33 REGLAS DE ORO

 

Cuando esperamos la llegada de un hijo, este acontecimiento nos recuerda que estamos en contacto con la vida. Y así como nos preparamos en lo exterior y en lo material, también debemos hacer arreglos en nuestro interior.

 

Dar vida es el milagro más grande de la naturaleza, por lo cual esperamos que estas 33 reglas de oro sirvan de guía a las mujeres que están gestando la llegada de un bebé.

 

 

1. La etapa antes de la concepción. Antes de quedar embarazada y durante la gestación no debes fumar, beber licor o ingerir drogas, ya que puede traer severas consecuencias en la salud de tu bebé.

 

2. Busca tranquilidad. Sea cual sea tu situación, la tranquilidad es primordial para vivir esta etapa tan importante de tu vida. Trata en lo posible de mantener los pensamientos y sentimientos negativos alejados, y reemplázalos por emociones de alegría y entusiasmo.

 

3. Evita el estrés. El estrés maternal severo influye en la segregación de ciertas hormonas placentarias como el cortisol, que potencian la vulnerabilidad de los niños al estrés.

 

4. Disipa tus temores. Hasta cierto punto es normal que todas las mujeres gestantes tengan temores respecto a su salud y a la de su bebé. Por eso es importante que, a partir del momento de saber que quedaste embarazada, acudas a un ginecólogo de confianza para que te guíe, te atienda, haga los controles necesarios y disipe tus dudas.

 

5. Nútrete de la manera adecuada. Durante la gestación aumenta la demanda de todo tipo de nutrientes especiales. La madre abastece la demanda nutricional de su hijo en la medida que ella consume las proteínas, los carbohidratos, las frutas y las verduras que aporten las vitaminas y minerales que necesita. Pero recuerda que llevar una dieta equilibrada no significa comer por dos, significa comer bien.

 

6. Toma en cuenta la estación del año. Si estás gestando en invierno, puedes tomar más sopas de verduras; en cambio, si es verano, es más conveniente comer más verduras crudas y frutas. Se recomienda que las frutas se tomen por la mañana y las verduras cocidas sean parte de la alimentación de la tarde y de la noche.

 

7. Alimentos que debes limitar o excluir. Disminuye o elimina el consumo de azúcar, la puedes sustituir con miel. Elige alimentos frescos en lugar de los procesados. Evita las grasas saturadas y no exageres el consumo de algún alimento, porque crea un desbalance en el equilibrio que se busca.

 

8. Consume carbohidratos. Aunque engordan, debes consumir los necesarios para la dieta diaria, ya que son una fuente indispensable que ayudan al bebé a conciliar el sueño si se toman antes de dormir.

 

9. Jamás ayunes durante la gestación. Tampoco debes saltarte comidas.

 

10. Consulta con un nutricionista. Sobre todo si eres vegetariana estricta, diabética, o presentas diabetes gestacional, anemia, o si has tenido una historia previa de bebés nacidos con bajo peso, debes hablar con tu médico pues podrías necesitar un suplemento de vitaminas.

 

11. Los antojos. Generalmente, un antojo es un requerimiento orgánico, algo que nuestro cuerpo nos pide porque lo necesita; por ejemplo, cuando el requerimiento es de hierro, la madre puede sentir ganas de comer tierra o arcilla y sentirá placer por el olor a tierra mojada. Esto quiere decir que debes comer lentejas, habas, verduras de hojas verde oscuro, que son alimentos ricos en este mineral.

 

12. Ingiere magnesio. La deficiencia o carencia de magnesio produce los síntomas de preeclamsia y eclampsia en la gestante (presión arterial elevada, convulsiones, etc.), lo que pone en alto riesgo la vida tanto de la madre como del bebé. Por esta razón, debes consultar con tu médico tratante para que te asigne la dosis de magnesio que él considere conveniente.

 

13. Toma ácido fólico. Consulta con tu médico la dosis que debes ingerir de ácido fólico, ya que es muy importante para proteger al bebé de defectos del tubo neural (espina bífida).

 

14. Evita los medicamentos. Si tomas alguna medicina, trata de encontrar tratamientos y profesionales de la salud alternativos durante el periodo de gestación. Esta práctica es una acción de desintoxicación que te permitirá aportar lo mejor de tu bioquímica a tu bebé.

 

15. Cuida la parte externa del vientre. Como el vientre llega a expandirse de manera elástica por fuera, tanto como el útero lo requiera, se recomienda cuidar la piel de esta zona con cremas (leche de almendras) y aceites naturales (de germen de trigo, de sacha inchi, de ajonjolí) para favorecer la expansión y evitar la aparición de estrías.

 

16. Usa desodorantes naturales. La transpiración es ácida, por lo tanto se puede neutralizar con un producto alcalino. Puedes utilizar magnesio en polvo o leche de magnesia. Esto es muy importante por la proximidad que existe entre la zona de las axilas y las glándulas mamarias.

 

17. Abrígate adecuadamente. Durante la gestación es importante mantener abrigada la zona de las caderas.

 

18. Usa ropa de tejidos naturales. Se recomienda usar ropa de algodón en contacto con la piel (sobre esta se colocarán las prendas de abrigo necesarias según la estación), porque permite que la piel se oxigene y a la vez ayuda a eliminar toxinas mediante la transpiración.

 

19. Usa zapatos cómodos. A medida que el vientre se hace más grande, se requiere de una mayor comodidad en los zapatos para amortiguar el peso y evitar caídas. Se recomienda usar zapatos con planta de goma, además de zapatillas que ofrezcan comodidad. Recuerda que caminar es un buen ejercicio y los zapatos adecuados evitan el impacto en las rodillas, en la zona lumbar y hasta en los tejidos extendidos del vientre.

 

20. Sostén para un vientre grande. En algunos casos el vientre se manifiesta con un volumen y un peso muy grandes, por lo que puede producir un cierto alivio colocarse por momentos (una o dos horas al día) un traje de baño de una talla más grande a la que habitualmente usas para que te ayude a sostener el peso del vientre a través de los hombros.

 

21. Evita los ruidos fuertes. Algunos movimientos del bebé dentro del vientre responden de forma inmediata al ruido. El sentido común nos dirá cuándo retirarnos de este estímulo y, si es inevitable, hay que colocar la mano sobre el vientre en señal de protección y cariño, hablándole en forma personal y directa, explicándole lo que pasa, o tal vez colocando sobre el vientre algo que ayude a amortiguar el ruido como una toalla o una manta, y luego decirle al bebé con claridad que todo está bien.

 

22. Háblale y cántale a tu bebé. El agua es un elemento conductor, por lo que el bebé, al estar en un medio acuoso, escucha nítidamente todos los sonidos. Es importante brindarle resonancias armoniosas como la música suave, la voz o el canto de su madre o de su padre.

 

23. Establece comunicación con tu bebé. Los movimientos del bebé en el vientre son la primera forma de comunicación que establece con la madre. La sensibilidad de

la mamá la hará comprender qué es lo que reclama el bebé con cada movimiento: un saludo cuando escucha la voz del padre, o cuando está incómodo por las fuertes temperaturas (aquí la madre debe buscar un ambiente más fresco para calmarlo).

 

24. El sueño. Cuando se está gestando, orgánicamente existe una demanda de energía, y gran parte de esta energía la produce el sueño. Es importante atender la demanda de sueño cada vez que se presenta. Se recomienda dormir temprano (a partir de las ocho de la noche) en una habitación oscura y hacer una siesta al mediodía, brindándole a tu cuerpo la energía nerviosa y muscular que requiere. Es importante cubrir los ojos con una tela oscura para entrar más rápida y profundamente al sueño.

 

25. La respiración. Todo el proceso de la gestación requiere de una buena oxigenación, por lo que es importante respirar en forma completa, esto quiere decir, llenar completamente los pulmones, retener el oxígeno a fin de que se distribuya en todo el cuerpo y exhalar lentamente. Esta práctica te hará sentir satisfecha, complacida, y tanto tus músculos como tu sistema nervioso te lo agradecerán.

 

26. Distráete sanamente. Trata de ir a lugares donde te conectes con la naturaleza: visita la playa, el campo, los parques, es decir, lugares donde respires aire limpio y puedas sentir paz y energizar tu organismo. También puedes salir con alguna amiga a tomar un lonche; la buena compañía siempre nos hace sentir bien.

 

27. Medita. Esta práctica reduce el estrés, eleva tu autoestima, mejora tu concentración, te otorga mayor serenidad y claridad mental para resolver tus preocupaciones, te induce a pensar positivamente y a liberarte de la depresión. Además, te otorga un sentido de felicidad plena y la posibilidad de maravillarte de la vida misma, mientras permaneces en el presente.

 

28. Involucra a tu pareja en el proceso. La presencia del padre es un importante apoyo tanto para la madre como para el bebé. Pero si no tienes pareja, no te sientas triste, las mujeres son lo bastante capaces de enfrentar la vida para sacar adelante a sus hijos. Además, siempre contarás con el apoyo de algún familiar o amiga.

 

29. Estírate. Antes de salir de la cama por las mañanas, desperézate con ganas, estírate como hacen los gatos. El estiramiento te hará sentir mejor y pondrá tu sistema circulatorio en marcha.

 

30. Permite que te ayuden. Si tu pareja, tus padres o amigos quieren ayudarte con tus labores, acéptalo. Y si no te ofrecen ayuda, no dudes en pedírsela. Recuerda que tu familia debe acostumbrarse a ayudarte, pues cuando llegue el bebé, se necesita de mucha colaboración.

 

31. Prepárate para un parto saludable. El parto es un momento delicado en el que pueden surgir complicaciones. La futura madre debe prepararse para ese momento a nivel físico con ejercicios especiales para el embarazo, o de yoga especial para gestantes; y a nivel mental, con cursos de educación maternal, incluyendo técnicas de relajación y autocontrol.

 

32. Agradece la llegada de tu bebé. Jamás olvides agradecer la oportunidad de traer al mundo una nueva vida. Este agradecimiento también trae consigo la responsabilidad de brindarle a tu bebé lo mejor de ti misma.

 

33. Acércate a tu esencia. Recuerda que el cuerpo físico del bebé encierra un gran espíritu cristalino y puro, lo que te ayudará a ver también dentro de ti misma y acercarte a tu propia esencia.

 

 

 

Finalmente, los quehaceres físicos de esta etapa van a tener un mayor sentido cuando unimos la trascendencia de la vida con los detalles exteriores.

 

 

 

 

Nota del editor:

Las 33 reglas que acabas de leer están basadas en el libro “Dar de mamar…es amar” de Gloria Narváez Abanto en colaboración con el Dr. José Luis Pérez-Albela. Si te sientes identificada con sus consejos y quieres saber más sobre este tema, te recomendamos adquirir el libro en tu librería más cercana

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