COLESTEROL, MEDICACIÓN Y RIESGOS DE MORTALIDAD

 

 

Parece ser que muchas de las ventajas que dicen que tienen los medicamentes contra el colesterol son falsas o simplemente son una tergiversación de la verdad. Al menos esto se desprende de estudios publicados en revistas médicas prestigiosas como Journal of American medical Association y Proceedings of National Academy of Sciences de Estados Unidos.

 

En el primer estudio, se realizó un seguimiento de cinco años sobre 1.222 ejecutivos con riesgo cardíaco para evaluar la efectividad de la intervención médica y farmacológica en el control del colesterol y secundariamente en la mortalidad. Los pacientes recibían consejos dietéticos intensivos y tomaban medicación hipolipemiante (clofibrato y probucol, generalmente) y medicación para el control de la hipertensión arterial (generalmente beta-bloqueadores y diuréticos). También existía un grupo de control que no tomaba ninguna medicación. Al final de los cinco años de estudio, el riesgo de muerte por enfermedad del corazón se había reducido en un 46% entre los pacientes controlados con la medicación, si se comparaba con el grupo de control, pero la mortalidad general (esto es, la muerte por cualquier causa, independientemente de que fuera por infarto o no) era un 45% mayor entre los que tomaban medicación que en el grupo de control.

 

Estos primeros resultados nos sugieren que quizás la mediación sistemática para el control del colesterol es más perjudicial que beneficiosa, ya que además no es el primer estudio que nos orienta hacia estos sorprendentes resultados. Algunos estudios además han incidido en que disminuir artificialmente el colesterol podría provocar una menor respuesta al estrés y con ello un mayor riesgo de muerte violenta o traumática.

 

En el segundo estudio, realizado con ratas, con una de las drogas más nuevas para el tratamiento del colesterol y el exceso de lípidos en la sangre (lovastatina), se comprobó que dichos animales, tras tomar el fármaco, presentaban una disminución de los niveles normales de la conenzima Q10 en el corazón, en el hígado y en la sangre. Esta reducción se debida a que la lovastatina evita la formación del colesterol inhibiendo la de un precursor suyo, el ácido mevalónico, que también es precursor de la coenzima Q10. Es un poco inconsistente tratar de prevenir un riesgo de muerte coronaria reduciendo los niveles de un importante nutriente del corazón, como es la coenzima Q10.

 

Hay una cosa que sí se puede sacar en claro de este estudio y es que para el control de los efectos nocivos del colesterol elevado no es suficiente tomar una medicación determinada sino que se requiere llevar una higiene de vida correcta que incluye la prevención dietética, una buena dosis de ejercicio, una cierta armonía mental y un orden en la vida.

 

El cuerpo humano es, desde luego, una máquina muy compleja. El corazón también lo es, pero no deja de ser parte de un todo. El problema de la medicina moderna es la que ha parcelado al ser humano y trata de investigarlo a través de sus partes y no como un todo. Pero el problema principal son los billonarios intereses comerciales que están dirigiendo las investigaciones hacia los campos que convienen al que produce los medicamentos y no al que los paga, que en el fondo somos todos nosotros. El consumismo se ha introducido desde hace mucho tiempo también en el uso de los medicamentos y hoy en día se valora un medicamento más por los efectos a muy corto plazo y por el precio (y los beneficios que comporta al productor) que por su efectividad a largo plazo.

 

El problema de las drogas para el colesterol, ya no es saber cuál es más efectiva, sino cual produce menos efectos secundarios.

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