LA RESILIENCIA: TRANSFORMANDO EL DOLOR

 

 

 

En la vida estamos permanente expuestos a la posibilidad de enfrentar circunstancias difíciles y dolorosas, las cuales pueden generarnos gran estrés y sufrimiento. Bajo estas condiciones, uno puede llegar a pensar que no hay solución aparente, que el dolor será demasiado prolongado y que probablemente nunca se logre salir del mismo. Sin embargo, la gente logra reponerse, encuentra la manera de cómo salir adelante a pesar de todas las dificultades que tiene. De esto se trata la resiliencia: una capacidad humana que nos permite superar cualquier problema.

 

 

El concepto de resiliencia

Durante muchos años, la psicología dedicó sus esfuerzos a investigar y teorizar sobre aspectos sombríos o patológicos del ser humano. Existe una gran cantidad de textos sobre neurosis y psicopatología en general.

 

En los años 90, como reacción a esta tendencia, surgió un movimiento llamado “Psicología Positiva” cuyo objetivo era realizar investigaciones sobre los aspectos positivos (valga la redundancia) del ser humano; además, su metodología de estudio fue muy rigurosa con el fin de lograr validación científica. Los estudiosos centraron su atención en conceptos como felicidad, inteligencia emocional, sabiduría, humor, entre otros.

 

Dentro de las características que son objeto de estudio de este movimiento psicológico está la resiliencia. Esta palabra deriva del latín resilio, resilire: "saltar hacia atrás, rebotar" y significa “volver a la normalidad”. Hace referencia a la capacidad de regresar a un estado “natural”, después de una situación crítica e inusual.

 

Básicamente, se trata de la capacidad para reponerse frente a las situaciones adversas, inclusive, se llega a salir fortalecido de las mismas. Esta característica puede favorecer la aparición de un comportamiento ejemplar, ahí donde la incertidumbre es muy fuerte. Ejemplos de situaciones que pueden llevar a la aparición de la resiliencia son la pérdida inesperada de un ser querido, maltrato o abuso físico y/o psicológico, el fracaso, enfermedades crónicas, catástrofes naturales, guerras, pobreza extrema, entre otras.

 

 

¿Cuáles son las bases para la resiliencia?

La resiliencia no es algo que esté reservado solo para un exclusivo grupo de personas. Más bien, es algo que se puede ir desarrollando y que está presente en cada ser humano.

 

En diversas investigaciones se ha encontrado que a mayor inteligencia, más grande será la capacidad de resiliencia del individuo; sin embargo, esta correlación no es lo suficientemente significativa, por lo tanto, no se puede establecer como algo definitivo. De cualquier manera, se dice que los sujetos con mayor nivel intelectual pueden procesar de manera más eficiente los traumas y los estímulos estresantes.

 

Por otro lado, Boris Cyrulnik, importante autor relacionado a este concepto, introdujo un término clave: Los tutores de resiliencia. Entender bien esto significa ir más allá de los factores cognitivos (como la inteligencia) para centrarse más bien en el nivel emocional y experimental de las personas.

 

 

Según el propio autor:

"Un tutor de resiliencia es alguien, una persona, un lugar, un acontecimiento, una obra de arte que provoca un renacer del desarrollo psicológico tras el trauma. Casi siempre se trata de un adulto que encuentra al niño y que asume para él el significado de un modelo de identidad, el viraje de su existencia. No se trata necesariamente de un profesional. Un encuentro significativo puede ser suficiente. (…) Muchos niños comienzan a aprender en el colegio una materia porque les agrada el profesor. Pero cuando, veinte años después, uno le pide al profesor que explique la causa del éxito de su alumno, el educador se subestima y no sospecha hasta que punto fue importante para su alumno".

 

En otras palabras, el tutor de resiliencia es -generalmente- alguien que va a convertirse en una especie de referente para quien ha sufrido un trauma o está viviendo un gran dolor. Este tutor, además, debe tener una aproximación “cálida” hacia la persona; es decir, debe brindarle cariño, apoyo, comprensión y, sobretodo, reconocerlo como alguien único y valioso a pesar de todas las experiencias que ha pasado. Esta actitud será de vital importancia para que el sujeto pueda resignificar el trauma y así evitar que bloquee su futuro.

 

 

Es importante mencionar que existen ciertas características de las personas resilientes, las cuales serán enlistadas a continuación:

 

· Sentido de la autoestima fuerte y flexible.

 

· Independencia de pensamiento y de acción.

 

· Habilidad para dar y recibir en las relaciones con los demás.

 

· Alto grado de disciplina y de sentido de la responsabilidad.

 

· Reconocimiento y desarrollo de sus propias capacidades.

 

· Una mente abierta y receptiva a nuevas ideas.

 

· Disposición para soñar.

 

· Gran variedad de intereses.

 

· Un refinado sentido del humor.

 

· La percepción de sus propios sentimientos y de los sentimientos de los demás.

 

· Capacidad para comunicar estos sentimientos de manera adecuada.

 

· Una gran tolerancia al sufrimiento.

 

· Capacidad de concentración.

 

· Las experiencias personales son interpretadas con un sentido de esperanza.

 

· Capacidad de afrontamiento.

 

· Apoyo social.

 

· La existencia de un propósito significativo en la vida.

 

· La creencia de que uno puede influir en lo que sucede a su alrededor.

 

· La creencia de que uno puede aprender con sus experiencias, sean estas positivas o negativas.

 

 

 

El gran valor en el estudio de esta capacidad reside en que se opone tajantemente a los determinismos. Esto significa que por más que uno haya tenido experiencias terribles, siempre podrá afrontar la vida de manera constructiva. El pasado ya pasó, nos puede haber dejado bastante dolor, pero el mérito reside en no dejarse atrapar por el mismo, sino más bien convertirlo en un aprendizaje para construir un futuro mejor.

 

Hay diversos ejemplos de personas que han logrado demostrar que estamos hablando de algo real. El propio autor previamente citado vivió una experiencia traumática en su infancia: perdió su hogar y su familia durante la ocupación alemana; sin embargo, pudo reponerse y desarrollar su propio pensamiento relacionado a algo que él mismo experimentó.

 

Estamos pues todos invitados a demostrar que somos capaces de grandes cosas y que nada ni nadie pueden determinar nuestro futuro. Como ya se dijo, la resiliencia no es algo exclusivo de algunos cuantos, todos tenemos esta capacidad, solo necesitamos elegir si deseamos desarrollarla.

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