EL INCONSCIENTE

 

 

“Inconsciente” es una palabra muy utilizada en el lenguaje cotidiano y en diversas ocasiones la oímos en expresiones como: “inconscientemente lo deseabas”, “algo en tu inconsciente te llevó a eso”, “fue algo inconsciente, no quería hacerlo”. Este término es, probablemente, la más grande herencia que el psicoanálisis le ha dejado a la mayoría de las personas no familiarizadas con la teoría. Las breves líneas que siguen intentan brindar un conocimiento más amplio de lo que implica este concepto.

 

 

¿Psicoanálisis?

Para empezar, es bueno hacer una importante diferenciación: psicoanálisis y psicología no son lo mismo. La psicología es, en líneas generales, el estudio del comportamiento y los procesos mentales de los individuos.

 

Por otro lado, el psicoanálisis es una teoría creada por el famoso psiquiatra Sigmund Freud hacia el final del siglo XIX e inicios del XX. Médico de formación, Freud se interesó por explicar las neurosis o malestares psicológicos y psiquiátricos de una manera distinta a la habitual para la época.

 

En esta búsqueda de explicaciones se desarrollaron conceptos como inconsciente, complejo de Edipo, ello, superyó y mecanismos de defensa, entre otros. Si bien no es objeto del presente artículo ahondar en el mundo del psicoanálisis, podemos definirlo como:

 

1. Un método de investigación que consiste esencialmente en evidenciar la significación inconsciente de las palabras, actos y producciones imaginarias (sueños, fantasías, delirios) del individuo.

 

2. Un método psicoterápico basado en este método de investigación y caracterizado por la interpretación.

 

3. Un conjunto de teorías psicológicas y psicopatológicas que sistematizan los datos aportados por el método psicoanalítico de investigación y tratamiento.

 

Evidentemente, esta teoría ha tenido diversas vías de desarrollo (ya sea por expansión u oposición), partiendo siempre de los postulados de su fundador. Por tal motivo, se dice que Freud sentó las bases de la psicoterapia general.

 

 

El inconsciente

Si bien Freud no fue el primero en utilizar este término, sí le dio una gran importancia y popularidad. A continuación, intentemos formular una visión psicoanalítica de este concepto.

 

Desde el punto de vista de esta teoría, el inconsciente es una parte de nuestra mente a la que la conciencia no tiene acceso directo. Sin embargo, se manifiesta por medio de los sueños, los lapsus, chistes, juegos de palabras y síntomas.

 

Gran parte del inconsciente está constituido por contenido que ha sido reprimido durante la infancia. La represión es una forma de contención, pero lo que está sujeto a ella buscará constantemente llegar ahí donde se le impide. Surgen así las pulsiones: energías psíquicas profundas que dirigen la acción hacia un fin y se descargan, aunque nunca completamente, al conseguirlo. Las pulsiones buscan siempre su máxima satisfacción y están orientadas a burlar la censura.

 

Es por eso que las motivaciones humanas, entendidas desde esta perspectiva, se originan en deseos inconscientes que dan lugar a la voluntad de placer. Aparece además una lucha interna entre estas demandas y el sentido de realidad, el cual orienta a las personas a adecuarse al contexto en el que se encuentran.

 

La única manera de conocer los contenidos a los que hacen referencia es, justamente, cuando logran filtrarse en la conciencia gracias a las manifestaciones mencionadas. Lo que busca el psicoanálisis es facilitar su traducción y permitir una comprensión más amplia del contenido intrapsíquico de las personas.

 

Toda neurosis o padecimiento psicológico tendrá su punto de partida ahí donde la conciencia no puede llegar. Se postula que cuando el individuo llega al “origen”, supera el conflicto o disminuye en gran medida sus efectos. Este proceso puede demandar muchos años y requiere compromiso y perseverancia.

 

Uno de los discípulos de Freud, llamado Carl Gustav Jung, tomó el concepto de inconsciente personal y lo llevó más allá. Jung reformuló ciertos aspectos de la visión freudiana y su principal aporte fue plantear la existencia de un inconsciente colectivo.

 

En esta nueva aproximación, se plantea la existencia de un sustrato común a todos los seres humanos de todos los tiempos y lugares. En este ámbito compartido se conservan una diversidad de símbolos primitivos que integran contenidos de la psique que van más allá de la razón. Esta simbología se hace presente, por ejemplo, en mitos de diversas culturas o en las religiones del mundo.

 

 

Observaciones a la visión psicoanalítica del inconsciente

Una crítica importante que se le hace a esta teoría es el determinismo, ya que los contenidos inconscientes orientarían en gran medida la conducta de las personas. Las motivaciones dirigidas por la voluntad de placer dan la impresión de desencadenar constantes luchas internas, sobre las que el sujeto poco o nada puede hacer.

 

El mismo Freud repetía una frase que puede resultar reveladora: “infancia es destino”. Esto denota cierta intencionalidad determinista en los postulados del autor.

 

Aquí se puede plantear una pregunta interesante: ¿de quién es ese inconsciente? En diversas ocasiones los individuos podrían quedarse fijos en la idea de que aquello que no conocen de sí mismos los hace actuar de una u otra manera. En otras palabras, este razonamiento podría convertirse en una poderosa herramienta de autojustificación que impida emprender cambios significativos. La pregunta planteada devuelve la responsabilidad al portador de este contenido intrapsíquico, convirtiéndolo en actor protagónico de su propia película.

 

 

Otras concepciones del inconsciente

Hay psicólogos que laboran desde otras formas de entender este constructo.* En el paradigma cognitivista afirman que lo “no consciente” es todo aquello no mediado por la toma de conciencia. Por ejemplo, la acción de un conductor experimentado que conduce su carro sin necesidad de prestarle atención a lo que está haciendo constituye un proceso “automatizado”.

 

Otra aproximación distinta es la que sostienen algunos existencialistas, quienes denominan “experiencia inconsciente” a todo aquello que sea parte de la vivencia pero elegimos dejar de lado con algún fin posterior. La experiencia inconsciente podría ser, por ejemplo, mantener cierta forma de comportamiento que reporte algún tipo de ganancia afectiva.

 

Tal como se mencionó al comienzo, “inconsciente” es una palabra muy utilizada en el lenguaje cotidiano. Además, hemos podido ver que en el ámbito académico sucede lo mismo. Si bien hay otras formas de pensar al respecto, lo que pretendimos fue dar una revisión simple y muy breve de las teorías más populares. De cualquier manera, este constructo siempre generará polémica, sobre todo porque se trata del estudio de la mente humana.

 

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(*) Entidad hipotética difícil de definir dentro de una teoría científica.

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