FOBIAS

 

 

 

Ante la presencia de un objeto peligroso o una situación potencialmente alarmante, como por ejemplo la exposición a los insectos, en general sentimos cierto nivel socialmente aceptado de temor.

 

Según los criterios culturales establecidos en nuestra sociedad y la crianza que hemos recibido, estos temores son entendibles y compartidos por la mayoría. Por otro lado, una fobia propiamente dicha es el espanto, exteriorizado o no, que la persona experimenta al enfrentar circunstancias que no deberían motivar esas emociones. Por ejemplo, la fobia a los payasos, que afecta principalmente a algunos niños y es completamente irracional.

 

 

 

Características y síntomas

Una serie de síntomas e indicios nos ayudarán a reconocer al miedo irracional:

 

* Cuando la persona se expone al origen del miedo la asalta una sensación de ansiedad incontrolable.

 

* Certeza de que la fuente de ese temor debe ser evitada a toda costa.

 

* Ansiedad es tan abrumadora cuando confronta la fuente del miedo, que la persona es incapaz de funcionar adecuadamente.

 

* Es habitual que los pacientes reconozcan que sus miedos son irracionales, irrazonables y exagerados. A pesar de ello, se sienten incapaces de controlarlos.

 

 

Se puede notar con facilidad que hay un tema muy recurrente en relación a las fobias y la ansiedad. Esta es la parte más característica de las fobias y cuando aparece la persona puede experimentar:

 

> Sudoración

 

> Respiración anormal

 

> Taquicardia

 

> Temblores

 

> Sofocos o escalofríos

 

> Sensación de ahogo

 

> Presión en el pecho

 

> Sequedad en la boca

 

> Confusión y desorientación

 

> Náuseas

 

> Mareo

 

> Dolor de cabeza

 

 

 

Llegado este punto, vale la pena señalar que hay dos categorías de fobias bien definidas:

 

 

Fobias específicas: se refieren al miedo desproporcionado hacia situaciones concretas, criaturas vivas, lugares, actividades u objetos. Ejemplos de esta categoría son la aracnofobia y la aerofobia.

 

 

Fobias complejas: relacionadas a un temor muy arraigado o ansiedad ante ciertas situaciones, incidentes o circunstancias. Estas características las hacen más limitantes que las fobias simples. Ejemplos: fobia social y agorafobia.

 

 

¿Cómo se originan las fobias?

Es sumamente complicado encontrar causas específicas cuando se habla de fobias. Sin embargo, es posible barajar cierto número de opciones a manera de hipótesis.

 

La explicación más popular sugiere que el desarrollo de una fobia está directamente relacionado a una experiencia traumática con el estímulo temido. Una poderosa asociación lleva al individuo a evitar eventos similares en el futuro.

 

Las asociaciones pueden ser directas o indirectas. En el primer caso, un niño puede ser picado por una araña y las consecuencias de este evento pueden haber sido muy negativas. En el segundo, la experiencia traumática pudo haber sido observada o relatada. También puede darse el caso de un miedo “transmitido” de padre a hijo, por ejemplo.

 

 

 

Tipos de fobias

 

Algunas de las fobias más comunes son:

 

* Acrofobia: temor a las alturas. Generalmente impide que la persona practique deportes de riesgo como el paracaidismo o parapente. Este problema genera fuertes niveles de ansiedad e induce en la persona conductas de evitación.

 

* Acuafobia: temor al agua. En este caso, el temor irracional del paciente va más allá del miedo y puede interferir en su vida diaria. Las personas que sufren de esta fobia suelen evitar actividades como navegar o nadar.

 

 

* Coulrofobia: temor a los payasos. Este miedo suele presentarse en la niñez y también se ha evidenciado, aunque en menor medida, en adultos. Los pacientes coinciden en que lo más aterrorizante es el maquillaje excesivo, la nariz roja y el extraño cabello que ocultan la verdadera identidad. A menudo los afectados interiorizan el miedo luego de haber visto fotos o películas de terror protagonizados por payasos.

 

 

* Agorafobia: temor a los lugares abiertos, espacios de donde es difícil de salir o no hay ayuda disponible. Puede llevar a la persona a sufrir ataques de pánico en los que la ansiedad es incontrolable. Este miedo puede presentarse acompañado de mareos, tics, sudoración y aceleración del corazón.

 

 

* Claustrofobia: temor a los espacios cerrados. Esta fobia se encuentra dentro de los trastornos de ansiedad. Aquellos que la padecen suelen evitar los ascensores, túneles o habitaciones pequeñas. Las personas claustrofóbicas afirman no tenerle miedo al espacio cerrado en sí, sino a las posibles consecuencias negativas de estar en ese lugar, como por ejemplo el riesgo de quedarse encerrado ante una emergencia o por la limitación de movimiento.

 

 

* Aracnofobia: aversión irracional a las arañas. Se trata de una de las fobias más comunes. Las personas que la padecen procuran mantenerse alejadas de lugares donde podría haber arañas o telas de araña. Al verlas, proceden a matarlas inmediatamente.

 

 

* Homofobia: este término hace referencia a la aversión a los hombres o mujeres homosexuales, aunque también incluye a personas bisexuales o transexuales.

 

 

* Fobia social: la persona encuentra dificultad con las situaciones sociales en general. Existe un profundo temor a ser juzgado por los demás, sienten que van ser examinados o evaluados y experimentan profunda vergüenza. Situaciones como hablar en público les resultan intensamente estresantes.

 

 

 

Tratamiento

Las terapias psicológicas pueden ser beneficiosas para las personas que padecen fobias y hay diversos tipos de tratamientos. Algunos de los más efectivos son los siguientes:

 

 

1. Técnica de exposición: consiste en confrontar al paciente con la situación a la que teme. Mediante un estímulo gradual y progresivo, poco a poco las personas controlan sus aversiones. Podemos ejemplificar esta técnica con la fobia a las aves. El primer paso sería mostrar la foto de un ave al paciente y tratar su reacción hasta que se sienta cómodo con ella. Luego podríamos continuar con un video y así sucesivamente hasta ponerlo frente a frente con un ave real.

 

 

2. Desensibilización sistemática: este método consiste en apelar a la imaginación del paciente. Se le pide que proyecte en su mente el estímulo temido. Como en el tratamiento anterior, la exposición o la imaginación del estímulo se detiene cuando el paciente no puede controlar su ansiedad y recomienza cuando se ha tranquilizado. Poco a poco, el paciente va resistiendo periodos más largos y pierde el miedo.

 

 

3. Terapia cognitiva: la idea es que el paciente se informe sobre la situación u objeto temido, para que la confianza le gane al temor. Este método ha mostrado gran eficacia contra la aerofobia (miedo a volar).

 

 

4. Método de choque: es una terapia conductual basada en forzar la exposición al estímulo hasta que el paciente controle su ansiedad. Este método resulta efectivo para enfrentar fobias ligeras y su duración es menor a la terapia de desensibilización o exposición.

 

 

5. Programación neurolingüística: este tratamiento aún no ha demostrado científicamente su eficacia. A pesar de ello, la novedad lo hace uno de los métodos más utilizados actualmente.

 

 

 

El uso de fármacos durante el periodo de tratamiento de una fobia no es recomendable, ya que si bien alivia los síntomas, no resuelve el problema. Finalmente, otros métodos alternativos para tratarlas son la hipnosis, los grupos de apoyo y manuales de autoayuda.

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