¿ERES PERFECCIONISTA?

 

 

En mi última consultoría en la etapa del coaching personalizado al gerente general del negocio surgió esta confesión que me permito compartir:

 

Mi papel principal como gerente era desarrollar nuevas ideas y presentarlas a la cima de la empresa. La vida cotidiana implicaba crear, validar y revisar diapositivas de power point. El producto final que entregué tenía muy poco que ver con mi idea original sobre un tema en particular.

 

Desafortunadamente, nací con poco sentido estético y la producción de diapositivas siempre me ha dado mucha ansiedad y angustia: ¿se veía bien o no? ¿Será aprobado o tendré que rehacerlo? El resultado de esto fue que, en lugar de refinar mis ideas y análisis, me obsesioné durante horas pensando en qué montaje visual probablemente despertaría la admiración de mis superiores. Muchas de estas presentaciones ni siquiera fueron utilizadas.

 

Ahora paso a explicar lo que considero puede ser de vuestro interés dado que es uno de los hallazgos reiterativos en mi devenir por diferentes empresas, en diferentes niveles de las organizaciones.

 

Ciertos entornos de trabajo, estilos de liderazgo y estructuras jerárquicas estimulan las tendencias perfeccionistas. Los empleados se quedan atrapados en el ciclo interminable de revisiones para producir la respuesta perfecta que complacerá al jefe en lugar de buscar la mejor solución. La experiencia de trabajar en tales entornos ciertamente mejora la calidad visual de las entregas, pero también se corre el riesgo de perder el foco en el objetivo final al tratar de producir la entrega perfecta.

 

Para algunas personas, la razón del perfeccionismo es interna. Es un aspecto de la personalidad caracterizado por una "búsqueda de la perfección y el establecimiento de estándares de desempeño extremadamente altos, acompañados de evaluaciones ultra críticas del propio comportamiento". Para un perfeccionista que trabaja en un ambiente muy competitivo y exigente, rodeado de otros perfeccionistas, la lucha es diaria y puede causar altos niveles de ansiedad y estrés. El perfeccionismo también se correlaciona con el síndrome del impostor: el temor de que las personas descubran que él o ella es un fraude y que no merece estar allí.

 

Las personas perfeccionistas caen en dificultades cognitivas (pensamientos limitantes) que pueden afectar su rendimiento y, finalmente, ponerlas en un estado de tensión mental.

 

Si usted es un perfeccionista nato, no permita que este comportamiento se convierta en una barrera para su desempeño. Evite los siguientes escollos cognitivos:

 

1. Pensando en todo o nada. La tendencia a clasificar cualquier cosa que no sea absolutamente espectacular o cualquier comentario negativo como un fracaso completo.

 

Estrategia de salida

Busca el área gris. ¿Su proyecto es realmente tan malo y no se puede presentar como es o tiene sus partes buenas? ¿Cuál es la importancia de una entrega perfecta en el contexto dado? La regla 80/20 puede ayudar a priorizar el esfuerzo y la atención, dependiendo de la importancia de la entrega. Reformule los comentarios negativos como una entrada en lugar de un veredicto (piense: "Todavía no es bueno. ¿Cómo puedo mejorar?" En lugar de "No soy bueno" o "Nunca será apropiado").

 

2. Personalización

Atribuye el fracaso solo a ti mismo.

Estrategia de salida

Evaluar cómo otras personas y circunstancias contribuyeron al resultado.

 

3. Externalización

Siempre responsabiliza a los demás cuando algo sale mal, no asume su rol y nunca adapta su enfoque.

Estrategia de salida

Evalúe cómo contribuyó al resultado del proyecto y qué podría hacer o comunicar de manera diferente la próxima vez.

 

Hemos dado estos ejemplos aplicados a la vida laboral, pero puede ayudarnos en todos los ámbitos de la vida.

 

 

A veces es difícil separarse emocionalmente de la situación uno solo. En este caso, busque una persona de confianza para solicitar retroalimentación objetiva y que lo ayude a organizar el pensamiento para vencer estos obstáculos.

 

 

Colaborador anónimo

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