PERSONAJES CÉLEBRES OPINAN SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO

 

 

Con frecuencia escuchamos cierta frase que parece definir las posibilidades de una determinada acción.

 

Personajes célebres a lo largo de la historia han dado sus opiniones respecto a diversos tópicos como los negocios, la salud, la empatía, el bienestar, el éxito y el fracaso, entre muchos otros.

 

Los comentarios de quienes han observado ya los arduos avatares de la vida, como para conocer sus divergencias, pueden resultar provechosos para todos. El inconveniente aparece, sin embargo, cuando permitimos que una frase defina todas las posibilidades.

 

Un comentario puede ayudar, pero no debe limitar. El camino hacia la concreción de un proyecto ofrece incontables variables. Por ese motivo, Bien de Salud les ofrece opiniones sobre el cambio climático de personajes célebres a lo largo de la historia. Consecuentemente, les sugerimos no limitarse por ellos, sino recoger lo que para ustedes resulte más provechoso de cada uno.

 

Un mundo mejor según…

Voltaire

Para el historiador, filósofo y escritor francés, la naturaleza era acaso el mayor problema de la raza humana.

 

Voltaire vivió la época del siglo XVII en Europa y desde ese entonces ya consideraba al fenómeno del clima como el conflicto que definiría la situación del hombre en la Tierra.

 

Lo más peligroso para él quedó grabado en la célebre frase que critica las costumbres inútiles del ser humano. De acuerdo a Voltaire, las personas discuten demasiado, planifican y comentan. En cambio, la naturaleza solo actúa y sus acciones son tan impredecibles que escapan al control del ser humano.

 

¿Cómo entenderlo?

Es una opinión que anuncia el conflicto entre el ser humano y el clima. Es cierto que la naturaleza es impredecible, pero el ser humano posee una fuerte consciencia que también lo impulsa a actuar. Nuestra empatía y nuestros impulsos por enmendar los errores pueden ser tan impredecibles como el clima.

 

Martin Luther King

Se ha convertido en una figura emblemática de los derechos humanos y la fortaleza que una convicción de espíritu indomable puede alcanzar. Pero además era un hombre involucrado, en la medida de sus posibilidades, con el medioambiente.

 

Martin Luther King resaltaba la enorme importancia de los árboles para la vida diaria. En un conocido comentario suyo, el hombre de color que luchó no por las razas, sino por el entendimiento y la empatía, destacó que si el fin del mundo fuera al día siguiente, aun así plantaría un árbol.

 

¿Cómo entenderlo?

La empatía es admirable en la frase. Los resultados desastrosos no deben someter los buenos hábitos de una persona. Después de todo, ser amable y de bien no depende de resultados, sino de actitud.

 

En la medida que nos sea posible, ofrecer empatía a nuestro planeta, a despecho de las malas noticias y los efectos considerados irrevocables, es sustancial para no perder la fuerza de nuestro espíritu como especie.

 

Franklin D. Roosevelt

El presidente norteamericano que condujo a su país a través de los inciertos periplos de la Segunda Guerra Mundial, reconoció en una oportunidad que los seres humanos fracasaron en mostrar respeto.

 

Roosevelt aludía al respeto por la tierra que pisamos a diario. Para el presidente norteamericano, toda especie que provoque la destrucción del suelo se extinguirá a sí misma.

 

En particular, Roosevelt luchó por proponer iniciativas y proyectos que aseguren la protección de bosques y árboles, a los que consideraba como el pulmón del planeta.

 

¿Cómo entenderlo?

Franklin D. Roosevelt fue un hombre que recibió muchos calificativos, buenos y malos. Pero uno que no puede utilizarse para describirlo es inhumano.

 

Como hombre responsable que tomó duras decisiones para conducir a su país en tiempos difíciles, Roosevelt contemplaba con tristeza la falta de cariño por la tierra y la naturaleza.

 

Su frase es un llamado de auxilio, sutil es cierto, para que las personas participen. No necesitamos actos formidables que defiendan al mundo, es suficiente con aportar de forma empeñosa y entusiasta con actos que se ajusten a la realidad de cada uno.

 

No nos limitemos al actuar, hagámoslo según nuestras posibilidades. Pero hagámoslo.

 

Al Gore

Al Gore proviene de un lugar privilegiado, al que solo un pequeño grupo de personas tienen acceso.

 

Pero un hombre con recursos que es incapaz de utilizarlos para bien, es tan inútil como la persona indiferente y sin recursos que no hace nada.

 

En el año 2007, Al Gore recibió el Premio Nobel de la Paz por sus iniciativas y esfuerzos en la lucha contra el cambio climático. La decisión fue controversial y muchos consideraron que el premio estaba basado en ideologías e intenciones políticas.

 

La realidad del asunto no podemos conocerla en detalle. Lo que sí conocemos es una frase de Gore que revela perfectamente el lugar donde las personas podemos reconocer nuestras grandes fallas.

 

Ese lugar se llama Naturaleza y de acuerdo a Gore es el único libro que no hemos sabido interpretar, simplemente por no haberlo leído en primer lugar.

 

Incontables causas como la falta de interés, la indiferencia y la ignorancia, entre otras, apoyan esta teoría. Podrán apoyarla, pero no justificarla. Como residentes de este planeta, somos responsables por él y por nosotros mismos.

 

¿Cómo entenderlo?

Al Gore contempla a la naturaleza como ejemplo del elemento indescifrable para la raza humana. Esto puede ser cierto, como también una opinión con valores y fallas.

 

¿Qué puede rescatarse y qué no? En Bien de Salud no les ofrecemos todas las respuestas. Simplemente les damos a conocer las ideas de estos seres humanos y las comentamos.

 

Nuestra opinión se nutre de aquello que nos parece bueno rescatar o ignorar sobre las distintas reflexiones de quienes alcanzaron más conocimiento que nosotros.

 

Si ustedes aún no formaron una opinión clara sobre el cambio climático, entonces le preguntamos:

 

¿Qué esperan? Participen, involúcrense, actúen como puedan… pero actúen.

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