Tiempos Modernos

La sociedad reconoce y enfatiza la preparación intelectual (académica) como factor único o indispensable para crear un futuro; el estudio es insustituible en la superación personal, pero, ¿dónde queda el deporte? 

Las siguientes son frases muy comunes de los padres preocupados por el futuro de sus hijos: “Si desapruebas, no haces deporte”, “El estudio está primero, porque del deporte no vas a vivir”. Mientras que los hijos que gustan y disfrutan del deporte afirman: “Por favor, no me dejes sin deporte, te juro que voy a estudiar”, “No quiero dejar el deporte, pero tampoco decepcionarlos”.

ALTO RENDIMIENTO DEPORTIVO

Los sistemas educativos, tanto universitarios como de educación básica regular, aún poseen esquemas defectuosos en la promoción de la actividad deportiva, las cuales deben ser superadas con mayor tolerancia, coordinación, creatividad y sobre todo sensibilización y acción de actividad recreativa (no solo competitiva) asociada al deporte.

Los estudios universitarios y el alto rendimiento deportivo pueden y deben convivir paralelamente, siempre y cuando, idealmente se priorice uno de ellos, y el otro acompañe el desarrollo personal. Por ejemplo: si la prioridad es el deporte; los estudios deben cumplir la función de progreso personal y mejora cognitiva en beneficio y complemento del deporte y en el avance de los objetivos académicos. Si la prioridad es el deporte, una manera inteligente de aliviar las cargas académicas es tomar menos cursos por semestre, por ejemplo, si son seis cursos semestrales, se pueden llevar dos o tres materias. El deporte no tiene por qué postergar o perjudicar el desarrollo académico; lo que sí es indispensable es que se desarrollen políticas deportivas que protejan a los deportistas que representan al Perú y logran resultados emblemáticos.

Actualmente, con diversas dificultades y dentro de un periodo de tiempo determinado, sí se puede vivir del deporte y para el deporte.

DEPORTE RECREATIVO

La actividad recreativa asociada al deporte no siempre debe expresarse a través de la competencia.

Hoy en día, muchos padres de familia enfocan sus esfuerzos en inculcar hábitos saludables en sus hijos a través del deporte competitivo, lo que a veces genera problemas en el rendimiento académico y, como resultado, los jóvenes reciben constantes advertencias de que dejarán de hacer deporte a causa de su bajo rendimiento escolar. Por otro lado, también existen los casos extremos de un desinterés total por el deporte.

Los padres manejan a los hijos, mientras son pequeños; pero la mayoría de ellos condicionan el deporte a un mayor rendimiento académico y se oyen frases como: “Solo harás deporte, si cumples con mis condiciones”.

Para la mayoría de los padres, si se debe elegir entre deporte o estudio, siempre tendrá prioridad el estudio.

Es verdad que un individuo sin estudios tiene ciertas desventajas en relación al que lo posee; pero también debemos tomar conciencia que una vida sedentaria solo garantiza un camino directo a las enfermedades. En conclusión, no se trata de priorizar o enfatizar uno sobre otro, sino de comprender que tanto estudiar como hacer deporte son actividades complementarias e inseparables; es decir, deporte y estudio deben ser actividades paralelas.

Alguien cultivado intelectualmente, pierde su aporte si de joven encuentra la enfermedad fruto del sedentarismo, y algunos dirán cruelmente: “Es un inútil cargado de conocimientos”; y, por otro lado, un gran deportista, modelo a imitar por niños y jóvenes, será poco trascendente si olvida cultivar su intelecto junto a los valores, y, en este caso algunos dirán cruelmente: “Es un torpe cargado de medallas”.

RECOMENDACIÓN

El deporte y el estudio pueden y deben ser actividades desarrolladas de manera eficiente y de forma paralela con disciplina y esfuerzo. Los niños y adolescentes son los llamados a beneficiarse de los dones del deporte; debiendo ser éste último, una actividad frecuente y extracurricular.

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