CONTAMINACIÓN LUMÍNICA

 

La polución lumínica es la presencia de luz antropogénica y artificial en el ambiente nocturno. Se ve agravada por el uso excesivo, mal dirigido o molesto de la luz; pero incluso la luz utilizada con cuidado altera fundamentalmente las condiciones naturales. Como efecto secundario importante de la urbanización, se le culpa de comprometer la salud y de alterar los ecosistemas. 

Es más severo en áreas altamente industrializadas y densamente pobladas de América del Norte, Europa y Japón, pero incluso cantidades relativamente pequeñas de luz podría crear problemas. La conciencia de sus efectos nocivos empezó a estudiarse a mediados del siglo XX. En la década de 1980 surgió un movimiento global de cielo oscuro con la fundación de la Asociación Internacional de Cielo Oscuro, creada por el astrónomo profesional David Crawford y el médico Tim Hunter. La misión de esta asociación es preservar y proteger el medio ambiente nocturno y nuestra herencia de cielos oscuros a través de una iluminación exterior de calidad. 

Durante más de 2 millones de años, el ser humano ha evolucionado para vivir con el horario de la naturaleza. Ir a dormir con el sol y levantarse con su primer rayo. Hace 200 años se inventó la luz eléctrica y hemos alargado nuestro día y alterado nuestros ritmos circadianos. Con la luz artificial cenamos y dormimos muy tarde lo que provoca cambios hormonales fatiga y sobre peso. Perjudica la correcta regulación de la melatonina y de nuestro sistema inmunitario en general. 

Thomas A. Edison jamás pensó que su gran invento de la bombilla eléctrica podría originar tantos problemas de salud con su mal uso y en exceso.

La ciencia todavía no sabe por qué hay tipos cronológicos, es decir, personas diurnas, mañaneras, vespertinas, nocturnas y a otras que les encanta el amanecer. Se puede deber a factores genéticos o a la edad. Pero podríamos decir que, en general, la especie humana es diurna. 

 

18/06/2021

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