DO IN, EL PODER SANADOR DE LAS MANOS

 

 

 

Las manos son instrumentos maravillosos del ser humano. Con ellas se puede hacer todo lo que diferencia a éste de los animales. Son, en rigor, los instrumentos del do-in y, por este motivo, les dedicaremos una atención muy especial. Junto con los pies, constituyen las zonas del cuerpo más importantes por donde recorren los meridianos y en donde se encuentran las antenas.

 

Los meridianos terminan en la punta de los dedos y la energía cambia de polaridad, y cada dedo es una antena y un polo importante. Es muy beneficioso para todo el cuerpo que los dedos estén llenos de vida y tengan flexibilidad, así como que las articulaciones estén limpias y bien relajadas para que la energía circule con fluidez. Es crucial mover los dedos en todos los sentidos posibles, hacerlos chasquear y masajearlos para que entren en calor con el fin de darles la mayor flexibilidad que se pueda. Los dedos se comunican con el cerebro; cuando los dedos (incluidos los dedos de los pies) están contraídos, endurecidos o agarrotados, también lo está el cerebro.

 

En cada parte del cuerpo existen conexiones con el resto del mismo, pero la comunicación con las fuentes de energía vital y de ciertas partes con los órganos es más fácil; este es el caso de las manos y de los pies. Si usted no dispone más que de algunos cuantos minutos, o si se encuentra de viaje en tren o en avión, o con el automóvil parado, practique el do-in de las manos para revitalizarse y rejuvenecer por completo.

 

       

Poder sanador de las manos

 

Las manos representan dos polos de nuestro cuerpo. La mano derecha es yang (positiva) y la izquierda es yin (negativa). Una práctica muy importante consiste en frotar las manos, una contra la otra; los dos polos opuestos se recargan como en el caso de un imán, la mente se calma y la energía fluye mejor por el cuerpo. Solemos efectuar de forma instintiva este ejercicio para reanudar nuestras labores con renovados ánimos o cuando sentimos agitación, impaciencia, inquietud o contrariedad.    

 

Existen tres centros principales en el cuerpo: el hara, el corazón y el mesencéfalo, que irradian una energía mayormente material (harayang) a la más espiritual (mesencéfaloyin). Al frotar con las manos el vientre, el corazón o la parte superior de la cabeza, los recargamos diferentemente.

 

Podemos utilizar las manos así cargadas para realizar la imposición de manos sobre nosotros mismos, en cuyo caso poseen un poder sanador. Por supuesto, su eficacia está en función de nuestro estado. Si usted desea sanarse o ayudar a que otros se sanen por la imposición de manos, es conveniente hacerlo en ayunas. Durante la digestión, el cuerpo moviliza sus energías para sí y solo con dificultad puede darse al exterior.

 

Este maravilloso poder de las manos se verá plasmado en los ejercicios de do-in explicados más adelante. En la práctica convendrá frotar las manos como usted desee, con más o menos fuerza y con mayor o menor frecuencia, siempre respirando profundo solo por la nariz.

 

 

Correspondencias de los dedos con los órganos y las funciones

 

El recorrido de los meridianos sobre los dedos indica el órgano respectivo, pero la tradición oriental enseña la correspondencia de manera más completa, al tener en cuenta, sobre todo, la función y la interdependencia de los órganos.

 

El pulgar ocupado por el meridiano del pulmón corresponde igualmente al hígado. El hígado y el pulmón mantienen una estrecha relación. Una bronquitis crónica complicada con pleuresía, rebelde a todo tratamiento directo sobre el pulmón, es debida a menudo a trastornos hepáticos, y al cuidar el hígado, la bronquitis desaparece.

 

Si se presiona con fuerza la yema de cada dedo con la uña, se pueden aliviar trastornos respiratorios (por ejemplo, el asma). Como la yema está conectada con el cerebro, tiene un efecto revitalizante y tranquilizante que aquieta la mente, por ello es recomendable la práctica de origami, tejido, artesanía, bolas chinas, plastilina, arena cinética, masaje a los dedos.

 

El índice recorrido por el meridiano del intestino grueso corresponde a la función de la asimilación. La punta del dedo guarda relación con la boca, y hay un punto para este propósito de particular importancia en el borde externo de la base de la uña. En caso de dolor de muela o de intervención quirúrgica dental sin anestesia, apriete con fuerza este punto con el borde de la uña del pulgar.

 

 

Descienda en seguida hacia la palma para localizar el punto de unión del conducto digestivo con el intestino grueso en la última falange y en la parte carnosa situada entre el pulgar y el índice. El músculo en esta zona debe ser flexible y tónico; si el mismo está relajado, lo están también los intestinos (yin), y si está endurecido y dolorido, los intestinos se congestionan.

 

 

El dedo medio corresponde a la circulación de la sangre. En invierno, cuando el frío arrecia, este dedo es el que menos tarda en amoratarse. Es recorrido por el meridiano del pericardio, también denominado protector del corazón, constrictor del corazón y circulación-sexualidad, funciones muy unidas entre sí.

 

 

El anular, llamado «dedo medicinal», indica el estado nervioso, el estado de salud en general.

 

El meñique corresponde a la sexualidad y es recorrido por los meridianos del corazón y del intestino delgado. La función de la sexualidad anda ligada al buen funcionamiento de estos dos órganos.

 

 

Con el fin de armonizar las dos funciones del corazón y del intestino delgado, presione la punta del dedo sobre la uña con el pulgar y el índice de la otra mano, siguiendo el ritmo cardíaco, lo que tiene por efecto volver a poner en marcha el buen peristaltismo del intestino y procurar una acción beneficiosa en caso de estreñimiento. En la base de la uña del pulgar sobre el borde interno, una presión muy fuerte con el borde de la uña del pulgar de la otra mano permite aliviar el corazón en caso de trastornos (síncope, palpitaciones).

 

La palma de la mano es igualmente rica en puntos de energía; de hecho, también ella está conectada con todos los órganos.

Un punto singular es el centro de la palma, lugar donde la tradición sitúa el vello simbólico del perezoso. Y es que, en efecto, si un solo pelo consiguiera crecer en este punto, siquiera sea de manera simbólica, significará que esta zona no ha recibido el roce de una herramienta o de la otra mano en ninguna ocasión, y es precisamente la excitación de esta zona la que causa el despertar de la energía y provoca la actividad en el individuo. De hecho, la experimentamos en nuestras costumbres cotidianas:

 

  • Nos frotamos muy bien las manos para darnos ánimo al emprender una tarea;

 

  • Apoyamos de manera instintiva el hueco de la mano, sin siquiera darnos cuenta, sobre el remate del mango de la herramienta cuando paramos algunos instantes para recuperar fuerzas;

 

  • El bastón original tenía una bola que ayuda a estimular puntos energéticos en el centro de la palma, lo que tiene por efecto ponernos alerta y ayudarnos bastante más que el mero efecto mecánico del apoyo del bastón, que de todos modos solo puede ser proporcionado con el esfuerzo del brazo. Es bueno aplicar siempre do-in en el hueco de la mano, por lo menos dos veces al día, al igual que se puede reforzar con la reflexología de manos y pies;
  • Antaño, en nuestras zonas rurales se frotaba con ajo la palma de la mano de los niños con pereza para que se volvieran activos;

 

  • Se puede, asimismo, depositar allí una gota de un líquido fresco en caso de fatiga del corazón, de palpitaciones, etc., o presionar el hueco de la palma izquierda con la yema del pulgar derecho.

 

Practicando el DoIn de las manos

 

  • Siéntese en posición erguida, levante los brazos hacia delante hasta la horizontal, con los hombros bajos y distendidos, doble los codos y, entre el pulgar y el índice curvado de una mano, agarre el pulgar de la otra mano, y apriete con fuerza sostenida. Esto ayuda a aliviar dolores e inflamaciones del cuello para arriba. Para mayor información, suscríbete a nuestro canal en YouTube: Bien de Salud, y también síguenos en instagram: @perezalbela.
  • Ejerza a continuación una presión empujando el pulgar contra la palma de la mano, masajee todo el pulgar «barrenándolo», con un cuidado especial a cada articulación de las falanges: gire y masajee hasta que la zona entre en calor.
  • Por último, con los brazos siempre en el plano de los hombros, tire del pulgar, espirando.

 

 

El hecho de torcer el dedo, es decir, de enroscarlo sobre su eje, mientras se le administra el masaje en espiral, excita el órgano correspondiente. La presión ejercida contra la mano empujando el pulgar, posee el efecto de provocar una contracción del órgano (yanguisación). Al tirar del dedo al final, se relajan las articulaciones de las falanges, lo que permite una mejor circulación de la energía y la relajación del órgano correspondiente. El efecto que se persigue con este tipo de tratamiento es dejarlo en un estado de reposo.

 

 

Cada dedo recibirá idéntico tratamiento, con especial atención a cada articulación y en particular aquella más cercana a la palma. Realice también rotaciones de los dedos alrededor de esta articulación.

 

 

  • Masajee y pellizque la piel con los dedos, en su unión con la palma de la mano.
  • Sujete cada dedo, uno después de otro con toda la mano, y tire de ellos hacia abajo para formar un ángulo de 90° con la palma; haga otro tanto hacia el dorso de la mano en tratamiento.
  • Haga lo propio con la otra mano.
  • Entrecruce los dedos con las palmas hacia afuera y alargue los brazos hacia el hara, con las palmas mirando al suelo; espire arqueando bien los brazos para estirar las palmas. Repita este ejercicio por lo menos tres veces. El hecho de abrir y estirar la palma y los dedos tiene por efecto relajar el cerebro.
  • Prosiga volviendo manos y brazos hacia arriba y jale cuanto le sea posible hacia delante, tirando de las manos, de las muñecas y de los antebrazos.
  • Mantenga la espalda relajada, levante los brazos en alto formando una V y haga una inspiración profunda imaginando que a través de la respiración el ki (energía) penetra por las manos y desciende a lo largo de los brazos hasta extenderse por todo el cuerpo.
  • Baje de nuevo los brazos, junte las manos, palma contra palma, presiónelas con suavidad y manténgalas al nivel del hara algunos centímetros delante del vientre; espire imaginando que la espiración desciende a lo largo de los brazos y sale por las palmas.
  • Repita esta toma de energía por lo menos tres veces.
  • A partir de esta posición, mantenga con naturalidad los brazos hacia abajo, con las manos al nivel del hara, y aplique un masaje profundo a la palma de cada mano.
  • Por lo general, habrá que realizar un masaje en profundidad en las partes más carnosas, como por ejemplo la misma palma, y más superficialmente en las partes menos carnosas como el dorso de la mano.
  • El masaje de la palma se prolongará descendiendo por la cara inferior de los dedos.
  • Aplique masaje de igual modo y en profundidad, a la parte situada en el dorso de la mano entre el pulgar y el índice (intestinos) deslizando el pulgar hacia dentro, en la extremidad (hígado).
  • Proceda luego a dar un masaje ligero a la cara superior de los dedos, en sentido ascendente, y el dorso de la mano en idéntico sentido, deslizándose entre los metacarpianos.
  • Sujete todo el dorso de la mano a través de la palma de la otra, e intente comprimir los metacarpianos para redondear y reblandecer el dorso de la mano.
  • Comprima toda la mano y los dedos con fuerza, como si quisiera descongestionarlos o vaciarlos de sangre.
  • Frote el dorso de la mano hasta que entre en calor y prosiga hacia la muñeca.

 

Las muñecas

 

Las muñecas deben mantenerse bien flexibles, lo que es reflejo de un buen funcionamiento, en especial, del corazón y del hígado.

 

  • Frote la zona de la muñeca hasta que entre en calor, estirando por medio de flexiones en los dos sentidos, es decir, hacia la parte anterior o palmar y posterior o dorsal de la muñeca.
  • Escarbe con el dedo pulgar todas las pequeñas cavidades de las articulaciones alrededor de la unión con la mano para rastrear los pequeños dolores que corresponden a la energía estancada que corrompe este lugar y trastorna el funcionamiento del órgano correspondiente (por ejemplo, corazón y ojos sobre el borde interno).
  • Masajee la zona tratada para darle calor y haga estiramientos y flexiones con todos los sistemas que se le ocurran (por ejemplo, para estimular la vista, efectúe masaje y relaje la parte superior de la muñeca).
  • Realice rotaciones de las manos en ambos sentidos.

 

  • Levante los brazos y agite las manos a discreción. A continuación se explica cómo realizar la elongación, extensión y torsión de todas las articulaciones de las manos, muñecas, codos y uniones con los hombros. Esta puesta en práctica que se expondrá con la ayuda del texto de esquemas merece un poco de atención.

 

  • Coloque una mano abierta a la altura del rostro, con el dedo meñique en el plano de la nariz, la palma vuelta hacia la derecha en el caso de la diestra y hacia la izquierda en el caso de la siniestra.

 

  • Coloque el pulgar de la otra mano detrás del metacarpiano del dedo meñique, con la palma apoyada sobre el dorso de la mano y los otros cuatro dedos replegados sobre la base del pulgar, sobre el metacarpiano correspondiente, rodeando el borde de la mano.
  • Con la ayuda de esta mano apoyada sobre el dorso de la mano abierta, tuerza esta última al máximo empujando el meñique hacia el exterior (hacia la derecha para la mano derecha).
  • Obtenida la torsión máxima y mantenida al límite del dolor, extienda los dos brazos adelante, ligeramente hacia arriba, para transmitir la torsión a todo el brazo hasta la unión con los hombros.
  • Espire mientras alarga los brazos. Inspire al encogerlos.
  • Coloque luego el pulgar de la mano que realiza la torsión (yang) detrás del metacarpiano del dedo anular de la mano a la cual se aplica la torsión (yin), aplique la torsión máxima y extienda de nuevo el brazo mientras espira.
  • Repita este ejercicio detrás de cada uno de los cuatro dedos.
  • Extienda en seguida el brazo que ha sobrellevado las torsiones, recto en horizontal delante del cuerpo, gire la mano abierta con el pulgar hacia abajo, con la palma mirando al exterior (a la izquierda para la mano siniestra), coloque la otra mano yang (activo) sobre el dorso de la mano yin (pasivo), la palma contra el dorso y el pulgar apoyado, prácticamente enganchado en el borde de la mano pasiva al nivel del metacarpiano del dedo meñique.
  • Ejerza una torsión sobre la mano pasiva al máximo, haciendo girar la palma hacia arriba para aplicar una torsión que subirá a todo lo largo del brazo hasta el hombro.
  • En esta posición, lleve ambas manos hacia el mentón mientras expulsa el aire, manteniendo los codos lo más bajo posible.
  • Extienda los brazos, inspirando al mismo tiempo.
  • Repita el ejercicio por lo menos tres veces.
  • Masajee la muñeca objeto de la torsión hasta que entre en calor.
  • Efectúe el mismo ejercicio sobre el otro brazo.
  • Retome la posición inicial, con la mano abierta delante del rostro y el pulgar de la otra mano apoyado sobre el centro del dorso de la mano objeto de la torsión.
  • Aplique la torsión y, manteniéndola, baje las manos verticalmente delante del cuerpo espirando; súbalas inspirando y repita varias veces el mismo ejercicio.

Prosiga realizando una torsión en sentido contrario como sigue:

 

  • Extienda el brazo pasivo hacia abajo, la palma de la mano mirando hacia el suelo y el pulgar apuntando al vientre, coloque el pulgar de la otra mano sobre el dorso de la mano pasiva, con los cuatro dedos sobre el borde del meñique; apoyándose con el pulgar y tirando con los cuatro dedos, la palma de la mano pasiva gira hacia arriba; espire mientras realice la torsión, inspire al aflojar la torsión. Repita varias veces.
  • Friccione enérgicamente el dorso de la mano pasiva, la muñeca y el codo hasta que entren en calor.
  • Cambie al otro brazo.

 

19/02/2021

 

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