¿EXISTEN REMEDIOS MILAGROSOS CONTRA LA OBESIDAD?

 

La mayoría de la gente busca en el tratamiento de la obesidad un modo fácil y cómodo que evite esfuerzos desagradables. Sin embargo, hay que recordar que no se puede adelgazar sin reducir en absoluto la cantidad de alimentos ingeridos.

 

Todo vale para adelgazar, desde pastillas a chicles, pasando por parches y geles de precios astronómicos. Muchos de ellos con una pseudoetiqueta de natural que nos hace creer que son inocuos para la salud. Quizás deberíamos recordar que al pobre Sócrates lo mataron los atenienses con el jugo de una planta denominada cicuta, y naturalmente murió. Los productos adelgazantes vegetales no contienen cicuta, pero sí productos diuréticos y laxantes que pueden provocar efectos indeseables si se toman sin un mínimo control médico.

 

Una cosa sí es segura: los productos adelgazan...el bolsillo del usuario poco avispado, ya que un tratamiento básico cuesta bastante dinero.

 

Un ejemplo del problema del fraude en los productos adelgazantes saltó a la prensa en 1999. La primera noticia que apareció informaba acerca de un pretendido laboratorio que envasaba un producto con una cantidad nada desdeñable de anfetaminas (una droga psicoactiva, de uso exclusivamente médico, que reduce notablemente el apetito) y que tuvo que ser clausurado. También se dieron casos de efectos secundarios desagradables tras consumir un chicle adelgazante (Biodel).

 

Hay que recordar que, por ejemplo, en Alemania existe una lista verde de medicamentos de origen vegetal que exige un análisis minucioso de cada planta antes de ser introducida en el mercado. En Francia, las plantas de venta libre (consideradas para la fabricación de bebidas higiénicas y refrescantes) son tan solo 36, mientras que el resto de las plantas, en cualquier tipo de presentación, deben de ser vendidas en farmacias. Sin ir más lejos, la Unión Europea publicó en enero de 1993 una directiva (92/105/CEE) según la cual se unificaban los criterios de empaquetado, venta y distribución de las plantas medicinales por todo el territorio comunitario y se exigía a su vez una investigación seria sobre las indicaciones terapéuticas de cada una de ellas. Por desgracia, tal normativa no parece cumplirse en todos los países, no solo por falta de legislación propia, sino también por la ignorancia general que tiene la administración y la medicina oficial de las plantas medicinales, contagiándose un poco con aquella idea de que si se trata de plantas, no hará ningún mal y posiblemente tampoco ningún bien.

 

La necesidad de una regulación administrativa más estricta.

Detrás de todo esto se oculta un problema de mayor magnitud y es la extrema permisividad de algunas legislaciones en lo que se refiere al registro de productos pretendidamente dietéticos y cosméticos, pero que en realidad no lo son. La inscripción de un producto como planta medicinal en el registro farmacéutico (o sea, de medicaciones) es larga, costosa y está muy controlada, mientras que en el cajón de sastre de los complementos dietéticos y cosméticos cabe todo y solo se necesita un simple formulario administrativo.

 

Eso sí, un producto dietético y cosmético no puede anunciarse promocionando sus efectos terapéuticos, lo cual tampoco se cumple. El tema no solo se centra en los productos anti-obesidad, sino en general en los medicamentos a base de plantas, que en gran parte se amparan en esta laguna legislativa para evitar inversiones costosas en tiempo y dinero.

 

El caso aún se complica más cuando, al no existir un sistema de control de calidad que asegure la composición de los productos registrados, se incluyen además medicamentos regulados en los registros farmacéuticos y que no pueden venderse libremente.

 

Quizás todo este desaguisado tenga un aspecto positivo: hacer recapacitar a la administración sobre la necesidad de reformar el sistema de registro de productos farmacéuticos y  expertos, para regular efectivamente el uso, la investigación y la aplicación terapéutica de todas las plantas medicinales que hoy en día existen en el mercado.

 

30/12/2020 

 

 

 

 

 

Compártelo