GEOTERAPIA El PODER CURATIVO DE LA TIERRA

 

 

 

 

 

 

Desde tiempos remotos, todos los seres vivos se han beneficiado de las propiedades curativas del barro para múltiples dolencias, malestares, afecciones de la piel y problemas inflamatorios.

 

El ser humano empezó a imitar a los animales que la usaban para refrescarse nutrirse y desparasitarse. Así descubre que al estar inmersos en ella sentían mucho bienestar. Es el remedio más simple y universal que existe.

 

La Biblia menciona las maravillas de la arcilla. En el evangelio de San Juan dice: “Para obtener la curación, buscad y aproximaos al curandero de los huesos, el ángel de la Tierra, pues vosotros debéis volver allí donde han tomado su origen. Y él os indicará un lugar de la orilla donde el derramamiento del agua y el calor solar habrán transformado la tierra en barro arcilloso. Unid vuestros pies en el fango, de la manera que el abrazo del ángel de la Tierra pueda coger de vuestros huesos todas las impurezas y todas las enfermedades. Y vosotros veréis que por el abrazo del ángel de la Tierra, Satán se escapará con todos vuestros dolores”

 

Las diferentes arcillas están compuestas por silicato de alúmina hidratado en el que se mezclan elementos minerales que producen las diferentes coloraciones, una forma de oligometaloterapia las que tienen algunas propiedades. Su elasticidad y plasticidad provienen de las texturas de esos silicatos. Se encuentra en forma de yacimientos explotados casi siempre a cielo abierto.

 

Por ser una sustancia viva, ya que contiene elementos de la propia naturaleza, actúa como un excelente depurador y regenerador de la piel, de las estructuras óseas y de los órganos internos; la arcilla detiene los procesos patológicos que llevan a los tejidos del cuerpo al endurecimiento y la esclerosis. Bebida o utilizada externamente ayuda a frenar el envejecimiento por su contenido de oligoelementos como el selenio y el litio.

 

En la composición de la arcilla encontramos todos los elementos indispensables para la reproducción celular como el calcio, magnesio, potasio y hierro. Tiene una cantidad importante de sílice, mineral que desempeña un papel nutritivo trascendente en la formación de los sistemas óseo, vascular, nervioso y respiratorio. La afinidad entre el cuerpo y la arcilla se explica por la presencia en la tierra de sales minerales y oligoelementos iguales a los que se hallan en nuestro organismo.

 

 

TIPOS DE ARCILLA

Arcilla blanca o caolinita. Se utiliza en forma de leche de arcilla por su acción antibacteriana, antiinflamatoria, cicatrizante, y protege la mucosa gástrica e intestinal pues acelera la cicatrización; también es un excelente enjuague bucal.

 

Externamente se puede aplicar como cataplasmas, emplastos y mascarillas.

 

Arcilla roja. Su color se debe a un mayor contenido de óxidos e hidróxidos de hierro; el silicato de aluminio actúa como antiácido de acción local astringente, contrarrestada por el silicato de magnesio, purgante que neutraliza la acidez gástrica, pudiendo eliminar pepsina, toxinas bacterianas, productos de putrefacción y residuos tóxicos.

 

Arcilla y sal marina. Las propiedades de la arcilla pueden potenciarse si se prepara con agua salada con sal marina no refinada, rica en oligoelementos naturales como el yodo y magnesio.

 

 

 

PROPIEDADES

- Detiene la proliferación de parásitos, microbios o bacterias patógenas, a la vez que favorece la regeneración celular.

 

- Actúa en el foco de la enfermedad, efectuando una limpieza completa y la evacuación de elementos indeseables como las secreciones de pus.

 

- Por su poder de absorción neutraliza y drena las impurezas de los tejidos, absorbe los malos olores y decolora.

 

- Por su radiactividad posee un gran poder regenerador a la vez que absorbe las radiaciones negativas. Tiene un efecto regulador.

 

- Puede proteger a un organismo debilitado por las radiaciones ionizantes, por ejemplo, cuando pasamos varias horas delante de la computadora o del televisor.

 

- Reduce considerablemente la toxicidad de sustancias dañinas y neutraliza los venenos.

 

 

CÓMO USARLA

La cura de arcilla está indicada para todas las edades y estados de salud, con las debidas precauciones y previa consulta al especialista si hay una enfermedad grave o tendencia al estreñimiento.

 

Para uso interno conviene elegir arcilla fina. Se prepara varias horas antes o la víspera de la toma, vertiendo una cucharadita de arcilla en medio vaso de agua y se bebe por la mañana inmediatamente después de levantarse o por la noche al acostarse.

 

La arcilla se modifica a sí misma y sus efectos varían según el método de preparación y según la forma de beberla o aplicarla.

 

La dosis media es de una cucharadita diaria para los adultos, que puede aumentarse hasta 2 o 3 al día en algunas infecciones intestinales, tuberculosis o disentería.

 

Para los niños menores de 10 años, la dosis es de media cucharadita diaria.

 

Para tratar la amigdalitis, aftas en la boca y problemas de encías como gingivitis y piorrea, es muy beneficioso hacer gargarismos y enjuagues con la mezcla de una cucharada sopera de arcilla y una cucharadita de sal marina añadida a medio litro de agua caliente sin hervir.

 

En casos de emergencia como acidez estomacal, afecciones intestinales, la preparación de la arcilla puede hacerse al instante, colocando una cucharadita de arcilla en un vaso con agua, removiéndola y dejándola reposar durante 5 minutos, luego se bebe solo el líquido, se deja la arcilla que queda al fondo del vaso. Se debe tomar tres veces diarias durante unos días

 

 

LA ARCILLA COMO DESINTOXICANTE

Para reducir la cantidad de toxinas en el organismo es conveniente que a un tratamiento con arcilla le preceda un mínimo de diez días de infusiones purificadores y alimentación sana basada en frutas y verduras y desprovista de carne, azúcar, alcohol y sustancias químicas.

 

Si la ingestión de arcilla no se tolera bien, acostumbren al organismo poco a poco. Se comienza bebiendo agua que haya contenido algo de arcilla y luego se va introduciendo lentamente hasta alcanzar la dosis diaria de una cucharadita para que el organismo no se resienta. Si provoca náuseas, puede mezclarse con un poco de agua hasta formar una pasta con la que se hacen bolitas del tamaño de arvejas que se dejan secar y luego se tragan.

 

 

La terapia con arcilla es ideal en casos de:

- Acné

- Bronquitis

- Cansancio, astenia y convalecencia

- Parásitos intestinales y colitis

- Problemas de la piel, eccemas, psoriasis, etc.

- Diarrea, estreñimiento, gastroenteritis, úlceras, problemas de vesícula y trastornos digestivos en general

- Depresión

- Gota o ácido úrico

- Fiebre

- Hemorroides

- Herpes

- Hipotensión

- Intoxicación alimentaria

- Migraña y dolor de cabeza de origen digestivo o hepatobiliar

- Inflamación de los riñones

- Malos olores corporales

- Inflamación de la próstata

- Quistes ováricos y fibromas

- Sudor excesivo

- Problemas de tiroides

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