¡CANTA!

 

 

Sí, hay miedo. Sí, hay aislamiento. Sí, hay pánico comprando. Sí, hay enfermedad. Sí, incluso hay muerte. Pero…

 

Dicen que en Wuhan después de tantos años de ruido puedes escuchar los pájaros otra vez.

 

Dicen que después de solo unas semanas de silencio, el cielo ya no está lleno de humo, está azul y gris y claro.

 

Dicen que en las calles de Asís, la gente se está cantando el uno al otro a través de las plazas vacías, manteniendo sus ventanas abiertas para que los que están solos puedan escuchar los sonidos de las familias alrededor de ellos.

 

Dicen que un hotel en el oeste de Irlanda ofrece comidas gratis y las entrega a las casas.

 

Hoy, una mujer joven que conozco, está ocupada difundiendo folletos con su número a través del barrio para que los ancianos puedan tener a alguien a quien llamar.

 

Hoy iglesias, sinagogas, mezquitas y templos se están preparando para dar la bienvenida y refugio a los sin hogar, los enfermos, los cansados.

 

En todo el mundo la gente está mirando a sus vecinos de una manera nueva.

 

En todo el mundo la gente está despertando a una nueva realidad. Por lo grandes que somos realmente, al poco control que realmente tenemos, a lo que realmente importa: Amar. Así que oramos y recordamos eso.

 

Sí, hay miedo. Pero no tiene que haber odio.

 

Sí, hay aislamiento. Pero no tiene que haber soledad.

 

Sí, hay pánico comprando. Pero no tiene que haber mezquindad.

 

Sí, hay enfermedad. Pero no tiene que haber enfermedad del alma.

 

Sí, incluso hay muerte. Pero siempre puede haber un renacimiento del amor.

 

Despierta con las decisiones que tomas en cuanto a cómo vivir ahora.

 

Hoy, respira. Escucha, detrás de los ruidos de la fábrica de tu pánico.

 

Los pájaros están cantando de nuevo, el cielo se está despejando, la primavera está llegando, y siempre estamos abarcados por el amor.

 

Abre las ventanas de tu alma y aunque no seas capaz para tocar a través de la plaza vacía, ¡canta!

 

 

 

Brother Richard Hendrick

Fraile franciscano capuchino

Guardián del convento de Ards en Donegal, Irlanda

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