CUANDO SEA GRANDE, QUIERO SER FELIZ

 

Este debería ser el deseo primordial de todo niño, prolongar su felicidad en este mundo.  Por desgracia los paradigmas y visión paterna cambian este destino y lo llevan a un fin materialista, egoísta e infeliz.

 

Aún nuestro niño interior, hoy que somos adultos, reclama esta felicidad que tenía antaño cuando vivía día a día disfrutando de su entorno simple y sencillo.

 

La pureza y sencillez que envuelven al niño son motores que lo llevan a ser feliz. La inocencia y frescura de sentimientos lo hacen un ser diferente y especial.

 

Ese niño aún vive en ti, escúchalo, aliméntalo, vive desde él y serás más libre y feliz.

 

Esa madurez mal entendida ha generado mucha infelicidad, frustración y miedo.

 

¡Libérate alma mía, estás a tiempo!

 

 

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¡Esperamos que esta reflexión les haya sido útil!

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15/02/2023

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