EL PLACER Y SU INFLUENCIA EN LA PÉRDIDA DE PESO

 

 

Katherine Ponce

Health Coach

Conferencista

Fundadora de Liviandad – Health Coaching

PERÚ

 

Todas nuestras emociones tienen un impacto en nuestro sistema nervioso central. Cuando tenemos emociones relacionadas al “placer” como son la alegría, la compasión y el amor se incentiva nuestro sistema nervioso parasimpático y nuestro cuerpo segrega las hormonas necesarias para que se produzca la metabolización de los nutrientes, la digestión y la renovación celular. El estado natural de nuestro cuerpo es la relajación, es por ello que nuestro sistema digestivo, respiratorio y endocrino, tienen un adecuado funcionamiento cuando estamos en un estado emocional placentero.

 

En el 2012 el Departamento de Nutrición de la Universidad de Rhode Island realizó un estudio llamado “Percepciones del comportamiento emocional del comer, un estudio cualitativo en estudiantes universitarios”. El resultado de dicho estudio arrojó que el estudiante universitario en promedio gana cinco kilos durante su estadía en la universidad. Las estudiantes mujeres señalaron al “estrés” como el desencadenante principal de la alimentación emocional, seguido frecuentemente por la culpa. En el caso de los hombres, estos señalaron que fueron provocados principalmente por sentimientos desagradables como el “aburrimiento” o la “ansiedad” por la comida como una distracción; sin embargo, tenían menos probabilidades de experimentar culpa después de un episodio de alimentación emocional que las mujeres. Durante los episodios de alimentación emocional, ambos sexos eligieron lo que definieron como alimentos poco saludables. Estudios como éste se vienen realizando en diferentes países y respaldan la influencia de las emociones en relación al sobre peso.

 

Algunas de las acciones que ocasionan emociones contrarias al placer (estrés) son, el miedo a la comida, la restricción permanente de los alimentos, la culpa por salirse de la “dieta”, pesarse constantemente, criticarnos en el espejo a diario, comparar nuestro cuerpo con el de otros, entre otras muchas acciones destructivas.

 

Algunos hábitos saludables que ayudan a interrumpir estas acciones destructivas y que acercan al placer son; comenzar a agregar alimentos nutritivos a las comidas en vez de utilizar la restricción de alimentos; por ejemplo, podemos reemplazar el ¿Qué me engorda? por el ¿Qué me nutre?, indagar que actividades despiertan nuestra pasión, buscar formas de movimiento que generen placer sin que se realicen por “obligación”, no hacer el mismo movimiento todos los días, por el contrario, consultarte a diario ¿Qué movimiento tienes ganas de hacer?, buscar que cada comida sea deliciosa, si no sabe rico “no lo comas”; también es importante explorar nuestra “sexualidad” comenzar a indagar que nos gusta y que no, descubrir qué me nos da más placer y mover nuestra energía para facilitarlo.

 

La comida está relacionada al placer desde que somos bebés. El pecho de nuestra madre fue lo único que nos mantuvo con vida y desde entonces, alimentarnos es una función natural de nuestro cuerpo, es igual que respirar, por ello es imposible tratar de “controlar” nuestra alimentación por completo, por el contrario, podemos confiar que nuestro cuerpo tiene la sabiduría para guiar nuestra alimentación y que tenemos la capacidad para contactarnos con nuestra sensación de hambre y saciedad.

 

Si adicionalmente procesas y atiendes las emociones que acompañan tu alimentación, generarás alegría, paz y esperanza; tu cerebro encenderá el sistema nervioso parasimpático (el que se encarga del estado fisiológico de la relajación), empezarás a producir endorfinas, y enviarás señales eléctricas a los distintos órganos y hormonas para que reaccionen y eleven tu metabolismo.

 

Hace algunas semanas alguien me preguntó si estaba agradecida con mi vida, de inmediato le dije que “Sí”, luego me preguntó si “disfrutaba” de mi vida y me quedé pensando sobre ¿Cómo podía disfrutarla más? Comprendí que el disfrute y el agradecimiento van de la mano.

 

Y tú, ¿Cómo puedes disfrutar más de tu vida?, ¿Recuerdas algún día en el que te sentiste feliz y completo?, ¿Qué fue lo que hiciste que te hizo sentir esa felicidad?

 

 

Katherine Ponce

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