Participación de Perú en el Mundial Rusia 2018

 

 

PINCELADA EN EL TIEMPO (Historia y Antecedentes)

Década de los 70. Añorados años del fútbol peruano; época dorada de talento y esfuerzo que alcanzó para el reconocimiento internacional. Campeón Copa América (75), manifestación de “amor a la camiseta”, la fruta compartida en camerinos y pichanguitas en la calle.

 

Década de los 80. Clasificación a un mundial (82) y tragedia aérea del Club Alianza Lima (87). Crece la retórica orientada a la formación de menores. Años de “inercia” en una década de miedo e inseguridad por el terrorismo y la crisis económica.

 

Década de los 90. El mundo del fútbol se moderniza (fútbol para todos y negocio para pocos). En el Perú se institucionalizan academias y escuelas para menores; arremete la ciencia y tecnología que invade las mentes y adormece los cuerpos (sedentarismo). Años de crisis económica y política, donde el fútbol parecía ser una “estrategia psicosocial”.

 

En la primera década del siglo XX  se consolidó el fútbol peruano como “gitano” con el binomio de la esperanza y la idea de que “matemáticamente se puede”; las academias para menores se pusieron de moda. Mejora y crece la economía del país, se disfruta de la tecnología jugando Soccer en PlayStation.

 

Hoy, 36 años después de ausencias en mundiales, se guardó la esperanza cobijada en los recuerdos de los 70; donde el esfuerzo y el talento eran evidentes pero no suficientes para el éxito. El fútbol se alimenta de la emoción y el dinero, se mantiene vivo en la esperanza, se renueva con el optimismo, se estimula con la polémica, se satisface en el esfuerzo y se obnubila en el gol.

La expectativa de un mejor futuro deportivo está en los hombros de los niños y la ansiedad de resultados positivos en la mente de los adultos, los padres anhelan éxitos en una sociedad metalizada y mentalizada en creciente sedentarismo. El Perú tiene talento, pero ¿cómo gestionarlo a la luz de la modernidad?

 

DEL “SUEÑO” HECHO REALIDAD (Proceso y Contexto)

Primer momento. A mediados del año 2016 preguntaron ¿Perú va al mundial?, y la respuesta fue: “Está difícil que Perú clasifique al mundial” sustentado en un 8vo lugar de 10 posibles, con 8 puntos, a 9 del 5to lugar que tenía 16 puntos en ese entonces, sin puntos ganados a Bolivia en mesa, a 8 partidos por jugar, parecía ser la historia de siempre, no alcanzaba el esfuerzo, los nombres, el jugar bien y demás.

Segundo momento. Luego que Perú sumara 11 puntos, gracias a los 3 ganados a Bolivia en mesa, y contando con un equipo solidario, no basado en nombres, sino en sintonía, fortaleza e identidad futbolística; empezó a escribirse una historia diferente. Fue un “aliento” de vida acercarse numéricamente al 5to lugar y haber logrado un grupo de futbolistas con ambición de gloria; los sueños se hicieron realidad, aunque siempre estuvo presente la idea de lo impredecible que es el fútbol peruano (“hoy ganan al favorito y mañana pueden perder con el rival más débil”).

 

Entorno. Observar la expectativa, el ímpetu y los buenos deseos, por la posible clasificación de Perú a una cita mundial, me hizo pensar que una sociedad como la nuestra, puede lograr cosas importantes si se propone sintonizar en ideas; qué bueno sería sintonizar en interés por los simulacros de sismo, tener la misma expectativa y emoción por descontaminar nuestro planeta, el mismo esfuerzo para combatir la delincuencia, dejar la corrupción o adquirir hábitos saludables. Los peruanos pueden unirse y sintonizar frente a una causa común y el fútbol puede ser un instrumento para ello.

 

Resultado. El grupo humano que logró la clasificación, se ganó el respeto y el reconocimiento (nada que reprochar), pero se debe reconocer que los resultados positivos no fueron producto del sistema deportivo del fútbol peruano o por lo menos no del todo; ni mucho menos de una superioridad futbolística frente a todos los rivales de turno; la clasificación fue la suma afortunada de resultados, circunstancias y capacidades en favor de la selección peruana de fútbol, algo que siempre era esquivo y no se daba; un ejemplo aproximado de ello es el Club Cienciano del Cuzco, Campeón de la Copa y de la Recopa Sudamericana en el 2003 - 2004.

 

“FIEBRE” POR EL FÚTBOL

Por varias semanas se hizo imposible no hablar de fútbol, era abrumador; pero ¿cuáles podrían ser los pros y contras del pase al Mundial Rusia 2018?

 

Alegría. El aficionado al deporte y en especial al futbol, sintió mucha alegría y contento en un contexto de adversidad y dificultad social que se vivía como consecuencia del desastre natural del Niño Costero, la economía en dificultades y demás; aun siendo transitorio, hubo buen humor y gozo.

 

 

Autoestima. Se confirmó y se confía que el Perú tiene talento, que el peruano ¡Sí puede!, que luchar por los “sueños” vale la pena. A la necesidad del éxito como sociedad se sumó la satisfacción de saber que “Sí se puede”.

 

Expectativa. La esperanza y confianza de lograr nuevos y mayores objetivos se pondrá de manifiesto con mayor intensidad. La expectativa estará frente al mundial y al nuevo proceso eliminatorio.

 

Unidad. Se manifestó una “sintonía” generalizada de emociones y pensamientos en torno al fútbol, la misma que continuará. Sería bueno proyectarlo a otros quehaceres del deber ciudadano.

 

Afición. El fútbol y sus variantes, será el deporte más solicitado (si era importante, lo será más aún). Habrá más aficionados, en especial niños y adolescentes. Puede ser que se minimice la presencia social de otros deportes, lo cual implica menor cobertura, interés, inversión y desarrollo.

 

Dinero. En “teoría” debería haber mayor inversión e inversionistas en el producto llamado fútbol. La idea de “Fútbol para todos y negocio para pocos” se fortalecerá. El movimiento económico a pequeña y mediana escala favoreció a empresarios, comerciantes, ambulantes y otros.

 

Dirigencia. ¿Cuánto podrá mejorar el “futbol peruano” con el aporte de la misma y ya conocida estructura dirigencial y sistema organizativo? ¿Mejorarán los resultados internacionales? Se verá y se esperan mayores cambios estructurales del sistema deportivo del fútbol; además del entusiasmo y simpatía por el deporte.

 

Oportunidad. Coyunturalmente, sería posible el punto de partida de un cambio estructural y funcional del sistema deportivo del fútbol peruano y del deporte en general.

 

 

FRENTE A LA REALIDAD

El fútbol posee tres expresiones sociales que son: 

Fútbol como “espectáculo”, traducido en el alto rendimiento deportivo cuyo producto es principalmente mostrado, vendido y resaltado por los diferentes canales de comunicación social; los consumidores son espectadores que disfrutan sintiéndose parte o identificándose con una institución deportiva.

 

Fútbol como “competencia”, donde se concentra la mayor cantidad de aficionados e hinchas del deporte “rey”, que son activos participantes con la esperanza y expectativa de alcanzar el alto rendimiento para ser parte del “espectáculo”.

 

Fútbol como “diversión”, cuya mejor expresión es ver a los niños libres en un parque, en la calle, en una loza deportiva; las pichangas de fin de semana, el juego de pelota después de la jornada laboral, etc.

 

Con el fenómeno social “fiebre por el fútbol”, las tres expresiones deportivas del mismo se estrechan, generando mejores posibilidades y condiciones de desarrollo del deporte en un contexto social.

 

Todo queda en expectativa con respecto a la participación de Perú en el Mundial de Rusia 2018; a los cambios que proponga y ejecute la Federación Peruana de Fútbol; a los resultados de las participaciones de equipos peruanos en lides internacionales (Copa Libertadores, Copa Sudamericana o partidos amistosos); al rendimiento y formación deportiva de la división de menores; a la capacidad y capacitación de las dirigencias locales, árbitros y demás engranajes del fútbol; a la mejora de infraestructura, logística, sistema de campeonatos y demás labores de la dirigencia nacional y local.

 

 

El Perú posee capacidad y  talento deportivo y el reto será abordar de forma seria y responsable un proceso de modernización y “homologación” de estándares internacionales de competencia, considerando modelos sociales exitosos para el fútbol.

 

 

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