LA GLÁNDULA PINEAL NOS CONECTA CON LA ESPIRITUALIDAD

 

La Glándula Pineal, también conocida como epífisis cerebral, es una pequeña glándula endocrina que produce la hormona melatonina, la cual tiene como función principal la regulación de los ciclos del sueño. Es tan pequeña como un grano de arroz, de color gris rojizo, y se encuentra ubicada en la parte central del cerebro.

 

A pesar de que es considerada científicamente, como única y exclusivamente una glándula que regula una función específica del organismo; algunas corrientes holísticas, que estudian la parte espiritual de la vida, afirman que es una glándula capaz de conectar la parte física con el alma de la persona y el mundo espiritual del que venimos; por lo que también es conocida bajo el nombre de la Glándula de la Espiritualidad; aunque en algunas culturas, también es conocida como el Tercer Ojo, el Ojo de Horus, o el Sexto Chakra. René Descartes, filósofo, matemático y físico francés, conocido como el padre de la filosofía moderna, la llamó el Asiento del Alma, por considerarla una puerta de conexión entre el cuerpo y el alma.

 

Quienes se dedican a estudiar esta glándula desde el punto de vista espiritual, afirman que cuando nacemos, está intacta y nos permite tener un equilibrio emocional y una regulación del flujo de pensamiento, así como una conexión con otros sentidos distintos a los físicos, como la creatividad, la clarividencia, la percepción, la intuición, la expansión de la consciencia, entre otros; pero que con el paso del tiempo y el uso de algunos productos domésticos como la pasta dental o incluso el agua que bebemos, los cuales contienen flúor, la misma se empieza a atrofiar o calcificar desde muy temprana edad.

 

Se cree que esa calcificación se debe a que es una glándula que contiene agua dentro de ella, y que justo en la parte del cerebro en donde está ubicada, es donde se concentra la mayor cantidad de fluoruro que consumimos, cuyos residuos tienden a endurecerse con el paso del tiempo.

 

En virtud de esa calcificación que se produce en dicha glándula, producto de los químicos que consumimos desde muy temprana edad, se afirma que se produce una desconexión de nuestro ser con todo aquello que envuelve el mundo espiritual y energético que nos rodea, dejándose de sentir y percibir las sensaciones que están por encima del nivel físico.

 

Debido a esa calcificación, se habla sobre la necesidad de activarla o descalcificarla para que pueda recuperar sus funciones reguladoras de los ciclos del cuerpo, así como de los ciclos del alma y las conexiones que podemos tener de manera natural con ese mundo espiritual del que venimos.

 

Se cree que aquellos que logran altos niveles de espiritualidad y conexión con el Universo, alcanzando profundos niveles de equilibrio emocional, felicidad, creatividad y fluir con el ritmo de la vida de manera perfecta e iluminada, es porque han logrado mantener esta maravillosa Glándula intacta, sin ningún tipo de calcificación.

 

Existen algunas técnicas o prácticas para descalcificarla y activarla, para así, lograr una reconexión universal con nuestra superioridad, siendo algunas de ellas la respiración y meditación consciente dirigida al objetivo de reactivar sus funciones; la práctica del yoga; mantener emociones positivas como la alegría y el optimismo; reducir el consumo de flúor; reducir el consumo de azúcar refinada, evitar la cafeína, evitar pastas dentales que contengan flúor (se puede sustituir la pasta dental comercial por una pasta casera realizada con agua y bicarbonato de sodio). Asimismo, hay quienes creen que al proporcionar pequeños y suaves golpecitos en la frente, se estimula el área donde se ubica esta glándula, activándola a través de la vibración.

 

 

Fuentes de información:

es.wikipedia.org

bioguia.com

@DespiertaSomosUno

 

15/01/2021

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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