EL MATRIMONIO, SÍMBOLO UNIVERSAL

 

 

 

La tradición nos enseña que en el origen el ser humano fue creado macho y hembra. Así pues, el hombre es al mismo tiempo hombre y mujer, y toda mujer es, a la vez, mujer y hombre. Ser hombre o ser mujer es solamente la mitad, y cada uno tiene que encontrar su otra mitad complementaria. ¿Dónde? Dentro de uno mismo, y esto es lo que ignoramos. Para cada hombre y para cada mujer, el verdadero matrimonio es la unión interna con la otra mitad de su ser, y no la unión externa con otra mujer u otro hombre. Este es el verdadero matrimonio: encontrar la otra mitad de sí mismo, atraerla, fusionarse con ella y convertirse finalmente en un ser completo para realizar la labor mágica.

 

La mayoría de matrimonios que se realizan en la tierra no son más que experiencias o ensayos con más o menos éxito, mientras estamos esperando poder realizar el verdadero matrimonio que es de orden espiritual. Este verdadero matrimonio está representado en la India mediante el símbolo del “lingam”. Este símbolo representa que los dos principios – el masculino representado por la línea vertical, y el femenino por la base horizontal -, jamás deben estar separados en el ser humano. Cada hombre y cada mujer tienen que llegar a realizar interiormente la unión de estos dos principios. Naturalmente, ello es muy difícil y la mayoría de las veces, cuando el hombre y la mujer se unen físicamente, en realidad están separados: en su alma, en su cabeza, están separados. El hecho de que estén físicamente separados no tiene importancia; lo importante es que cada uno realice en sí mismo el matrimonio de los principios masculino y femenino.

 

Si son capaces de comprender los misterios del matrimonio, comprenderán todos los secretos de la vida. El matrimonio está muy extendido, pero muy pocos conocen su sentido profundo. La gente se casa para distraerse, porque se aburre, porque ansía placeres sensuales, y busca el compañero o la compañera que le dará estos placeres; porque es pobre y se casa porque desea enriquecerse, o porque es incapaz de desenvolverse solo en la vida cotidiana y necesita una criada o una ayuda de cámara que le ayude. ¿En qué han convertido los seres humanos el matrimonio? Es mejor olvidarlo.

 

Para mí el matrimonio es algo tan sublime que no estoy muy seguro de haberlo profundizado totalmente. Lo que sí sé es que el matrimonio espiritual permite realizar grandes cosas. El hombre posee la quintaesencia, pero mientras no está casado internamente, no puede condensar esa quintaesencia para hacerla visible, tangible y real en el campo físico: le falta el factor capaz de proporcionar la materia para realizar las cosas, el principio femenino. Y la mujer que tiene todos los materiales, si no está casada interiormente, no tiene la llama, la chispa capaz de abrazarlo todo; por mucha materia que posea, si no le prende fuego está muerta y estancada, pues le falta el espíritu. Esto no lo olviden nunca.

 

Cuando los hombres y las mujeres se funden, sienten una inmensa alegría, pero no alcanzan a saber lo que significa esta alegría. Pero, precisamente, esta alegría es un testimonio de la veracidad del método: “unir los dos extremos”. Cuando el hombre ha conseguido unir los dos extremos, ha conseguido reencontrarse, se siente colmado. Y entonces le invade una alegría, una dilatación de una naturaleza mucho más sutil. Se trata del éxtasis del que hablan los santos, los yoguis, los iniciados que han conseguido alcanzarlo.

 

Vean que, en pocas palabras, les he transmitido el secreto del matrimonio. Deben casarse, pero no solamente con criaturas externas a vosotros, porque entonces perderán sus energías. Deben casarse primero con vosotros mismos, para que vuestras energías se multipliquen.

 

 

 

Extraído del libro “Los secretos del libro de la naturaleza”

Autor: Omraam Mikhaël Aïvanhov

Editado por Bien de Salud

con la autorización de Editorial Prosveta www.prosveta.com

FRANCIA

Compártelo