¿QUÉ SUCEDE CUANDO NO SE DUERME LO SUFICIENTE?

 

 

La relación de la falta de sueño con el estrés y la fatiga es muy profunda. Sabemos que los niveles altos y prolongados de estrés son causa y origen de varias enfermedades. Y, realmente, nos preocupamos por el estrés: leemos libros de autoayuda, hacemos yoga, meditación, nos hacemos masajes. Sin embargo, muchos de nosotros volvemos al mismo estado de estrés o de fatiga crónica. Si analizamos, por ejemplo, que laboramos más horas, al final del día pasamos factura a nuestras horas de sueño. Atribuimos la causa del estrés y la fatiga a nuestras largas actividades pero, en realidad, es exclusivamente porque se duerme menos.

 

Cuando se duerme menos horas o no se duerme, inmediatamente se elevan los niveles de la hormona del estrés denominada cortisol. Esta hormona nivela la presión sanguínea, el ritmo cardíaco, descompone los carbohidratos y grasas por sus funciones catabólicas. Entonces, cuando sube sus niveles, se incrementa la glucosa en la sangre, lo que nos lleva a producir energía. Pero todos los procesos bioquímicos del organismo se producen en balance y armonía como una gran orquesta, y lo que sucede cuando hay gran cantidad de cortisol es que se inhibe la hormona del crecimiento y se bloquea la reparación celular necesaria. Es aquí donde todo se vuelve un caos porque, sin el balance de regeneración celular que se consigue solo con dormir lo suficiente, el cortisol se convierte en un asesino en potencia.

 

De un reciente estudio de la Universidad de Berkeley, Estado de California, se desprende que hay una relación entre dormir poco durante algún tiempo y el desarrollo de una memoria pobre. La explicación es que existe una proteína denominada beta-amiloide cuya presencia elevada en ciertas partes del cerebro ocasiona que el sueño sea menos profundo y, en consecuencia, la memoria se vea afectada. Adicionalmente, como el sueño es de mala calidad, no se puede limpiar o eliminar esta proteína mala, y se genera un círculo vicioso.

 

Irritabilidad, cólera, depresión y cansancio mental son algunos de los síntomas que se manifiestan con la falta de sueño, no solo porque el cerebro se afecta, sino porque otros órganos y funciones vitales también se alteran. La glándula tiroidea, que juega un rol importante en la estabilización emocional, depende de las horas de sueño adecuadas en el individuo. Otros desórdenes dentro de la esfera emocional se manifiestan, incluyendo migrañas, úlceras y eczemas, que se exacerban con desórdenes crónicos del sueño.

 

Otro de los aspectos y consecuencias a considerar seriamente cuando no se duerme lo suficiente, digamos 1 o 2 horas menos, es que se pierde motivación para realizar las actividades del día. Cuando esto ocurre, es difícil prestar atención y el tiempo de reacción es muy lento. Las actividades monótonas, como manejar un vehículo, pueden tornarse muy riesgosas. Además, se pierde creatividad y se ralentiza el pensar y el discernir.

 

Cuando sacrificamos nuestro sueño, no solo podemos ser un peligro para los demás, sino que, sin quererlo, nos estamos agrediendo y dañando a nosotros mismos, incluso acelerando lentamente el fin de nuestras vidas. Junto al aire, el alimento y el agua, dormir es una necesidad para mantener nuestros órganos y sistemas vitales saludables.

 

 

Hay muchos estudios de centros médicos y universidades de Oriente y Occidente que demuestran que disminuir las horas de sueño por la noche está asociado con el riesgo de cáncer al seno y al colón, así como con la alteración de las hormonas que regulan el apetito. Dormir es tan importante para nuestra salud que, así como se lograron las campañas públicas del peligro de fumar cigarrillo, se debería hacer una campaña para sensibilizar sobre la importancia de dormir bien, en calidad y cantidad de horas.

 

Un estudio en 70,000 mujeres mostró que los ataques cardíacos aumentan en mujeres que duermen menos de siete horas por noche. Aquellas mujeres que solo duermen 5 horas tienen un 40% más de probabilidades de desarrollar una enfermedad coronaria y de sufrir un ataque al corazón. Así como la población le presta tanta atención al índice de colesterol, ¿no deberíamos pensar un poco en nuestra rutina diaria de dormir? La falta de sueño nos lleva a la hipertensión y nos hace vulnerables a los ataques cerebrales o cardíacos. Esto se debe a que mientras dormimos la presión sanguínea disminuye, y cuando permanecemos más tiempo despiertos, la presión sanguínea se mantiene más alta de lo normal.

 

Nuestro sistema inmunitario también sufre cuando no dormimos lo suficiente debido a que las células que nuestro cuerpo fabrica para defenderse de invasores extraños se reducen. Esta reducción nos deja vulnerables a resfríos, alergias, asma e incrementa el riesgo de cáncer. Por otro lado, la disminución de la testosterona, como consecuencia de dormir menos, causa disfunción sexual, tanto en hombres como en mujeres. Además, la reparación celular se detiene o es escasa, y se acelera el proceso de envejecimiento.

 

Cuando no llegamos a la fase de sueño profundo, esto sucede en el organismo:

 

· Los niveles de insulina aumentan y el cuerpo comienza a almacenar más grasa.

 

· Los niveles de la hormona que nos hace sentir satisfechos y controlar el apetito, la leptina, se altera, y el cuerpo no puede disolver la grasa correctamente.

 

· Las hormonas que regulan el apetito colisionan y sentimos más hambre.

 

· Los niveles de testosterona disminuyen, así como la libido y la habilidad para tonificar los músculos.

 

· Los niveles de la hormona del crecimiento disminuyen, con lo cual se bloquea la habilidad de frenar o desacelerar el envejecimiento.

 

Cuando se logra dormir en la fase de sueño profundo, esto sucede en el organismo:

 

· En la fase de descarga o eliminación, el organismo limpia los químicos dañinos del cerebro y del cuerpo.

 

· Las células viejas se regeneran.

 

· Los músculos y otros tejidos se reparan.

 

· Los niveles de insulina se regulan, así como la glucosa y la testosterona.

 

· El sistema inmunitario se eleva.

 

· Las hormonas grelina y leptina, que juegan un rol importante en el apetito, se estabilizan.

 

En niños, la hormona del crecimiento es responsable de ayudarlos a crecer y desarrollarse. En adultos, es esencial para todas las actividades, así como para rejuvenecer, lo que se logra permitiendo que el organismo se renueve y repare a sí mismo. Cada día nuestros cuerpos envejecen y van muriendo. La hormona del crecimiento, conocida como la fuente de la juventud, es lo único que tenemos de nuestro lado para hacer más lento este proceso. La hormona del crecimiento solo se produce mientras dormimos en la fase de sueño profundo, entonces, interrumpir el sueño en esta fase es detener su producción. No se debe despertar a nadie porque el sueño debe ser una actividad que debemos respetar y considerar como sagrada.

 

Por todo lo antes dicho, les recomiendo que duerman las horas necesarias para mantenerse en buen estado de salud, que hagan una siesta corta luego del almuerzo para que se sientan con más energía, y que eviten trasnochar para evitar trastornos y enfermedades.

 

NOTA: Si desean saber más sobre los beneficios de una buena cantidad y calidad de sueño, y todo lo que sucede en nuestro organismo mientras dormimos, estén atentos porque próximamente el Dr. José Luis Pérez-Albela publicará su nuevo libro “El sueño es sagrado”

 

www.perezalbela.pe

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