FIBROMIALGIA: La enfermedad del dolor

 

 

 

Es un padecimiento muy común. Afecta al 2 por ciento de la población. La mayoría de los afectados (entre el 80 y el 90 por ciento) son mujeres. La variación de edad de las pacientes es muy amplia, desde la pre-adolescencia hasta la vejez.

 

¿La fibromialgia es una enfermedad psicosomática?

El vocablo psicosomático significa que existe un componente emocional y otro orgánico. Absolutamente todas las enfermedades crónicas son psicosomáticas en el sentido real del término, ya que la pérdida de la salud tiene como consecuencia natural ansiedad o depresión. Este hecho se hace todavía más evidente cuando el dolor es parte del padecimiento, ya que resulta difícil estar adolorido y al mismo tiempo sentirse tranquilo o feliz, más aún si se desconoce la causa del dolor.

 

En el concepto común, a una enfermedad calificada como psicosomática se le adjudican tres posibles significados:

1. Que la enfermedad es puramente mental.

2. Que la enfermedad es inexistente, producto de la imaginación de quien la padece.

3. Que el paciente es el culpable de sus síntomas y de su sufrimiento.

 

Si consideramos estos criterios, la fibromialgia definitivamente NO es una enfermedad psicosomática.

 

El gran error de la medicina occidental ha sido dividir las enfermedades en físicas y mentales. La medicina actual solo considera una enfermedad “orgánica” cuando se corrobora algún daño en la estructura del cuerpo; si no lo hay, significa que la enfermedad no existe o pertenece al campo de la psiquiatría. Este supuesto ignora el hecho que el cuerpo es dinámico por necesidad. Cuando el cuerpo enferma, más importante que el daño en su estructura es la alteración en la función que dicho daño produce. De ahí la importancia en medicina de estudiar tanto el daño en la estructura del cuerpo como también las alteraciones en las funciones normales del organismo.

 

Debemos recordar que a diferencia de lo que sucede en las matemáticas, en medicina, cuando hablamos del ser humano, el todo es mucho más que la suma de las partes. Para entender enfermedades como la fibromialgia, es fundamental adoptar un modelo médico integral u “holístico” que considere al ser humano como una unidad biopsicosocial. Solo de esta manera se puede entender la fibromialgia.

 

Existen evidencias contundentes que demuestran que el dolor de la fibromialgia es real. El líquido cefalorraquídeo, que está en contacto íntimo con el cerebro, contiene concentraciones exageradas de las sustancias transmisoras del dolor.

 

Diagnóstico

El diagnóstico no es sencillo, ya que se puede confundir con muchas otras enfermedades. Existe el llamado perfil de fibromialgia:

1. Dolor crónico en los cuatro cuadrantes del cuerpo. A estas personas les duele mucho todo el cuerpo y de manera persistente.

2. Sensibilidad exagerada a la presión en determinadas zonas del cuerpo.

 

Estas dos características definitorias se ven acompañadas de otras molestias diversas entre las cuales están:

- Fatiga que no mejora con el reposo.

- Alteraciones del sueño.

- Entumecimiento difuso del cuerpo por las mañanas.

- Hormigueo o calambres en brazos y piernas.

- Dolor de cabeza.

- Intestino irritable.

- Fenómeno de Raynaud.

- Ansiedad o depresión.

 

Actualmente, se han reconocido otras molestias que pueden estar asociadas a la fibromialgia, como el crispamiento de la mandíbula con dolor durante la noche (síndrome témporo-maxilar) y la cistitis no infecciosa.

 

¿Existen análisis para verificar la fibromialgia?

No existe una prueba de laboratorio que verifique la presencia de fibromialgia. Sin embargo, es pertinente constatar la ausencia de alteraciones que revelen otras enfermedades reumáticas. Las anormalidades radiográficas deben ser interpretadas con cautela, ya que el desgaste de los huesos es un fenómeno común después de los 40 años.

 

Un número importante de enfermedades pueden ser confundidas con fibromialgia, pero a diferencia de esta, en los otros padecimientos existen con frecuencia datos de inflamación o daño obvio en la estructura del cuerpo. Por otro lado, algunas personas pueden sufrir, al mismo tiempo, de fibromialgia y de otra enfermedad reumática.

 

Factores desencadenantes

Es posible que el padecimiento se desencadene después de un incidente bien definido, como puede ser un fuerte traumatismo físico sobre la columna vertebral. Un antecedente frecuente es haber sufrido un “latigazo” en el cuello durante un accidente automovilístico. La historia del traumatismo físico ocurre aproximadamente en la tercera parte de las personas afectadas. Otras circunstancias predisponentes son diversos tipos de traumatismos emocionales, incluidos los casos de abuso sexual.

 

El sistema nervioso autónomo: El yin y el yang de nuestro cuerpo.

 

En la filosofía oriental existe un sistema de equilibrio universal: el yin y el yang. De manera armónica, une los opuestos: el frío con el calor, lo femenino con lo masculino, el día con la noche, lo húmedo con lo seco. Son opuestos, pero al mismo tiempo, interdependientes y dinámicos: el yin se convierte en yang y viceversa. No se puede concebir el yin sin el yang, y juntos forman el Tao.

 

El sistema nervioso autónomo de nuestro organismo es la representación biológica de este concepto oriental de equilibrio. En vista de que la falta de regulación del sistema nervioso autónomo parece jugar un papel primordial en el desarrollo de la fibromialgia, es necesario saber que este mantiene las funciones básicas del organismo como la presión arterial, la respiración, la digestión, entre muchas otras. Además, tiene dos ramas: una “aceleradora”, denominada sistema simpático, la cual labora mediante la producción de adrenalina y pone a todo el cuerpo en estado de alerta. Y la otra, su antagonista, el sistema parasimpático, que favorece la digestión y el sueño. Las funciones del sistema nervioso autónomo están acompañadas con los ciclos día/noche. Pero aquí les damos el dato más importante: el sistema nervioso autónomo conecta las funciones de la mente con las del cuerpo.

 

Entendiendo el dolor

Debemos diferenciar el dolor de corta duración (dolor agudo) del de larga duración (dolor crónico). El dolor agudo es útil para el individuo que lo sufre porque es una señal de alarma que nos dice que nuestro cuerpo ha sido agredido, por lo cual demanda una respuesta inmediata para resolverlo. Algo totalmente diferente sucede con el dolor crónico, pues la sensación deja de ser útil para la persona que lo experimenta. En este caso el dolor ya no es solamente una sensación, sino que se puede convertir en una enfermedad. Este es el caso de la fibromialgia.

 

El dolor crónico se divide en dos grandes vertientes:

 

1. Está asociado a un daño permanente en las estructuras del cuerpo (en medicina se llama dolor nociceptivo). Este es el tipo de dolor que sufren los pacientes con cáncer o con diversos tipos de artritis. En dichos casos, existe en el cuerpo una inflamación y un daño constantes que las fibras nerviosas están incesantemente transmitiendo al cerebro.

 

2. En oposición, hay otro tipo de dolor que ocurre debido a una alteración intrínseca de las fibras nerviosas encargadas de transmitir los impulsos dolorosos. A este tipo de dolor se le denomina neuropático. En estos casos, no hay daño en la estructura el cuerpo; sin embargo, los nervios encargados de transmitir dolor están irritados y envían de manera constante señales que el cerebro interpreta como si el cuerpo estuviera inflamado o golpeado. Esta irritación puede suceder en los nervios periféricos o bien en las estaciones de relevo (en los ganglios de las raíces posteriores, en las astas dorsales o en el tálamo).

 

Nuevos hallazgos

Estudios recientes, que han utilizado un nuevo método cibernético denominado “análisis de la variabilidad del ritmo cardiaco”, han encontrado que las pacientes con fibromialgia tienen alterado el funcionamiento del sistema nervioso autónomo. Dicha alteración se caracteriza por una incesante hiperactividad de la rama simpática aceleradora (esto provocaría insomnio). Debido a esta actividad forzada, el sistema se vuelve exhausto e incapaz de responder a estímulos adicionales (lo cual causaría fatiga).

 

La alteración del sistema nervioso autónomo ofrece una explicación coherente para todas las manifestaciones de la fibromialgia. Es de suponer que el dolor en la fibromialgia es debido a una alteración intrínseca de los nervios que transmiten el dolor, al cual se le denomina “dolor neuropático”. Por otro lado, el exceso constante de adrenalina es la causa del dolor neuropático que presenta la fibromialgia.

 

Tratamiento

En el tratamiento de la fibromialgia, se deben tomar los medicamentos imprescindibles (cuantos menos, mejor) y siempre bajo vigilancia directa de un médico.

 

Los medicamentos anti-neuropáticos son prometedores, ya que muchos estudios sugieren, como ya lo hemos comentado, que el dolor fibromiálgico es precisamente de origen neuropático. También se utilizan sustancias que modulan la adrenalina.

 

Aparte de los medicamentos, hay una variedad de medidas efectivas que mejoran las molestias de la fibromialgia: una actitud positiva frente a la enfermedad, terapia grupal, ejercicio graduado, terapia cognitivo-conductual, dieta baja en grasas y con mucha fibra, sin irritantes ni sustancias parecidas a la adrenalina, no fumar y las conductas encaminadas a mejorar el sueño.

 

En su libro “El Magnesio Milagroso”, Carolyn Dean manifiesta lo que sigue: “El tratamiento para la fibromialgia debería centrarse en el crecimiento excesivo del hongo de fermentación y del Síndrome del Intestino Irritable (*). La dieta y los suplementos deberían estar enfocados en fortalecer el sistema inmunológico y el sistema digestivo. Los suplementos recomendados para esta condición (Fibromialgia) son muchos y variados, pero deberían estar individualizados con la ayuda de un profesional experto en la materia. Los suplementos orales de magnesio y el aceite de magnesio o gel deberían formar el principio básico de la terapia. El aceite de magnesio tiene la capacidad de incrementar la producción de la dehidroepiandrosterona, una hormona que tiene efectos beneficiosos en la memoria, estrés, sueño y depresión, y lógicamente sus efectos serán muy útiles para la fibromialgia. En mi experiencia, usar el magnesio y tratar el sobre crecimiento del hongo de levadura, puede resultar en una mejoría global en la fibromialgia de aproximadamente 70 a 80 por ciento. Una acción que aporta alivio adicional es el tratamiento para mejorar la baja actividad de la glándula tiroides, el predominio del estrógeno y la alta toxicidad producida por metales.”

 

 

 

(*) La conexión del Hongo y la salud de las mujeres (Crook y Dean, 2005) y IBS for Dummies (Dean y Wheeler, 2005).

 

ARTÍCULO PUBLICADO EN LA EDICIÓN 22.

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