LA PSICOLOGÍA DEPORTIVA

 

 

Muchos deportistas, por no decir casi todos, consideran que la psicología es importante y fundamental para el logro de un óptimo rendimiento y alcanzar objetivos; sin embargo, algunos de ellos son renuentes a la intervención de un psicólogo en su equipo o práctica deportiva individual. En oportunidades he escuchado directa e indirectamente, de los propios jóvenes y adultos deportistas: ¿Psicólogo?, ¿para qué?, ¡acaso estoy loco!, ¡yo sé más que el psicólogo!, ¡yo lo engaño y no pasa nada!, ¡no me gusta laborar con un psicólogo!, ¡mejor apoyen con infraestructura, ropa deportiva, paguen más y no gasten en psicólogo!

 

Será tal vez que los deportistas que han laborado en alguna oportunidad con un psicólogo lo vieron como un espía, como el chismoso del técnico o entrenador, como un evaluador encargado de brindar charlas aburridas o como el circunspecto y distante profesional de la psicología. Quizás también se suma a ello, que algunos de los profesionales de la psicología que se vincularon a la actividad deportiva carecían de la formación e información de la especialidad (psicología deportiva), lo que es un gran inconveniente para desempeñar una labor eficiente.

 

La percepción de los deportistas hacia el psicólogo no ha sido últimamente, de las mejores que digamos, y es que otra razón importante de las limitaciones del servicio psicológico, principalmente para jóvenes y adultos deportistas, es que cuando el profesional de la psicología incursiona en una institución deportiva, se encuentra con una infraestructura institucional que está señalada, diseñada y organizada para el entrenador, el preparador físico, el directivo, el médico, el kinesiólogo, el utilero y el delegado; pero no para el psicólogo. El joven y adulto deportista están acostumbrados a entrenar durante unas horas y después de un extenuante entrenamiento, se duchan y se van; y, en estas condiciones ¿qué tan dispuesto estaría un deportista de laborar un tiempo más con el psicólogo?, ¡así sea el mejor profesional del mundo, realizando la mejor labor del mundo!, lo más probable es que el deportista sienta que se le quita el tiempo de su rutina diaria, lo cual le incomoda; sin embargo, en qué medida el dirigente está dispuesto a comprometerse en respaldar y brindar las condiciones para la labor psicológica; y finalmente, en qué medida el entrenador y los padres de familia están dispuestos a apoyar y respaldar la figura del psicólogo.

 

Además, ¿Se podrá medir el rendimiento psicológico a partir del psicólogo?, atribuir al psicólogo el “rendimiento psicológico” del equipo o del deporte, es otro concepto equivocado. El rendimiento psicológico está envuelto y relacionado a toda una institución, existiendo responsabilidades compartidas; por eso, una actitud, situación, palabra mal dicha, mal pronunciada, mal interpretada, salida dentro o fuera del entorno deportivo influye y todo se desbarata; pero ¿a quién le importa, aparte del psicólogo, la parte humana y emocional del deportista mientras no consigue un resultado, sabiendo que si gana es lo máximo y si pierde es lo peor?

 

 

Existe mucho que decir y analizar en referencia a la labor del psicólogo inmerso en la actividad deportiva, pero primero tendríamos que definir claramente la participación del psicólogo dentro de un deporte (individual o colectivo) y saber dar la importancia que tiene el entorno en el desarrollo efectivo de su labor.

 

 

Mg. Franz Rivera Mansilla

Psicosociología Deportiva

@rivermansilla

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Si desean tener más información sobre temas psicológicos vinculados con el deporte, les recomendamos adquirir el libro “El poder del deporte” de Franz Rivera Mansilla en la librería de su preferencia.

 

 

 

06/01/2021

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