TODO ESTÁ EN EL ESTADO MENTAL

 

Para la recuperación de cualquier paciente, sin lugar a dudas, el estado mental es tan importante como los hábitos alimenticios. Del optimismo y la convicción de sanar depende el éxito del tratamiento.

 

La noticia de que uno tiene cáncer siempre nos afectará; sin embargo, es necesario tener en cuenta ciertas pautas para el mejor manejo de la enfermedad, por ejemplo, dejar fluir la primera reacción: la negación de la enfermedad. El proceso de aceptación se producirá todavía por distintas etapas.

 

La segunda fase se basa en la aceptación de la enfermedad sin sentimientos de depresión. Es necesario que los pacientes sepan que el cáncer se cura, aun estando en un estado avanzado, por lo cual deben estar convencidos de que el tratamiento funcionará. Cuando esta actitud de confianza cambia, el pronóstico mejora considerablemente, el paciente tendrá menos náuseas, se le caerá menos el pelo y los tumores irán desapareciendo.

 

El médico oncólogo Antonio Camargo se alejó de las terapias tradicionales que buscan mitigar el cáncer y descubrió que en realidad el estado mental de un paciente influye mucho en su recuperación, incluso este puede ser más importante que los hábitos alimenticios y la quimioterapia. El éxito del tratamiento dependerá del optimismo del paciente y de su convicción de que se curará, apoyado siempre con productos naturales que, en algunos casos, tienen la extraordinaria cualidad de ser sustitutos de los costosos medicamentos.

 

El cáncer se puede generar en la mente, así lo ha confirmado el Dr. Antonio Camargo, y respalda esta afirmación en la experiencia que ha tenido con cientos de pacientes de cáncer a lo largo de su carrera. El estado emocional y anímico que una persona tiene frente a la vida puede derivar en un cáncer o puede ayudar a mitigarlo.

 

Antonio Camargo comenzó su carrera en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, pero luego se dedicó a atender a pacientes con esta enfermedad en el Hospital Edgardo Rebagliati. Fue allí que, entablando amistad con las personas que acudían a su consultorio en busca de ayuda, descubrió un aspecto de la medicina aún inexplorado para él: la medicina natural. “Un día se me acercó un paciente y me dijo: _Toñito, he traído una caja de Noni, dicen que esto cura el cáncer. _¿De noni? ¿Qué es eso?, le dije, y fue en ese momento que decidí investigar. Fue como si se abriera todo un mundo de posibilidades”, cuenta el doctor Camargo.

 

Descubrió entonces que no había paciente que no tuviera en su cajón o en su bolso algún frasco de productos naturales en los que apoyaba su quimioterapia. A pesar de haber participado en las redadas que se hacían en el Rebagliati en busca de estos productos, bajo el argumento de que no se sabía qué efectos podían ocasionar, el doctor Camargo pasó a apoyar los tratamientos que él prescribía en las propiedades de estos productos y a investigar acerca de ellos. Hasta que un día tuvo una visión que nueva-mente cuestionó sus paradigmas.

 

“Un médico naturista, amigo mío, llegó al hospital, muy mal. Él había sanado a mi familia con yerbas y vegetales, y me sorprendió cuando uno de mis colegas me dijo que él estaba ahí, que me había visto pasar y que mencionó que me conocía. Entonces fui a buscarlo y lo que observé fue una figura parada en la puerta, delgada y muy demacrada, tomando un jugo de zanahorias. ¡Él, que supuestamente curaba naturalmente! Le pregunté qué tenía y qué había sido de su familia. Me dijo que tenía cáncer de estómago y que hacía años se había separado de su esposa”.

 

Prevención mental

Si uno incursiona en el nivel más profundo -dice el médico- es la persona la que crea su enfermedad. “Cuando se analiza a un paciente con cáncer y se escarba en su historia de vida, se encuentran muchas cosas en las que nunca le ha ido bien: separaciones, desaparición de los padres tempranamente, emprendimientos sin éxito. Es como si estuvieran predispuestos a lo negativo, a nivel muy subconsciente parecen decir ‘no me merezco lo bueno, no merezco tener éxito, merezco la enfermedad’, y cuando menos se dan cuenta, pensamiento por pensamiento, granito por granito, han ido construyendo el castillo de su enfermedad”.

 

Por esa razón, por ejemplo -continúa el doctor Camargo- es común ver a personas que tienen buenos hábitos alimenticios y sin embargo tienen cáncer. La razón es porque el nivel mental en la aparición y prevención del cáncer puede tener incluso más peso que el cuidado físico.

 

Mucho se dice -precisa el médico- que la depresión baja las defensas y por eso, al deprimirnos o ser víctimas de la ansiedad, quedamos expuestos a las enfermedades. Sin embargo, un sistema inmunológico fortalecido con alimentos adecuados puede tener altas defensas, pero aun así el cuerpo no reacciona, no reconoce la enfermedad. "Es lo que se llama fenómeno de tolerancia inmunológica. Entonces, creo que el tema va más allá, la depresión alimenta la enfermedad a través de algunas actitudes del paciente, como no cumplir con el tratamiento que uno le indica o simplemente el no creer que se va a curar o tener la idea de que no va a lograr superar la enfermedad. El paciente depresivo viene arrastrando una carga desde mucho tiempo antes”, sostiene el Dr. Camargo.

 

Cambiar nuestro estilo de vida

Actualmente, casi no hay persona que no haya escuchado que un amigo, familiar o conocido ha tenido cáncer. Este mal se ha vuelto totalmente común en los últimos años, pero antes era bastante raro, ¿qué ha cambiado, entonces?

 

El doctor Camargo considera que se trata de un cambio en el estilo de vida de nuestra sociedad. Uno puede tener buenos hábitos alimenticios, pero si no tiene un buen estado emocional podría generarse un cáncer. De modo que la prevención está en pasar más tiempo con la familia, pensar bien, pensar sano y dejar fluir las emociones. “Si te vas a preocupar, preocúpate bien pero deja que pase; si te vas a reír, ríete con ganas. Debo alimentarme sano, pero tan importante como eso es tener una actitud positiva frente a la vida. Si piensas que todo te irá mal... ¡pues todo te va a ir mal! Si siempre estás pensando en desgracias, en enfermedad y eres negativo frente a todo, pues vas a programar tu enfermedad. Pero si eres positivo, proactivo, no te van a pasar mayores cosas. Es como aquella oración del doctor Christian Barnard: ‘Si piensas que estás vencido, lo estás’”.

 

Alimentos que ayudan a la quimioterapia

Actualmente -dice el doctor Camargo- se sigue tratando el cáncer con métodos que ya deberían haber quedado en la historia. El médico se refiere al alto costo y a la toxicidad de estos medicamentos en relación al poco impacto que tienen sobre la enfermedad. En algunos casos -comenta- se trata de sustancias cuyos efectos son tan poco conocidos que producen efectos secundarios y también pueden ocasionar reacciones gastrointestinales terribles. Estos tratamientos pueden llegar a costar entre 20000 y 30000 mil soles al mes.

 

Tratar a un paciente con cáncer es saber cómo nutrirlo y saber qué le servirá como complemento a su terapia. Por ejemplo, el hecho de administrarle vi-tamina C endovenosa hará que las reacciones tóxicas sean mucho menores. También es importante darle una buena nutrición basada en ácidos grasos Omega 3 y 9, los famosos aceites de sacha inchi y de oliva. Este último tiene efectos antiinflamatorios muy potentes, además de efectos antineoplásicos moderados muy similares, dice Camargo.

 

Otro de los alimentos que puede ayudar al tratamiento de un paciente on-cológico es el extracto de kion, que tiene facultades antieméticas, pues la quimioterapia tiende a generar muchas náuseas. Este alimento también tiene efectos antiinflamatorios y protege al hígado y los riñones del efecto tóxico de la quimioterapia. “Personalmente, lo uso para el tratamiento de cáncer de ovario”, comenta.

 

Lo más importante es saber que la medicina preventiva va mucho más allá, pues implica desde lo que nos llevamos a la boca hasta nuestras actitudes, estilos de vida y emociones. Debemos tener un mejor manejo de todo esto porque es ahí donde se gesta la enfermedad. Entonces, a vivir mejor y a pensar positivo.

 

El secreto de la alimentación “preventiva”

Existen productos naturales que, junto a un estado anímico equilibrado, nos sirven para prevenir un posible cáncer. Aquí te mostramos algunos, según la recomendación del doctor Antonio Camargo:

 

1. Curcuminoides, contenidos en el azafrán peruano. Muy conocido por darle color a los famosos “juanes” de la selva, el azafrán tiene efectos antiproliferativos a nivel de tubo digestivo, y muy potentes a nivel de prevención de lesiones precancerosas de colon y estómago.

 

2. Antocianina, que la encontramos en el maíz morado y el saúco. Es un excelente protector del tubo intestinal.

 

3. Fitoestrógenos, que los encontramos en la linaza y en la soya. Consumidos regularmente, reducen significativamente el riesgo de padecer cáncer de mama.

 

4. Minerales como el manganeso, cobre, zinc y magnesio. Estos son muy importantes en la regulación de las funciones celulares. No olvidemos que el cáncer empieza con la alteración de las funciones de una célula.

 

5. Flavonoides, contenidos en vegetales de colores rojos encendidos como los pimientos, que son antioxidantes y nos protegen de múltiples enfermedades.

 

6. Frutas en grandes cantidades. Si les es difícil consumir cinco porciones de fruta al día, cojan una piña, un melón, una tuna, un kiwi y licúenlos con poco agua. Tomen esta preparación todas las mañanas.

 

7. Prefieran los alimentos orgánicos, que están libres de pesticidas.

 

Recuerden que la felicidad es un factor importante que los ayudará a prevenir el cáncer.

 

El secreto de la alimentación “preventiva”

 

PENSAR EN POSITIVO

El sistema nervioso central maneja absolutamente todas las funciones del cuerpo y lo hace a través de las hormonas.

 

Bajo el postulado de que la mente es producto de la acción del cerebro, nace la psiconeuroinmunoendocrinología. Según esta ciencia, lo que pensamos y sentimos tiene una relación directa con los cambios que se producen en el organismo.

 

Por ello, el doctor Antonio Camargo aconseja a los pacientes con cáncer que estén convencidos de que el tratamiento que reciben tendrá un efecto positivo sobre ellos. Carece de sentido que el paciente vaya a recibir un tratamiento de quimioterapia con temor o sin confianza, comenta. Él recomienda, al momento de recibir la terapia, extender el brazo y hacer la siguiente oración:

 

“Gracias, Dios mío, porque estos medicamentos van a ingresar a mi cuerpo para desaparecer lo malo que hay en él. Con ellos me voy a recuperar. Estoy convencido de que van a ayudar en mi curación”.

 

Existen otros pensamientos que también nos pueden acompañar en el tratamiento:

 

• Yo soy la salud perfecta en cada célula y órgano de mi cuerpo. En mi organismo solo existen células sanas, llenas de energía y luz radiante. Gracias, Dios Mío.

 

• Me voy a tomar todo el tiempo que necesite para recuperarme. Estos son regalos que me hago a mí mismo, y que me hacen sentir bien conmigo mismo y con mi recuperación.

 

• Soy importante porque soy hijo de Dios. Nada negativo puede tocar lo realmente sutil de mi naturaleza. Solo lo positivo toca mi alma y me permite crecer y evolucionar.

 

• Soy valiente y confío en la cura. Sin miedo ni dudas puedo alcanzar lo que me proponga. Soy capaz de lograr en mí el cambio.

 

 

Dr. Antonio Camargo

Médico Oncólogo

Director del Instituto de Oncología Integrativa ONKOS

Telef.: 3390583

 

 

 

ARTÍCULO PUBLICADO EN LA EDICIÓN 17.

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