¿QUÉ HACER FRENTE AL AGOTAMIENTO LABORAL?

 

 

Clasificado como una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud, este trastorno psíquico se caracteriza por el estado de estrés emocional y crónico, producido por las condiciones de trabajo agotadoras físicas, emocionales y psicológicas.

 

Una de las causas que bloquean el desarrollo de la cultura de la innovación y la creatividad es el estrés que conlleva al agotamiento profesional. El cansancio constante, los cambios bruscos de humor y la baja autoestima son sentimientos comunes para quienes padecen el síndrome de agotamiento o el síndrome de agotamiento profesional.

 

Según una investigación realizada por Isma (representante de la International Stress Management Association), el 72% de los peruanos en el mercado laboral sufren algunas secuelas causadas por el estrés. De este total, el 32% puede ser diagnosticado con agotamiento.

 

¿Pero qué lleva a un profesional a este síndrome?

Una encuesta realizada por Christina Maslach y Michael P. Leiter de la Universidad de California en Berkeley y la Universidad de Acadia, respectivamente, puede ayudar a entenderlo. En el estudio se presenta un modelo que identifica seis áreas clave en las que generalmente experimentamos desequilibrios emocionales que conducen al agotamiento.

 

Les presentamos qué son y qué se pueden hacer para evitar una crisis, según las recomendaciones de Elizabeth Grace Saunders, fundadora de Real Life and Time Coaching y colaboradora de Harvard Business Review.

 

1. Carga de trabajo. Solo cuando la carga de trabajo coincide con la capacidad para ejecutar, una persona tiene la oportunidad de descansar y encontrar tiempo para su crecimiento y desarrollo profesional. Cuando estás abrumado, estas oportunidades para restablecer el equilibrio simplemente dejan de existir. Por lo tanto, vale la pena revisar constantemente nuestro desempeño en la planificación de la carga de trabajo y priorizar las tareas, así como hacer un esfuerzo para delegar, decir no, y disminuir el perfeccionismo.

 

2. Autonomía profesional. No siempre ocurre que un profesional se sienta bien en el ámbito de su carrera, muchas veces siente que no tiene autonomía, acceso a los recursos o que su opinión no se toma en cuenta en las decisiones importantes; esta situación perjudica el bienestar en el trabajo y, por lo tanto, puede llevar a crisis de estrés. En estos casos, es recomendable dar un paso atrás y preguntarse: "¿qué es exactamente lo que me hace sentir de esta manera?" Y luego, "¿qué puedo hacer para cambiar esta situación?"

 

3. Recompensa. Cuando la recompensa otorgada no coincide con el esfuerzo requerido en el trabajo, es probable que el profesional se sienta frustrado. La solución es tomarse el tiempo para reflexionar y determinar exactamente lo que necesitamos para sentirnos bien apreciados. Puede ser un aumento de salario, retroalimentación más frecuente o un adelanto de días de vacaciones ya acumulados. Solo experimentando será posible descubrir qué recompensas harán que el trabajo valga la pena y, en consecuencia, ese estrés disminuirá.

 

4. Sentido de comunidad. ¿Quién trabaja contigo? ¿Qué calidad de relaciones construyes en la oficina? La mayoría de las veces no se puede elegir quiénes serán tus compañeros de trabajo o los representantes de tus clientes, pero es posible y necesario mejorar esta dinámica para evitar el estrés. Las actitudes simples, como tener un buen día al llegar, enviar un correo electrónico alabando el trabajo de un colega o tener mucho cuidado al hacer una revisión, pueden mejorar notablemente la relación con el trabajo. El agotamiento puede ser contagioso, por lo que la dinámica del grupo puede ser decisivo.

 

5. Equidad. Si la desigualdad en el entorno laboral afecta tu equilibrio emocional, es importante incluir el tema en la agenda. A veces las personas no son conscientes de sus prejuicios o no actúan hasta que les preguntas qué quieren. De manera educada, puedes solicitar que se te mencione como colaborador para participar en una presentación u obtener más tiempo y recursos para un proyecto determinado, y luego ver si puedes equiparar el reconocimiento de tu trabajo con el de otros.

 

6. Valores. Los ideales y las motivaciones suelen estar profundamente arraigados en los individuos y en las organizaciones. Entonces, si las empresas y los empleados no tienen los mismos valores, la motivación para el trabajo tiende a disminuir y aumenta la sensación de agotamiento.

 

Mira a tu alrededor y pregúntate: "¿Cómo mi jefe, mi equipo y mi organización toman decisiones e invierten recursos?" "¿Me siento bien con las prioridades?" "¿Parecen abiertos al cambio?" Si tus valores son radicalmente diferentes de los de quienes influyen en tu organización, es posible que debas buscar una oportunidad que te brinde mayor satisfacción personal.

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