ATEOS Y CREYENTES

 

 

Los ateos se imaginan que poseen cualidades superiores de objetividad y de lógica: al menos ellos se pronuncian sobre lo que ven, escuchan, tocan, miden, etc., mientras que los creyentes, hasta tal punto obnubilados por su fe, arrastran juicios erróneos. Pues bien, por muy inteligente que sea un ser humano, si no cree en la existencia de Dios, en la realidad del alma, en la inmortalidad del espíritu, le faltará siempre un elemento esencial para perfeccionar sus observaciones y sus juicios. La ausencia de este elemento, le retiene en un punto de vista superficial; se queda en la forma, en la superficie de la existencia.

 

 

Un ateo es comparable a aquél que, ante un ser humano, no considera más que su anatomía. Mientras se trate de identificar los miembros, los órganos, y de describir su apariencia, está bien, la anatomía puede ser suficiente. Pero ocuparse solo de la anatomía significa ocuparse de un cuerpo sin vida, no de la vida misma. Es necesario que la creencia en el mundo divino venga a introducirse en el ser humano, para que pueda descubrir la verdadera dimensión de los seres y las cosas, y sentir las corrientes que circulan entre ellos.

 

 

 

Extraído del libro “Pensamientos cotidianos”

Autor: Omraam Mikhaël Aïvanhov

Editado por Bien de Salud

con la autorización de Editorial Prosveta www.prosveta.com

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