DAR GRACIAS POR LAS PRUEBAS

 

 

Cuántas personas, ante una prueba, comienzan rebelándose contra el Cielo: “¿Cómo? ¿Hacerme esto a mí?” Sí, precisamente a ustedes, y deben aceptarlo intentando descubrir los elementos más útiles para su avance espiritual. Deben saber que debido al actual estado de desarrollo de la tierra y el grado de evolución en que se encuentra la humanidad, el ser humano tiene que sufrir necesariamente. La tierra es como un lugar de corrección, y al mismo tiempo un centro de aprendizaje. El sufrimiento es pues inevitable, y si lo aceptan, ponen en actividad fuerzas escondidas que originan dentro de ustedes una labor inmensa.

 

Cuando atraviesen un momento difícil, díganse que puesto que son hijos de Dios, poseen dentro de ustedes los medios para superar esta prueba. Tenemos que amar las pruebas, pero “amarlas” no significa buscarlas estúpidamente (de todas formas vendrán sin que las busquen), sino que solo significa: superarlas bien, y para superarlas bien tenemos que aprender a dar las gracias, a estar agradecidos, porque tienen un sentido.

 

Sí, si nos rebelamos contra la justicia divina, aumentamos nuestras cargas; para aligerarlas, tenemos que dar gracias al Cielo. Dirán: “¡Cómo! ¿Dar gracias al Cielo cuando somos desgraciados, estamos enfermos, nos hemos quedado en la miseria?” Sí, es un gran secreto: aun siendo desgraciados, debemos encontrar una razón para dar las gracias. ¿Son pobres, miserables? Den las gracias, den las gracias, regocíjense de ver a los demás ricos, en abundancia, y entonces verán…Poco después se abrirán determinadas puertas y las bendiciones empezarán a derramarse sobre ustedes.

 

Aprendan a dar las gracias por las pruebas que se les envían, es la mejor manera de transformarlas. Si se rebelan, muestran que son orgullosos y no podrán transformar estas pruebas en oro y en piedras preciosas. Pero si dicen: “Oh, señor, gracias, ciertamente existe una razón para que esto me ocurra, habrá algo que aprender. No soy perfecto, debí cometer alguna tontería” Gracias a su humildad, sentirán de pronto que algo ha mejorado. Prueben, y lo verán.

 

Es preciso comprender que debemos utilizar las dificultades y alegrarnos aunque no tengamos aparentemente ningún motivo para ello. Esta es una filosofía que les dará la posibilidad de dominar y superar todas las dificultades, tener dominio sobre la vida, ser dueño de todas las situaciones. Y ante su poder, la fuerza de su alma, la Providencia dirá: “Quítenle este obstáculo, perdónenle este sufrimiento…” Y un día permitirá que sean liberados de todo aquello que les estorba.

 

 

 

Extraído del libro “Reglas de oro para la vida cotidiana”

Autor: Omraam Mikhaël Aïvanhov

Editado por Bien de Salud

con la autorización de Editorial Prosveta www.prosveta.com

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