RENUÉVATE CON EL DO-IN

 

 

 

Por José Antonio García

Director de “Natura Instituto”

 

Automasaje oriental, fuente de energía y vitalidad

 

El Do-ln es una gimnasia japonesa basada en la medicina china, el yoga y las filosofías orientales, la cual nos permite sentirnos mejor y renovarnos de energía.

 

La palabra Do-ln significa: "Camino hacia el despertar de nuestra energía interior". Es una disciplina antigua con una gran influencia de los monjes budistas, quienes la utilizaban para mantener una buena salud y poder soportar las duras jornadas de labor, oración y ayuno en los monasterios.

 

El Do-ln interviene en nuestro cuerpo reactivando el flujo energético del organismo y corrigiendo desequilibrios como jaquecas, dolores de espalda, trastornos digestivos, problemas circulatorios, cansancio crónico, estrés, ansiedad e insomnio.

 

Mediante una serie de sencillos ejercicios, que en algunas ocasiones no son más que un pellizco o un golpecito con los dedos en determinadas zonas del cuerpo, se logra desbloquear los canales de la acupuntura por donde transcurre la energía. Una sesión completa diaria de Do-In dura no más de 20 minutos y nos pone en forma, permitiéndonos ganar flexibilidad y agilidad.

 

El Do-In se realiza en tres fases:

 

En la primera se toma conciencia del cuerpo a través de una respiración profunda.

 

La segunda fase va precedida de una serie de movimientos para calentar las articulaciones y, a continuación, se estiran los canales energéticos a través de diversas posturas y respiración. Esta fase termina con unos minutos de relajación.

 

En la tercera fase se realizan automasajes a lo largo de los canales energéticos mediante suaves golpes con la mano empuñada y la muñeca relajada, o también se pueden realizar presiones con los dedos en puntos de la acupuntura.

 

El Do-In nos ayuda a renovarnos y a cargarnos de energía, empezando por una agradable sensación de tranquilidad mental y vitalidad física. En poco tiempo desaparecerán los dolores de espalda, nos sentiremos menos cansados y empezaremos a dormir mejor.

 

Cuando los ejercicios se hacen por la mañana el cuerpo se tonifica, mientras que si se realizan al atardecer ayudan a liberar las tensiones y a lograr un sueño reparador.

 

DO-IN: AUTOMASAJE REVITALIZANTE

La postura ha de ser cómoda en un ambiente tranquilo. Para la concentración, nos puede ayudar escuchar música relajante y suave. La ropa ha de estar holgada, sin que ninguna prenda nos apriete. El automasaje se realiza dando suaves golpes con la mano empuñada y las muñecas sueltas o con presiones del pulgar cuando un punto se encuentra adolorido y endurecido. Lo ideal es hacerlo de pie, con las piernas ligeramente flexionadas.

 

Ojos: comenzamos por hacer nueve círculos alrededor del ojo con el dedo índice, de adentro hacia fuera, empezando por la parte superior del ojo. Luego presionaremos ambos lados del ángulo interno del ojo con el dedo índice donde encontraremos el punto uno del canal de energía de la vejiga. Este punto maestro nos sacará de cualquier estado de agotamiento y activará rápidamente nuestra energía.

 

Nariz: frotamos toda la nariz seis veces, desde la base hasta la raíz, en toda su extensión. Hacia ambos lados de las aletas nasales hacemos círculos en un punto del meridiano del intestino grueso (IG 19). Esto sirve para combatir la sinusitis, alergias, gripes, nariz obstruida, etc. Luego presionaremos con la uña la base de la parte frontal de la nariz entre los dos orificios nasales. Este punto activará nuestra energía psíquica.

 

Frente: con los cuatro dedos de la mano derecha estiramos la piel de la frente desde la sien del lado izquierdo y repetimos luego con la mano izquierda hacia el lado derecho. Lo repetimos doce veces, seis para cada

lado. Estos movimientos nos ayudarán a relajar la mente, aliviar los problemas oculares y los dolores de cabeza.

 

Cabeza: friccionamos la cabeza con la yema de los dedos de ambas manos, de adelante hacia atrás y viceversa. Luego friccionamos nuestras manos por encima de las orejas, como si nos estuviésemos peinando para uno y otro lado. Repetimos este movimiento de delante de la cabeza hacia atrás y luego buscamos algún punto doloroso.

 

En la línea media central, a la altura de la punta de las orejas, se encuentra un punto que suele ser doloroso cuando hay mucha energía en la parte de arriba del cuerpo, por exceso de preocupaciones o estudios.

 

Otro punto a masajear es la base del occipital. Cerca del cuello y en la raíz misma de este hueso, hay dos puntos simétricos llamados “la puerta del viento”. Debemos masajearlos bien todos los días para impedir que el viento externo entre en nosotros. Suelen ser puntos dolorosos en casos de estrés o de contracturas cervicales.

 

Pómulos: con la yema de tres dedos de la mano, de abajo hacia arriba, presionamos la base del pómulo. Luego, en el mismo lugar trazamos círculos pequeños, de afuera hacia adentro, que abarquen ambos pómulos. También hacemos un masaje similar en la mandíbula inferior, en este caso ayudándonos con el dedo índice y el pulgar, en toda la barbilla.

 

Cuello: con la yema de los dedos presionamos desde la parte inferior del trapecio ambos lados de la columna en dirección al cuello y terminamos en la base occipital. Luego presionamos bien el trapecio con la yema de los dedos de la mano contraria (cruzamos) y lo vamos ablandando. Debemos insistir hasta que lo notemos blando.

 

Brazos: primero masajearemos la parte interna del brazo izquierdo y luego la externa. Comenzamos dando unas suaves percusiones con la mano empuñada desde la altura de la axila (muy cerca de esta zona, en el centro de la axila, se encuentra el punto 1 del canal de energía del corazón) hasta llegar a la palma de la mano. En el centro de la palma, donde cae el dedo medio al flexionarlo, hay un punto para aumentar la concentración mental. Continuamos haciendo las percusiones con el puño por la parte externa, el dorso de la mano y seguimos subiendo pero por la parte externa del brazo. En esta zona encontramos al canal de energía del intestino grueso, intestino delgado y triple calentador (que rigen las hormonas), y continuamos subiendo por el antebrazo, el codo, el brazo, el hombro, las cervicales. Continuamos con el otro brazo, el derecho, por su parte interna primero y externa después.

 

Tórax: debajo de las clavículas y a ambos lados encontramos el punto uno del canal de energía del pulmón. Empezamos dando suaves percusiones primero con la yema de los dedos y luego continuamos con la mano empuñada y relajada, abarcando la zona correspondiente a los pectorales superiores.

 

Abdomen: primero empezamos a hacer percusiones alternando las dos manos empuñadas y relajadas a una altura aproximada de cuatro dedos debajo del ombligo, durante un minuto. Luego continuamos con círculos alrededor, haciendo que el círculo sea cada vez más grande hasta abarcar todo el abdomen, A continuación nos doblamos un poco hacia delante y metemos los dedos por debajo de las costillas, masajeando bien todos los órganos internos: hígado, estómago, vesícula, páncreas, bazo, intestinos, útero, vejiga. Finalmente realizamos fricciones con dos manos superpuestas en todo el abdomen, primero en sentido horario 33 veces y luego, 12 veces en sentido contrario.

 

Lumbares: cerramos las manos y con el dorso hacemos percusión en toda la zona lumbar a ambos lados. No olvidemos que toda la energía reside en los riñones, que son órganos muy importantes a nivel energético, y deben estar bien calientes. Para ello friccionamos con las palmas de la mano.

 

Glúteos: con los nudillos hacemos percusiones, especialmente a la altura donde se colocan las inyecciones y al borde del hueso sacro. Esto ayuda a distribuir la energía por toda la zona pélvica y las piernas, evitando el dolor y la fatiga.

 

Piernas: continuamos las percusiones bajando por ambas piernas por la parte de atrás y lateral externa, estimulando el canal de energía de vejiga, vesícula biliar y estómago, hasta llegar a los pies, en donde nos sentaremos y masajearemos bien la planta haciendo percusiones con los puños. Luego nos paramos y subimos hacia arriba por la parte interna de ambas piernas, estimulando así el canal de energía de riñón, bazo e hígado.

 

ARTÍCULO PUBLICADO EN LA EDICIÓN 2.

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