¡Un claro ejemplo de honradez!

 

La Biblia menciona mucho la mentira por no ser parte de la vida auténticamente cristiana. El nombre de Judas es conocido en la historia como sinónimo de traidor y por entregar a Jesús por el interés del dinero. Se lo conceptualiza como una persona interesada y de poco valor moral. Este discípulo vivió al lado de Jesús como amigo, pero fue víctima de su propia mezquindad, codicia y debilidad humana y estas tres últimas encierran el origen de la corrupción.

 

El remordimiento de Judas a causa de la traición lo llevó a atentar contra su propia vida. Por eso, es importante vencer esos sentimientos. La reforma es una posibilidad que está al alcance de aquellos que buscan la misericordia divina en lugar de quedar inmersos en el remordimiento y la culpa.

 

La visionaria y pensadora cristiana, Mary Baker Eddy expresa en su libro de referencia sobre curación espiritual, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “La honestidad es poder espiritual. La deshonestidad es debilidad humana, que pierde el derecho de la ayuda divina”.

 

Es responsabilidad de todos crear una cultura de honradez y transparencia en el mundo. Más que quejarse de la falta de honestidad de otros, la labor comienza desde cada uno; no solo es responsabilidad de los políticos. Para ello debemos saber quiénes somos, es decir, reconocernos como la evidencia de la única Mente y esta verdad nos hace receptivos a muchas bendiciones y éxitos.

 

Sé honesto porque la honestidad es un antídoto contra el mal y será la armadura que te protegerá de aquello que atente contra tu dignidad.

 

NOTA: María Damiani escribe acerca de la salud y el bienestar desde una perspectiva espiritual y es miembro del Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana en España.

 

Email: spain@compub.org

Twitter: @compubespana 

Blog: http://saludyalegria.org

 

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