LA VIDA TRAS LA CREACIÓN DE UNA VACUNA PARA EL COVID-19

 

La pandemia que se vive actualmente producto del COVID-19, ha modificado prácticamente todas las estructuras de las sociedades; desde las rutinas y hábitos más comunes de cada individuo, hasta la economía mundial y los cimientos sobre los que se rigen estas sociedades.

 

La vida de cada uno de nosotros se ha modificado en algún aspecto, y hemos tenido que resignarnos a vivir la nueva vida que se nos ha impuesto sin darnos cuenta, con el único y mayor propósito de preservar la salud y la vida de cada uno de nosotros y la de nuestros seres queridos, a través de ese instinto de supervivencia, que nos hace capaces de readaptarnos a las diversas situaciones, por muy difíciles que parezcan.

 

Experimentar la pandemia y los estragos que ha causado en la vida de las personas, hace también que la atención se enfoque directamente en la necesidad de que se cree una cura para combatir el virus, y es cuando surge la interrogante ¿Es una vacuna, la solución para combatir la pandemia causada por el COVID-19?

 

A simple razonamiento, parece la solución más lógica e inmediatamente necesaria para combatirlo y poder regresar a la normalidad de la vida que todos añoramos; sin embargo, hay que analizar a profundidad si realmente una vacuna será la solución a tan grave reto que nos envuelve a una humanidad entera.

 

Si bien son muchísimos los investigadores, científicos y empresas farmacéuticas como Pfizer, Moderna, Johnson & Johnson, BioNTech, AstraZeneca y Novavax, entre otros, trabajando veloz e incansablemente entre cientos de iniciativas para desarrollar la mejor y más segura vacuna que sea capaz de reducir la propagación del virus hasta lograr erradicarlo, no es menos cierto que el mal que se está tratando de destruir es un virus, y debemos recordar que los virus tienen la particularidad de que pueden mutar en su evolución natural, lo que abre la posibilidad de que una vacuna creada para una cepa específica del COVID-19 pueda no funcionar si su cepa llegara a variar.

 

Además, la creación de una vacuna envuelve otras circunstancias desafortunadas que proyectan una difícil solución a corto plazo cuando la misma sea creada, y es la desigualdad en su distribución, producto de la imposibilidad lógica de fabricar las suficientes dosis de vacunas para cada uno de los habitantes del mundo entero, y de paso, distribuirlas a tiempo para frenar su propagación.

 

Una característica importante del COVID-19, es que ha sido capaz de sobrevivir a todas las estaciones climáticas, por lo que se puede propagar durante todo el año, haciendo que la vacuna sea requerida en el mundo entero al mismo tiempo; cosa difícil de poder lograr. Lo que conlleva a concluir claramente que el día que sea desarrollada la vacuna idónea para frenar el COVID-19, existirá una desigualdad en su distribución, y no estará disponible para todas las personas al menos durante los primeros meses y que de paso, exista la posibilidad de que no sea realmente segura o eficiente.

 

Esto nos lleva a entender y razonar que seguiremos siendo vulnerables por muchísimo tiempo, por lo que tenemos que asimilar con fortaleza, que hay que levantar los ánimos y aprender a vivir la vida con esta nueva modalidad, ya que, mientras no se puedan cambiar las circunstancias debemos aprender a aceptar la realidad que nos ha tocado vivir, así como aceptar y respetar las nuevas normas de seguridad que nos van a proteger mientras sigamos siendo vulnerables, y ello implica, ser responsables en el uso de la mascarilla sanitaria, aceptando que se quedará como parte integrante de nuestra vestimenta por tal vez muchos años; así como la necesidad de seguir evitando aglomeraciones de personas en espacios públicos, y respetar el distanciamiento social.

 

Pero lo más importante de todo, es cultivar y mantener el equilibrio emocional, para evitar que la nueva forma de vivir nos haga caer en temor, depresión, miedos o cualquier otro sentimiento negativo que en nada nos benefician ante esta batalla que nos ha tocado enfrentar, pues los sentimientos discordantes también bajan las defensas de nuestro sistema inmunitario, lo que nos hace aún más vulnerables de contraer el virus que ronda en el ambiente.

 

Por ello, será mejor aprovechar esta marea y buscar el equilibrio mental y espiritual, que nos conecte con las emociones placenteras de la vida, para elevar nuestro espíritu y así, encontrar una buena alternativa para mantenernos fuertes inmunológicamente, como una especie de vacuna natural.

 

 

 

Fuentes de información:

todo-mail.com

bbc.com/mundo

efectococuyo.com

 

31/05/2021

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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