LO QUE APRENDIMOS DEL CORONAVIRUS

 

El mediático bailarín Flavio Mendoza compartió el día a día de su cuarentena.  Publico algunas fotos, unas más osadas que otras e incluso varias al borde de la censura.  Sin embargo, el bailarín quiso compartir también su mirada interna sobre la pandemia mundial,  destacando el lado positivo de esta situación a través de su cuenta oficial de Instagram.  Junto a un dibujo de varias personas encerradas en una jaula y varios animales afuera, escribió:

 

Los pulmones de la tierra necesitaban respirar.

 

Los árboles dejaron de ser talados.

 

Las personas odiaban más, que amaban.

 

Los padres necesitaban pasar más tiempo con los hijos.

 

El rico pensaba que el dinero compraba la felicidad.

 

El futbolista tenía más éxito que el sanitario (doctor).

 

El estrés hacía temblar los corazones.

 

Y las razas levantaron grandes fronteras.

 

Un día, de repente, el mundo, se paró y entonces la tierra comenzó a respirar aire puro.  Y las aguas volvieron a cristalizarse. Y los animales comenzaron a habitar en paz.

 

La naturaleza es tan mágica, que ella misma está limpiándose del mal que hicimos.

 

Las personas en su lejanía se dieron cuenta de que se amaban. Y se quedaron en casa. Y leyeron libros y escucharon y descansaron. La familia de nuevo estaba unida.

 

El rico al no poder salir de casa tuvo que conformarse con unos bollos de pan.

 

La gente aplaudía desde sus balcones a los verdaderos héroes.

Nuestras mentes se serenaban porque ya no había prisas.

 

Y cuando ya todo estaba a punto de estallar, el mundo entero se unió convirtiendo los cinco continentes en uno solo.

 

Tuvimos miedo, miedo a lo desconocido, miedo a la incertidumbre, de la duración de la pandemia, a contagiarme, a contagiar, por nuestros familiares y más aún por los pequeños y ancianos, por nuestros amigos y en general miedo.

 

Y de repente, todo se para, y es cuando entendemos el valor que tienen las pequeñas cosas, justo en el momento que nos las quitan.

Las cosas importantes a las que antes no les dábamos importancia y se daban por sentado, comenzaron a adquirir otro matiz, y le dimos su importancia real.

 

El poder curativo de los abrazos, el olor de tu familia, reír con los amigos por cualquier insignificancia, pasear por la playa y sentir la brisa del mar.

 

Y miles y miles de millones de pequeños momentos que ahora adquieren relevancia.

 

Estamos viviendo algo insólito, el año que la tierra solita obligó al mundo a detenerse.

 

Éramos ricos y no lo sabíamos 2020 vaya lección nos estás dando.

16/09/2020

 

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