¿LAS REDES SOCIALES MUESTRAN LA FELICIDAD REAL?

 

 

 

El término red social, que se emplea para describir a plataformas como Facebook, Twitter e Instagram, entre otras, denota particularmente un propósito de relaciones que no debería alejarse de la concepción original de la comunicación humana.

 

 

Sin embargo, la pregunta es:

 

 

¿Es este el caso?

¿Somos genuinamente honestos con nuestras emociones y realidades en las redes sociales?

 

Si no es el caso, ¿por qué pretendemos que estos medios virtuales son la solución de conectividad para el futuro?

 

En el presente artículo exploraremos algunas cuestiones surgidas al formular dichas preguntas.

 

 

 

¿Qué significa realmente el término sociedad?

Derivado del latín societas, el concepto designa a un conjunto de individuos y/o animales. Implica, asimismo, grados necesarios de comunicación.

 

A nosotros en este artículo nos interesa la comunicación. Su existencia solo puede perdurar gracias a factores cooperativos como el tiempo y la dedicación.

 

En cuanto a la dedicación, se requiere empatía y entendimiento. Generar relaciones con otras personas o con los animales no es únicamente un proceso colectivo de agrupación, sino también un procedimiento individual de autodescubrimiento.

 

Aprendemos y descubrimos facetas sobre nosotros mismos a medida que interactuamos y las ponemos en juego con los demás.

 

 

 

¿Qué factor es fundamental para cruzar el umbral de la comunicación y lograr una relación estable?

La honestidad emocional es el principal factor que permite trascender una conversación momentánea hacia el entendimiento mutuo.

 

La verdad que transmitimos en nuestro discurso y se pone de manifiesto en nuestras opiniones y emociones, es el principal vínculo que ha mantenido estable a las agrupaciones sociales en nuestra historia.

 

 

 

¿Qué verdad contamos en las redes sociales?

No es una mera aproximación o conjetura, sino más bien realidad: un gran porcentaje de los usuarios siempre sonríe en las fotos que publica. Los comentarios que suceden a las fotografías son positivos y alentadores. ¿Es esta una realidad artificial?

 

No sostenemos que esté mal inclinarse por el aspecto positivo del entusiasmo y celebrar nuestros gustos y los de las otras personas. Esto no supone inconvenientes.

 

Sin embargo, el problema surge cuando la realidad virtual que exponemos en las redes sociales nos separa de la vida cotidiana. La vida supone inconvenientes y obstáculos que son necesarios superar para poder avanzar hacia la felicidad.

 

En el momento que las redes sociales, con sus pantallas felices, sonrisas de júbilo y alientos variados de reconocimiento y celebración, nos alejan de nuestros objetivos y preocupaciones reales, es cuando comienza un dañino proceso de distracción.

 

Nuestras metas más cercanas deben ser afrontar las contrariedades diarias, enfocarnos en la importancia de restaurar la tranquilidad no en fotografías, sino en rostros reales que sonrían porque es genuinamente honesto hacerlo en ese momento.

 

 

 

¿Las redes sociales distorsionan la realidad?

Mucho se ha argumentado en contra de la realidad artificial que se genera en el ámbito virtual.

 

Observamos a alguien sonreír en un determinado lugar y rodeado de personas que comparten su felicidad.

 

El problema es que, una vez que recibamos los comentarios alentadores, el anhelo por producir y “vender” bienestar a nuestros contactos se convierte en una adicción.

 

Lo más preocupante es que ante la incapacidad de afrontar los temores reales, preferimos orientar nuestro anhelo de alegría en medios virtuales que esconden la situación verdadera.

 

Finalmente, ¿conocemos realmente a nuestros contactos al otro lado de la pantalla?

 

 

 

¿Qué sugerencias les brinda el Portal Bien de Salud?

No está mal publicar fotografías familiares o personales de las que nos sintamos orgullosos. En realidad, la publicación de nuestro entusiasmo y alegría es un obsequio para las demás personas.

 

Lo importante, sin embargo, es no convertir esa felicidad virtual en nuestra felicidad real. Lo que se transmite en las redes debe ser producto de una alegría genuina y originada en la realidad.

 

Evitemos generar ambientes utópicos en los que no hay problemas. Por el contrario, las dificultades y preocupaciones diarias siempre estarán presentes. Por ello, todos debemos estar alertas y afrontarlas con las respuestas indicadas.

 

Huir de ellas y pretender que somos felices por medio de las redes sociales es un camino de distracción, artificio y, engaño, tanto a los demás como a nosotros mismos.

Compártelo