TOXEMIA

 

 

Este concepto básico -y muchas veces discutido- de la medicina natural se refiere al estado de intoxicación más o menos latente que todos padecemos.

 

El complejo ciclo del metabolismo humano produce, como fin de sus reacciones, unos productos de desecho que deben ser eliminados de la manera más rápida posible. Si introducimos muchos alimentos que aportan toxinas o si los órganos eliminatorios son insuficientes, se produce un aumento de la toxemia. Así, ninguna persona está absolutamente libre de tóxicos porque éstos forman parte de la cadena metabólica normal del organismo. Cuando éste no consigue eliminar todos los tóxicos, los almacena en lugares no vitales. Sin embargo, para almacenarlos debe transformarlos en sustancias más complejas y, por lo tanto, más difíciles de eliminar.

 

Las toxemias pueden clasificarse en:

 

· Toxemia endógena. Los tóxicos están producidos por un metabolismo deficiente del organismo. Las personas con toxemia endógena producen tóxicos aunque su alimentación sea correcta porque su cuerpo no es capaz de asimilar adecuadamente los alimentos. Además de una dieta apropiada, estas personas necesitan una serie de consejos terapéuticos naturales orientados a la normalización de las funciones metabólicas.

 

· Toxemia exógena. Los tóxicos proceden directamente de la asimilación de sustancias provenientes del exterior (alimentos, medicamentos, drogas, etc.). Estas sustancias no han sido eliminadas, bien por su extraordinaria complejidad (tal es el caso de muchas drogas y medicamentos), bien por su excesivo aporte (como ocurre con los alimentos) o bien por deficiencias en los sistemas de eliminación.

 

Mediante el diagnóstico por el iris, se pueden hacer apreciaciones muy valiosas de la toxemia y de la energía vital de un paciente. La toxemia endógena suele ser de color blanquecino, mientras que la exógena se observa como un estrato pigmentario.

 

La toxemia intestinal

La alteración de la flora intestinal provocada por la presencia de bacterias dañinas es la causa principal de este trastorno, cuyas causas más directas son una dieta desequilibrada y una función intestinal deficiente.

 

El intestino grueso se ocupa de la eliminación de los residuos originados durante la digestión. Si este proceso no se realiza adecuadamente y se acumulan sustancias perjudiciales, el organismo se intoxicará y aparecerán los primeros síntomas de enfermedad.

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