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Las personas con enfermedades crónicas que requieren inyecciones diarias ya no tendrían que sufrir constantes pinchazos.

 

Solo es cuestión de tiempo para que los fármacos inyectables se administren a través de parches con microagujas indoloras en vez de usar las inyecciones tradicionales (tan desagradables para la mayoría de la gente). Muchos científicos están tratando de diseñar un material flexible y cómodo para lograr una penetración efectiva de la microaguja en la piel; pero unos investigadores suecos ya están encontrando la solución ideal.

 

En un estudio reciente, el equipo de Mina Rajabi y Frank Niklaus, del Real Instituto de Tecnología de Estocolmo en Suecia, consiguió completar con éxito una prueba con su parche de microagujas que combina agujas de acero inoxidable incrustadas en una base de polímero blando, probablemente la primera combinación de su tipo que se estudia científicamente.

 

A diferencia de los parches epidérmicos, las microagujas penetran en la capa superior de la piel, pero solo lo necesario para evitar tocar los nervios. Esto permite inyectar fármacos, obtener señales fisiológicas para dispositivos de medición del estado físico, extraer fluidos corporales para vigilar el nivel de glucosa en tiempo real, detectar el nivel de pH y otros marcadores de diagnóstico, y también para efectuar tratamientos cosméticos de la piel y tratamientos bioeléctricos.

 

El material blando hace que el parche sea cómodo de llevar, mientras que las agujas rígidas aseguran una penetración fiable en la piel.

 

Prácticamente todos los conjuntos de microagujas creados en la actualidad son “monolíticos”, es decir, las agujas y su base de apoyo están hechos del mismo material, que generalmente es duro y rígido. A pesar que esto permite que las microagujas penetren en la piel, son incómodos. Por otro lado, si todo el conjunto se fabrica con materiales más blandos, se pueden llevar cómodamente, pero la capacidad de las agujas blandas para penetrar en la piel es menos efectiva.

 

Rajabi, Niklaus y sus colegas han probado dos versiones de su dispositivo, una tiene la capacidad de estirarse y es ligeramente más flexible que la otra. El parche más flexible se adaptó bien a las imperfecciones de la superficie de la piel y las 50 agujas penetraron durante una prueba de 30 minutos de duración.

 

Un parche de microagujas, con todos los beneficios que se espera que tengan los de esta nueva variedad, podría ser de gran utilidad para la asistencia sanitaria. “Las personas con enfermedades crónicas que requieren inyecciones diarias ya no tendrán que sufrir constantes pinchazos”, señala Nicolas Roxhed, del equipo de investigación y desarrollo.

 

Los resultados del estudio se han hecho públicos a través de la revista académica PLOS ONE.

 

 

Referencias:

Rajabi M, Roxhed N, Shafagh RZ, Haraldson T, Fischer AC, Wijngaart Wvd, et al. (2016) Flexible and Stretchable Microneedle Patches with Integrated Rigid Stainless Steel Microneedles for Transdermal Biointerfacing.

 

 

 

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