ACTIVIDADES PARA EL ADULTO MAYOR

 

 

 

El adulto mayor experimenta una serie de cambios en su organismo como pérdida de la fuerza, disminución de la masa muscular y deterioro de diversas funciones cerebrales. Esta situación puede causar mayores dificultades si no se ponen en marcha las medidas correspondientes.

 

A los beneficios que otorga una buena alimentación, se suma la actividad física, la cual debe realizarse como una práctica de primer orden. A partir de los 65 años de edad, el acto de mover el cuerpo adquiere un significado especial. Se recomienda que la persona entienda nuevamente la importancia que tiene la recreación, sustancial para la vida desde que somos niños, pero que se olvida con el transcurso del tiempo. Como lo indica la palabra, recrear es volver a crear.

 

Montar bicicleta, nadar, llevar a cabo paseos por el campo o caminatas en los parques, son tan solo unos cuantos ejemplos de la gran cantidad de actividades recreativas para el adulto mayor, disponibles dentro y fuera de la ciudad.

 

Se puede variar de rutinas cada semana con la finalidad de no hacerlas repetitivas; asimismo, sería bueno dejar volar la imaginación en la búsqueda de más y mejores aplicaciones recreacionales. Es preciso recordar en todo momento que no se trata de competir contra nadie, menos contra sí mismos, sino de volver a mover el cuerpo y con ello, adquirir mayor energía.

 

Dependiendo de la edad y de la salud de la persona, las actividades no deben ser muy prolongadas ni tampoco muy cortas. Estas pueden oscilar entre los 200 y 150 minutos semanales, pero no deben excederse más de 40 minutos, ni menos de 10 minutos por sesión. Para obtener mayores beneficios, es posible realizar ejercicios de intensidad vigorosa de dos a tres días por semana, complementándolos con actividades recreativas también de dos a tres días por semana. No es recomendable la práctica de ejercicios durante los siete días de la semana, ya que debe dársele un descanso al cuerpo.

 

Las actividades físicas más extendidas y con mejores resultados son las aeróbicas y de bajo impacto porque no requieren demasiado esfuerzo ni implican mayores riesgos: caminatas, ciclismo, natación, gimnasia acuática, Tai chi, baile.

 

A pesar de las recomendaciones, siempre queda la duda de qué tipo de ejercicio físico es más recomendable para el adulto mayor. Si bien hay muchos, es necesario que sean avalados por las organizaciones de salud. Por ejemplo, el ejercicio con pesas es muy favorable para la recuperación de la densidad ósea: vigoriza la musculatura y aumentar su volumen y fuerza, evitando así una de las principales causas de las fracturas, las caídas. Pero es aconsejable contar con asesoramiento profesional para elegir, de acuerdo a las condiciones iniciales, cuál es la mejor actividad física que se adapta a cada persona.

 

Recordemos que el ejercicio físico mejora la salud vascular por sus efectos positivos para evitar la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la diabetes mellitus y el sobrepeso, uno de los principales factores implicados en el mecanismo de la demencia senil. Además, algunos estudios muy interesantes han demostrado que la actividad física puede estar implicada en la trascripción de los genes que influyen en la función cerebral.

 

La actividad física es un acto de vida y debe ir de la mano con una adecuada nutrición, reforzada con complementos minerales y nutrientes esenciales.

 

Como en cualquier etapa del desarrollo humano, la meditación es importante, razón por la cual los adultos mayores pueden incluir en su día a día actividades como el yoga, el tai chi, el reiki, entre otras. Todas estas prácticas de concentración y autoconocimiento ayudan a reconectar a la persona con su mundo interior: un espacio infinito, y en ocasiones ignorado, que poco a poco puede manifestar las respuestas precisas a diversas inquietudes, y así demostrar el verdadero potencial que tienen dentro sí mismos.

 

El adulto mayor de nuestros días debe caracterizarse por su vitalidad e ingenio. Las alternativas están puestas sobre la mesa y al alcance

de todos los padres y abuelos. Depende de la elección de cada persona.

 

Tratemos de no sentir el paso de los años como una carga ni como un flagelo, sino con ganas de seguir viviendo por muchos años más pero de manera saludable.

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