CÓMO ABORDAR LA DISCRIMINACIÓN SOCIAL TRAS LA LLEGADA DEL COVID-19

 

El brote pandémico por causa del COVID-19, vino a desatar a nivel social, comportamientos discriminatorios dirigidos hacia ciertos grupos de personas a las que se les asocia con dicha enfermedad. 

 

Según informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), los ataques estigmatizantes iniciales estuvieron dirigidos hacia los asiáticos, a quienes se les atribuyó haber sido los causantes de desatar la pandemia, para posteriormente ir extendiéndose hacia grupos muy variados, como por ejemplo las personas expuestas directamente al virus (trabajadores del sector salud, empleados de supermercados, etc.), quienes han sufrido amenazas y peticiones de no regresar a sus hogares para no contaminar a sus comunidades, así como hacia las primeras regiones contagiadas del mundo; también a las personas en situación de calle, por no tener un hogar en el cual resguardarse y cumplir con las medidas sanitarias y cuarentena ordenadas, entre muchos otros.  

 

Esos actos discriminatorios dirigidos contra distintos grupos alrededor del mundo, han ido en aumento, y han estado compuestos de amenazas, pérdidas de estatus, agresiones verbales y físicas, boicot a actividades comerciales, restricciones de ingresar a determinados sitios como comercios públicos, instituciones educativas, entre otros. 

 

Consecuencias de la discriminación social por COVID-19

Las consecuencias de estos ataques son nefastas, pues producen resultados opuestos al objetivo de prevenir el contagio:

-  Producen que las personas discriminadas prefieran no admitir que están enfermas, y por ende, no cumplan las medidas sanitarias de resguardo, lo que provoca mayor riesgo de propagación del virus.

- Producen que las personas enfermas prefieran no buscar atención médica oportuna, provocando complicaciones mayores en la salud y mayor riesgo de propagación del virus.

- Incitan a que las personas prefieran no adoptar medidas saludables, ni acepten ser examinadas o testeadas.

- Producen un impacto psicoemocional en los afectados por el virus, lo cual puede agravar la respuesta inmunológica al virus, empeorando su salud.

- Producen graves impactos emocionales en quienes no solo tienen que lidiar con la enfermedad propia o de sus seres queridos, sino con un problema adicional como la discriminación; lo cual puede provocar depresiones, ansiedad y demás emociones negativas que desencadenen en somatización de enfermedades físicas o peor aún, enfermedades psicológicas y suicidios.

- Provoca resentimiento social en las víctimas de estigmatización.

 

Cada uno de esos actos discriminatorios, son injustos y vejatorios a la condición de seres humanos. Es importante recordar que todos podemos estar en el lugar del otro, y por ello, nunca deberíamos señalar y juzgar al otro, porque podríamos nosotros estar en ese lugar en otras circunstancias. 

 

Es fundamental recuperar la empatía, la solidaridad y la sensibilidad por el prójimo, pues todos somos seres humanos viviendo la misma experiencia terrenal; todos somos hijos del creador, y deberíamos tratarnos como hermanos. 

 

Consejos para abordar la discriminación por COVID-19

- No vincular la enfermedad a ubicaciones o etnias particulares.

- No difundir rumores, noticias falsas, exageradas o mensajes de miedo como por ejemplo tasas de mortalidad falsas; sino únicamente información verídica y precisa, con bases científicas. Está demostrado que con las medidas de prevención y tratamiento adecuado, la mayoría de las personas podrán superar la enfermedad.

- Cuidar el lenguaje, para que sea más inclusivo; por ejemplo:

Optar por referirse a “personas contagiadas de Covid-19”, en lugar de “casos” o “víctimas” de Covid.19. 

Optar por referirse a “presuntos casos de Covid-19”, en lugar de “casos sospechosos de Covid-19”.

Optar por referirse a personas que han “contraído o adquirido Covid-19”, en lugar de personas que “transmiten”, “infectan”, “propagan” el Covid-19”. 

 

Nunca olvidemos, que la vida a veces invierte los papeles, y aquello que damos a los demás, se regresa multiplicado; por ello, si damos odio, discriminación, insultos, etc., posiblemente en algún momento de la vida nos toque recibir con creces de eso mismo. En cambio, si damos amor, solidaridad, paz, etc., eso recibiremos multiplicado; pues aquello que ofrecemos al mundo, crece y se multiplica. 

 

Si queremos un mundo mejor para nosotros y nuestras generaciones siguientes, debemos sembrar valores y formar una cultura de solidaridad ciudadana, inclusiva y de trato justo e igualitario, que permita ser eco multiplicador de buenas acciones entre ciudadanos del mundo. Si queremos un mundo de paz, debemos empezar a construirlo cada uno desde nuestras pequeñas acciones cada día. 

 

Esta pandemia nos ha afectado a todos, y todos juntos, saldremos de ella; por eso, seamos solidarios entre nosotros para que las fuerzas se unan y salgamos victoriosos.


 

Fuentes de información:

es.unesco.org

unicef.org


16/06/2021

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