HACER SIEMPRE NUESTRO MEJOR ESFUERZO

 

Un maestro albañil ya entrado en años estaba listo para retirarse a disfrutar su pensión de jubilación. Le contó a su jefe acerca de sus planes de dejar el trabajo para llevar una vida más tranquila con su esposa y su familia. Iba a extrañar su salario mensual, pero ya era tiempo de retirarse.

 

El jefe se dio cuenta de que era inevitable que su buen empleado dejara la compañía y le pidió, como favor personal, que hiciera un último esfuerzo: construir una casa más. 

 

El hombre accedió y comenzó a trabajar, pero se veía claramente que no estaba poniendo el corazón en lo que hacía. Comenzó a utilizar materiales de inferior calidad, y su trabajo, lo mismo que el de sus ayudantes, era deficiente. Era una manera infortunada de poner punto final a su carrera. 

Cuando el albañil terminó el trabajo, el jefe fue a inspeccionar la casa y después le extendió las llaves de la puerta principal y le dijo: “Ésta es tu casa, querido amigo, este último trabajo era en realidad un regalo para ti”. 

Si el albañil hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, seguramente la hubiera hecho totalmente diferente. ¡Ahora tendría que vivir en esa casa tan imperfecta que él mismo había construido!

 

Recordemos hacer siempre nuestro mejor esfuerzo hasta en la tarea más sencilla, los frutos siempre llegarán de una u otra manera y por los caminos insospechados.

 

22/09/2020

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