UN MUNDO SIN FRONTERAS

 

 

Abdulla Salem El-Badri

Secretario General de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)

 

 

Yo veo un mundo sin fronteras.

 

Los desarrollos en el mundo actual están preparando el camino para cambios demográficos grandes que serán muy visibles dentro de cincuenta años. Veo un mundo donde ninguno de los países desarrollados de hoy pueda conservar su homogeneidad conforme el flujo de inmigrantes -con diferentes culturas, estilos de vida, religiones, etc.- afecte sus culturas autóctonas. Esta tendencia ha empezado y sólo aumentará.

 

Aunque las naciones desarrolladas ofrecen mejores condiciones de vida, la mayoría tiene dificultades para suplir la demanda de mano de obra, atrayendo así a los inmigrantes. Al mismo tiempo, la vida en los países menos desarrollados se ha hecho más difícil, llevando a la gente a emigrar en búsqueda de pastos verdes.

 

Habrá un punto en que las autoridades de los países desarrollados, sobre todo aquellos con poblaciones relativamente pequeñas, se preocuparán por la dilución de sus culturas y actuarán para detener eso. Sin embargo, no tendrán éxito, porque en los siguientes cincuenta años es posible que las autoridades nacionales sean menos poderosas con los ciudadanos y otros residentes de sus países, a la vez que el concepto de humanidad rompe los límites nacionales. Esto puede, por supuesto, atribuirse al argumento firme acerca de las nuevas tecnologías en comunicaciones, etc. ¿Deberán las naciones del mundo mantener sus tradiciones y estándares de vida en sus propios territorios, o deberán permitirles volar alrededor del mundo?

 

Espero que la gente tenga ciudadanías dobles (las de su estado-nación y la del mundo). El mundo rescatará a sus ciudadanos cuando sus soberanos nacionales no abusen de sus derechos humanos.

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