DIVORCIO, UNA DECISIÓN DIFÍCIL

 

Las relaciones de pareja son complejas, de eso no hay duda. Se trata de dos personas intentando, permanentemente, de hacer que sus mundos encajen como piezas de un rompecabezas y esto no es tarea fácil.

Cuando dos seres humanos que se juran amor eterno deciden aventurarse en la convivencia, se ven envueltos en una serie de nuevos retos, obstáculos y baches que, en su mayoría, suponen un cambio en la dinámica previamente establecida y un ajuste en sus rutinas y costumbres. En muchos casos, las parejas aprenden a sobrellevar dicha crisis y logran readaptarse a su nuevo contexto. Sin embargo, existen otras que terminan por separarse ya que, pasado cierto tiempo, no consiguen estar a gusto uno con el otro.

Las causas más comunes de separación de una pareja son la abrumadora cantidad de discusiones que parecen no llegar a ningún lado, la falta de compromiso por una o ambas partes, y las expectativas que tienen uno del otro (muchas veces, poco realistas), entre otras. Cabe mencionar que para que se de una separación por completo, los involucrados han de pasar por varias etapas que van desde identificar el origen del problema detonante, tratar de hallarle una solución, permanecer en un estado de ensayo y error por un período variable de tiempo, y finalmente, decidir tomar caminos diferentes al ver no resueltas sus incomodidades.

La ecuación se vuelve aún más complicada cuando hay hijos de por medio. Los niños y adolescentes tienden a sentir culpa por la posible separación de sus padres, suelen castigarse por ello y algunos asumen la total responsabilidad del asunto. Aquellas parejas que estén planteándose la opción de una separación, deberán priorizar el bienestar de los pequeños y anteponer sus necesidades a las suyas sin que esto suponga continuar juntos en perjuicio de toda la familia.

Bajo esta desalentadora figura, los niños y adolescentes suelen hacerse preguntas como: ¿con quién y a dónde voy a vivir si se separan mis padres?, ¿me van a cambiar de colegio?, ¿podré continuar con mis actividades con normalidad?, ¿en dónde voy a pasar vacaciones o navidad?, entre otras. Es imperativo que todos estos cuestionamientos reciban la debida atención y sean resueltos en el menor tiempo posible para evitar daños psicológicos y emocionales a largo plazo.

 

¿Qué consecuencias trae una separación en los hijos?

Según un estudio realizado por Amato (1994), algunos de los efectos encontrados en niños con padres separados son el autoconcepto bajo, un mal rendimiento académico, una pobre capacidad para relacionarse con otros, un bajo nivel emocional, problemas de conduta, entre otros. Wallerstein (1994) afirma que, incluso en muchos casos, estos efectos pueden durar no solo lo que toma el proceso de separación de los padres, sino el resto de sus vidas.

 

Para poder ayudar al niño o adolescente y minimizar el daño a largo plazo, debemos estar preparados, armados y cargados con respuestas a sus abrumadoras preguntas. No todos reaccionan de la misma manera a la noticia de separación y dependerá, en gran medida, de la edad que tengan los hijos para establecer cuál es el mejor momento para dar el paso a la delicada conversación. 

Ofrecer apoyo constante, resolver dudas, fomentar la sinceridad, hablar claro y legitimizar sus sentimientos son algunas de las recomendaciones básicas a tomar en cuenta para afrontar la situación sin dejar de lado la valiosa oportunidad de ayuda que un profesional de la salud mental puede ofrecer. Es importante aceptar que a veces, contar con una guía y acompañamiento externo puede traer muchos beneficios para toda la familia.

 

NOTA EDITORIAL: Si desean contactarse con la psicóloga Brenda Carranza o solicitar una consulta virtual, pueden comunicarse con ella a través de:

Teléfono celular:   982 027 378

Correo:  brendacarranza91@gmail.com

Instagram: Psicóloga_brenda_carranza

 

26/11/2020

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