LA ELECCIÓN DE UN VINO SALUDABLE

 

 

 

Jacobo Arllentar

Expert Taster and Sommelier LCBP

Certified WSET Level 2

 

Cuando nos acercamos a una tienda, ya sea una pequeña bodega especializada o un supermercado en busca de una bebida alcohólica, jamás nos preguntamos qué beneficios o, en caso contrario, qué perjuicios puede ocasionar dicha bebida en nuestra salud. Tampoco nos ponemos a pensar, en la mayoría de los casos, en la procedencia del producto y mucho menos en su calidad real, pues simplemente nos guiamos por los precios, suponiendo que de ellos depende la calidad de la bebida.

 

En un mundo en donde el marketing logra maravillas, se hace necesario prestar atención a la calidad del producto que adquirimos.

 

Hoy quiero hablarles de una bebida milenaria, que dentro del grupo de las que tienen alcohol en su composición, está clasificada como una fuente de energía, vitaminas y minerales: el vino.

 

Para comenzar, quisiera que toquemos una parte muy importante: su composición química. Es sustancial tener en cuenta que dicha estructura es muy variada y compleja, ya que los diversos componentes tienen orígenes distintos. Algunos provienen directamente de la uva, mientras que otros aparecen como consecuencia de los diferentes procesos biológicos en la elaboración y dan como resultado el producto final que podemos encontrar en el mercado.

 

La vid es una planta perenne y hermafrodita, con un ciclo de producción anual; sin embargo, es al séptimo año cuando logra brindar una fruta óptima para la elaboración de vinos.

 

Cada año la planta inicia su periodo productivo en primavera cuando comienza el desborre, y finaliza en otoño con la caída de sus hojas.

 

Naturalmente, la calidad de la vid depende del medio ambiente en el que se desarrolla: suelo, clima, etc. Y la calidad del producto derivado, en este caso el vino, no solo depende de la calidad de la planta en su medio natural, sino de los tratamientos que la bodega considere conveniente utilizar. Por ello, se recomienda interesarse de la información que aparece en la etiqueta de la botella.

 

Pero la intención de este artículo es informarles sobre lo saludable y beneficioso que es el vino para nuestro organismo. En relación a ello, quiero mencionarles los diversos compuestos presentes en el vino, los cuales agruparemos de manera general en: minerales, vitaminas, hidratos de carbono (azúcares), lípidos, proteínas, alcoholes, aldehídos, cetonas, ésteres, ácidos y compuestos fenólicos.

 

Con respecto a los minerales, estos provienen del suelo; es decir, las raíces son las encargadas de reunirlos. Por tal motivo, los consumidores deberíamos investigar el suelo de la bodega productora: los abonos que se usan, los tratamientos sanitarios que se le da a la tierra, entre otros procedimientos.

 

Los minerales se pueden dividir en dos grupos: las sales minerales y los oligoelementos. Dentro de las sales minerales están el potasio, el calcio, el magnesio y el sodio, todos ellas presentes en el vino. Por otro lado, en los oligoelementos tenemos boro, cobalto, zinc, cobre, hierro y manganeso.

 

Es muy importante que sepan que todo en exceso es dañino y que, para poder aprovechar sus numerosas virtudes, es necesario no sobrepasar los límites permitidos por su médico.

 

Consumir una dosis moderada y que sirva como un complemento siempre y cuando tengamos una alimentación buena y un estado de salud óptimo.

 

El organismo puede oxidar normalmente un máximo de 600ml de alcohol en un hombre y 400ml en una mujer aproximadamente. Dichos valores se aconsejan que sean repartidos en las principales comidas. Si estos límites son sobrepasados o se sufre de desnutrición, por ejemplo, el alcohol se oxida mediante procesos tóxicos que justifican su nocividad. En el caso de que esta dosis sea respetada por el consumidor, el vino podrá desempeñar su papel como alimento tónico y benéfico para la salud.

 

“El vino ha traído beneficios y placer para aquellos que lo consumen desde tiempos inmemorables”.

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