¿EN QUÉ CONSISTE LA VERDADERA IGUALDAD HUMANA?

 

La verdad no pertenece ni a Oriente ni a Occidente: se trata de la propiedad inalienable de toda alma que respira el aliento de la vida.  Asimismo, la verdadera igualdad humana no es la igualdad social política o económica – la cual imaginan muchas personas equivocadamente que llegará algún día -, sino la igualdad de cada alma ante Dios y su idéntico derecho a buscarle y conocerle.

 

Sin inteligencia, no es posible entender adecuadamente nada.  Todo se debe juzgar de manera inteligente, de acuerdo con sus propios méritos y no según aserciones infundadas ni opiniones de segunda mano.  Si no realizamos el esfuerzo por descubrir la verdad, que se halla oculta bajo muchos y desconcertantes velos, entonces ni siquiera conoceremos nuestra auténtica naturaleza, y continuaremos siendo víctimas de las fuerzas externas y esclavos de las circunstancias.  Despreciar cualquier cosa sin llegar a investigarla es el signo de un hombre engañado y abocado al fracaso.

 

Una máxima de las enseñanzas orientales que debe subrayarse, es que las instrucciones iluminadoras solo se pueden comprender plenamente si se practican con regularidad en la vida diaria tras haberlas recibido de un auténtico gurú, es decir, alguien que posee verdadero conocimiento de Dios.  La maravillosa luz de la verdad, que nos guía desde el oscuro mundo de la materia hasta los poderes celestiales de la divinidad, no se otorga con ligereza ni se abraza sin esfuerzo; y ningún afán debería considerarse demasiado arduo para encontrar esa luz y seguirla.

 

Todas las grandes religiones del mundo se basan en verdades comunes universales, que se refuerzan unas a otras en lugar de contraponerse.  Casi todas las formas de religión y los sistemas básicos de filosofía existentes en el mundo se han inspirado en las escrituras antiguas.  Cada mensaje espiritual moderno de cualquier poder o vitalidad es una repetición, bajo una nueva forma, de las verdades que enunciaron hace muchísimo tiempo los sabios de la India conocedores de Dios.  Estos rishis iluminados se dedicaron exclusivamente a investigar las leyes espirituales y las potencialidades más elevadas del ser humano, y a trazar senderos de disciplina adecuados para que pudieran seguirlos las diversas naturalezas a fin de despertar la divinidad en sus almas y lograr una armonía recíproca con las fuerzas cósmicas del universo.

  

El género humano solo tiene un auténtico enemigo; la ignorancia.  Trabajemos todos juntos para aniquilarla, ayudándonos y alentándonos los unos a los otros a lo largo de este camino.  Liberadas de la ignorancia, todas las almas gozan de la misma bienaventuranza ante nuestro único Padre-Madre-Amigo-Amado Dios.

 

Tomado del libro “El viaje a la Iluminación” de Paramahansa Yogananda

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