LOS VIAJES FELICES

 

 

 

 

 

 

 

Un paseo o un viaje en familia pueden representar aventuras necesarias para fortalecer lazos importantes. Sin embargo, la pregunta reaparece: ¿Un paseo familiar es, en el marco presente, una aventura?

 

Si consideramos la disponibilidad de tecnologías como GPS, contacto móvil, aire acondicionado, entre otros, el riesgo de una aventura se reduce a un lapso de tiempo de experiencias artificiales.

 

¿Cuál podría ser el propósito de una aventura donde se presentan tantas comodidades? Estar cómodo no representa una situación negativa, pero el vocablo aventura no sugiere disfrutar únicamente de placeres mientras se realiza.

 

Vivir una aventura es experimentar un viaje que no se limita a espacios externos. Anteriormente, y aún en el presente de manera escasa, los viajes y aventuras eran un espacio de descubrimiento y fortalecimiento personal.

 

Imaginen al ser humano, diminuto y mortal, que enfrenta a la naturaleza indómita. Una aventura representaba para la persona un encuentro directo con una naturaleza poderosa que habría de seguir tiempo después de la visita humana. Pero en sus pasos osados, en su atrevimiento, su creatividad y su fortaleza espiritual el ser humano era capaz de imprimir su presencia en el marco natural.

 

La naturaleza, tiempo después de la ausencia del ser humano, habría de recordarlo por su coraje y las maneras en las que este último habría aprendido a apreciarla.

 

Una aventura, entonces, es un pasaje o viaje emocional donde se sufre y padece, pero donde también se crece y reconoce el carácter. Esta última característica no solo consigue definir a una persona, sino que es el instrumental en la aproximación de todo individuo hacia la felicidad.

 

 

 

LOS VIAJES DE ANTES

El ser humano posee un instinto natural de supervivencia. Desde que el Homo Erectus se decidió a penetrar zonas inexploradas durante los primeros años de la humanidad, nuestro deseo por descubrir se basa en desarrollarnos y sobrevivir.

 

Somos seres con una poderosa capacidad de adaptación y de búsqueda. Y, aunque hemos sido capaces de atrocidades, también hemos contribuido para el “otro” de formas inimaginables.

 

Los viajes de antes representan la necesidad de descubrir tanto la zona desconocida como la fortaleza espiritual que puede definirnos. Cristóbal Colón arribó a América por su tenacidad empecinada de persistir ante las aguas inexploradas. Hugh Glass atravesó los bosques gélidos del oeste norteamericano para sobrevivir a la traición de amistades cercanas en un periplo que lo definió como persona durante sus últimos años de vida. Neil Armstrong pisó la luna y observó más allá de las estrellas. Arqueólogos e historiadores viajan a diario para desentrañar nuestros orígenes y conocernos como especie con mayor detalle.

 

Nuestra historia está definida por personas que han tomado pocas pertenencias y se han lanzado a explorar. Los viajes de antes definen muchos lugares que ahora son comunes para nosotros.

 

Pero alguien llegó a ellos primero.

 

 

 

LA FELICIDAD DEL DESCUBRIMIENTO

Todo ser humano se desenvuelve en la Tierra mediante el movimiento. Los minutos del día pasan y nosotros nos movemos.

 

En la actualidad, por supuesto, este movimiento se ve limitado en su mayoría a moverse de un cuarto a otro. Pero si analizamos con cuidado lo que impulsa al movimiento, descubrimos que aquello que nos motiva a avanzar es el hecho de aproximarnos a nuestras metas.

Y es fabuloso reconocer que mucho de lo que ahora conocemos era antes la ilusión de una mujer u hombre que dejó de soñar mentalmente y salió en un viaje a buscar lo que pensaba debía suceder en la realidad.

 

 

 

LOS VIAJES DE AHORA

En la actualidad, la sed por descubrir y explorar se ha mermado en comparación al pasado. Los viajes del ser humano moderno son asistidos por aparatos que evitan dificultades e impiden la costumbre del riesgo. Ante la falta de problemas y obstáculos, la ausencia de creatividad se hace notable.

 

Es cierto que durante viajes familiares es importante tomar precauciones, particularmente si se tiene hijos muy pequeños. Pero es importante también infundir un sentido de aventura y de asumir riesgos en nuestros hijos desde una edad temprana.

 

Los niños y niñas acostumbrados a obstáculos e impedimentos pueden desarrollar no únicamente creatividad, sino también optimismo, ilusión, criterio y empatía.

 

En la actualidad todavía existen personas que han definido sus vidas mediante viajes personales para encontrarse a sí mismos.

 

¡Conozcamos a algunos!

 

 

 

VIAJES PERSONALES

 

Elizabeth Gilbert

La periodista neoyorquina Elizabeth Gilbert abandonó las comodidades de su vida metropolitana y se lanzó en un viaje de un año entero por países donde esperaba reencontrarse con su fe y su deseo de rezar.

 

Italia y la India fueron los lugares principales donde reconoció la distinción entre el placer y la apreciación personal. Luego de once meses de búsqueda personal, Elizabeth encontró su propósito y en la actualidad es una autora con ventas millonarias y una de las principales exaltadoras de la importancia que tiene viajar.

 

 

Alejandro González Iñárritu

El director mexicano que ha acumulado tres estatuillas Óscar por su película El hombre pájaro, era un joven solitario en Barcelona unas décadas atrás.

 

A temprana edad, y aún sin haber ingresado a la universidad, Iñárritu abordó un barco de carga y se dirigió a Europa con tan solo veinte euros en el bolsillo.

 

Padeció hambre, vivió en los parques, conoció personajes mundanos y experimentó el privilegio de ser un observador. Esa etapa de viajes definió el carácter y la sensibilidad del director mexicano. Las pesadumbres se convirtieron en una estrategia y una herramienta de combustible para progresar ante la adversidad.

 

Su amplio conocimiento artístico fue finalmente consolidado este año por los premios Oscar. “Consolidado” es un término por supuesto formal, pues Iñárritu ya había consolidado sus nociones del mundo años atrás, durante su atrevimiento y sus viajes.

 

Podríamos continuar con las experiencias vividas de muchos, pero Bien de Salud los alienta a buscar la felicidad de viajar por medio de las siguientes películas que precisamente celebran el descubrimiento personal:

 

- Hacia rutas salvajes (Director: Sean Penn)

- Alma salvaje (Director: Jean-Marc Vallée)

- Una aventura extraordinaria (Director: Ang Lee)

- Nebraska (Director: Alexander Payne)

- Los descendientes (Director: Alexander Payne)

- Qué tan lejos (Director: Tania Hermida)

- Siete años en el Tíbet (Director: Jean-Jacques Annaud)

- Tentados por el desastre (Director: David O Russell)

 

El Portal Bien de Salud quiere escuchar sus historias, salgan de la rutina, descubran, exploren y encuentren nuevas formas de ser felices.

 

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