APRENDER A ESCUCHAR EN EL SILENCIO

 

Quien no te quiere oír, no te escucha ni si quisiera si gritas.

Quien te quiere entender, te entiende incluso si no hablas.

 

 

El ruido es contrario al encuentro con uno mismo. Por ello los gritos alejan a las personas, de otras personas y de sí mismos.

 

Solo es aceptado gritar si la persona está muy lejos o si no escucha bien. Por eso en el campo, en grandes distancias, se llaman a gritos para poder ser escuchados.

 

Si alguien quiere escuchar, lo hará de todas maneras, así se susurre.

Si no quiere, no lo hará así se grite.

 

Saber escuchar es un valioso don que no todos poseen. Se aprende, se educa, se entrena a veces con costos muy altos en la experiencia humana.  Hasta que el oído de la voluntad y del querer hacerlo se abren y las palabras fluyen una tras otra cargadas de contenido y valor.

 

Hay un momento en que escuchamos también la voz del alma y este es un momento sublime de encuentro con uno mismo y su luminosa esencia divina.

 

Entonces diremos que los oídos internos están abiertos y dispuestos a seguir escuchando esta música celestial.

 

¡Porque ya es hora alma mía!

 

NOTA EDITORIAL: Si desean aprender más sobre filosofía, psicología y espiritualidad, les recomendamos entrar en la página de Facebook TODOS SOMOS LO MISMO, administrada por el autor de este artículo.

 

 

16/03/2021

 

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